jueves, 28 de septiembre de 2017
Y gracias
domingo, 24 de septiembre de 2017
Segundas partes
Para mí todo empezó en la segunda parte. Me perdí el trallazo de Filipe, que respondía a la carambola que representó probablemente la única aportación atacante del Sevilla en todo el partido. Yo mientras me iba sumergiendo en Málaga capital, mendigando un puto parking. El lugar donde pude ver el partido fue un burguer de estos que están de moda ahora, con pizarritas, bombillitas sin lámpara y precio rollo Foster's Hollywood. Pillé el wifi como un sediento gringo en una cantina de la frontera pide un trago y todo fueron buenas noticias...
Porque al minuto de conectar vino el fallo de cálculo de N'Zonzi, el mismo que el año pasado por estas fechas nos marcaba en el Pizjuán. Vietto, me alegro por él, había filtrado un buen pase y el bachiller Carrasco, el Maluma rojiblanco, solo tuvo la portería entre ceja y ceja. Cuando es así sin más, solo cosas buenas salen de sus botas. Sobre todo me flipó la celebración ahí metiéndose en todo el meollo del fondo sur. Buen marcador mientras comía como un cerdo sin dejar de prestar atención a mi minihombre. Luego entraron los Correas de ambos equipos. Pero poco cambió el percal. El Sevilla y su extraña equipación trataban a puño descubierto derrumbar un muro de búnker. Sumémosle a ello la segunda bomba rojiblanca. Ataque de banda a banda, con Griezmann rescatando la jugada dentro del área. Filipe ve que si le pega con la zurda va a ir a la escuadra de nuevo así que cede al galo que fusila al bobo de Sergio Rico. El partido murió clínicamente en ese momento hasta que el árbitro quitó la respiración artificial. Luego me enteré que hubo cachondeo con Vitolo, precisamente con la que he traído yo a cuestas con contratos, ofertas y su puta madre. No hubiera querido estar en el lugar del canario en esos días, solo digo eso.
En el Metropolitano a.k.a. el circo romano (Simeone dixit), el Atleti sigue imbatido y cuenta sus partidos por victoria. Ganar con esa solvencia, usando distintos jugadores y con el gran partido de San Mamés entre medias, da fin a una semana de ensueño. Ahora vuelve Europa en forma de Chelsea (Diego Costa vino de avanzadilla pero para quedarse). Queda menos para ir dando cierre a un septiembre brutal de exigencia y que ya veremos cómo termina en cuanto a resultados. Ojalá la segunda parte de DC en el Atleti sea mínimo como la anterior y yo mientras me plantearé el incorporarme a los partidos en el segundo acto.
domingo, 17 de septiembre de 2017
Limando asperezas
domingo, 10 de septiembre de 2017
Fogueo en campaña
sábado, 2 de septiembre de 2017
DeLorean Colchonero - Roma: Andata e ritorno
♫ Le quitamos el polvo a nuestro vehículo favorito. Qué nos gusta por aquí recordar tiempos pasados... Mejores, y a veces peores también eh. Con motivo del emparejamiento en la fase de grupos de la Champions 2017/18 contra LA ROMA (índices cortados al que escriba el Roma) vamos a recordar nuestra única eliminatoria previa contra el equipo giallorosso. Y no solo eso, sino también, como somos más chulos que nadie (yo me pateé la ciudad en tres días) vamos a repasar los duelos contra la Lazio. Viajemos a la ciudad eterna a golpe de vídeo y hemeroteca y así mitigo mis ganas de volver a ella. Qué decir que no se haya dicho ya sobre esta bella urbe, que a día de hoy forma parte del que considero el mejor viaje de mi vida (sus muertos que he perdido la mayoría de fotossss). Historia, monumentos, gastronomía, arte, magia... y fútbol. Dos equipos dividen la ciudad en el derbi romano: Associazione Sportiva Roma versus Società Sportiva Lazio. Ambos clubes han tenido el honor de enfrentarse a nuestro Atlético de Madrid, casi siempre en copa de la UEFA (aparte de algún que otro amistoso y rarezas que ahora pormenorizaremos).
Curiosamente el primer duelo romano-europeo fue en una competición por pocos conocida: la Copa Latina. Un torneo que enfrentaba a los campeones de liga del sur de Europa: Portugal, España, Francia e Italia. La idea era muy similar a la copa Mitropa, que se disputaba paralelamente en Europa Central. La llegada de la Copa de Europa actual a mediados de los cincuenta dejó en el olvido a esta competición, de la que solo pueden presumir Real Madrid (2), AC Milan (2), Benfica y Stade Reims. En nuestras dos participaciones caímos en semis, pero en la edición 1950, que es a lo que vamos, derrotamos a la Lazio por 2-1 en el tercer y cuarto puesto. Los goles los marcaron Ben Barek y Escudero, casi nada. Hubo que esperar casi medio siglo para tener contacto con la capital transalpina. El euroatleti de finales de los noventa fue emparejado con la temible Lazio de Sven-Goran Eriksson en semifinales de la UEFA del año 1998. Esa temporada, la última de la primera etapa de Antic, fuimos séptimos en liga. Vieri fue pichichi, e hicimos una gran campaña en Europa. Veníamos de apear a Leicester, PAOK, Dinamo Zagreb (por aquel tiempo Croatia de Zagreb) y Aston Villa. La Lazio se antojaba un rival durísimo, al igual que podría haber sido el Inter de Milán de Ronaldo y Simeone, que a la postre ganó la final de esa edición (la primera que se disputaba a partido único). Nedved, Nesta o Boksic encabezaban un grupo que consiguió numerosos títulos, entre ellos una Recopa al año siguiente y una liga dos después. Mostraron gran solidez en la ida en el Calderón, encajonando a Vieri y derrotando al Atleti con un solitario gol de Jugovic, que al año siguiente recaló en la plantilla colchonera. ¿Casualidad? En esa alineación también estaban Venturin y Chamot. No es tontería que a veces se fiche tras ver jugar ante tu propio club al jugador en cuestión. Lo mismo debieron pensar ellos de Il Bobo, que ese verano nos abandonó rumbo al coliseo, por mucho que confesara años más tarde que se arrepintió. Un crack el inefable goleador italiano. Esta fue una época que recuerdo con gran cariño. Esos partidos que emitía Antena 3, con Gárate (aunque aún yo no sabía ni quién era) comentando junto a un locutor de inconfundible voz y el García de Loza para el arbitraje. Siempre en el mismo borde del último escalón, en 45 grados a la tele, a escaso metro y medio de distancia. Eso nadie me lo podrá quitar. Pero nos hemos dejado el desenlace de la eliminatoria. Por desgracia tanto ese año como el siguiente nos quedamos a las puertas de la final, y en la vuelta en el Olímpico no se movió el marcador. Bicheando la hemeroteca digital de ABC (es lo que hay) encontré una dura crónica de Enrique Ortego contra el Atleti, que a la vez alababa el juego ordenado del equipo laziale. Me gustaría leer lo que piensa del equipo del Cholo, supongo que me entienden lo que les quiero decir.Al año siguiente, el caprichoso bombo nos hizo retornar a la tierra de Rómulo y Remo, esta vez ante mi favorito de la ciudad, la Roma. Era otro hueso, con una legión de grandes jugadores brasileros como Cafú, Aldair y Paulo Sérgio, y un Totti que ya lucía galones. Delvecchio mientras, se buscaba arriba la vida como nadie. La ida de estos cuartos de final se jugó en el Vicente Calderón. José Mari abría el marcador tras gran pase de Serena. La segunda parte, en un buen arranque, llegó el segundo obra de Roberto Fresnedoso. Un auténtico golazo. Tras hacerle un traje a medida a Candela con un doble recorte, soltó un derechazo a la escuadra corta de Chimenti (un portero calvo con pantalón largo). Esto estaba de cara! Lástima del zambombazo a última hora de Di Biagio ante un confiado Molina, que dejó un 2-1 interesantísimo para la vuelta. No la televisaron. Echaron al Celta de Vigo, que también tenía derecho, e hizo una gran campaña en UEFA. Así que allí me fui yo, al cuarto de baño con la vieja Sanyo, sentado en el váter con la tapa bajada mientras no perdía detalle de la retransmisión (siempre fui de Onda Cero). He revisionado imágenes del partido, muchas inéditas para mí, gracias a YouTube, si no de qué, y las pasamos putas al principio. Los romanos, en un Olímpico que lucía un ambiente espectacular, se adelantaron tras una gran asistencia de Totti por mediación de Delvecchio. Lo más gracioso es que pocos minutos antes se habían quedado con uno menos por roja a Wome, al que se le fue la pinza cazando por detrás a Josemari Poyón. Quién le iba a decir al bueno de Pierre que años más tarde iba a fallar un penalty con Camerún que dejaría sin mundial porque Eto'o se cagó de tirarlo. Encima le destrozaron sus propiedades al pobre. La segunda parte la cosa se calmó, y otra gran asistencia de Serena permitió al gran Aguilera empatar el partido y volver a dejarnos dentro. Golazo. Luego incluso hubo un gol dudosísimamente anulado a la Roma. Al final a Totti se le fue la olla y la Roma acabó con 9, no sin antes recibir la puntilla por parte de Roberto Fresnedoso y su cinta en la frente de emperador. Grande el toledano. Me viene a la cabeza una imagen del telediario del día siguiente, donde al recibir al equipo en el aeropuerto hubo quien incluso se arrodilló ante incombustible Aguilera. En las semis llegó el Parma, otro equipazo, y nos meó.
Aparte de un triangular en México llamado Copa Movistar en 2003 que terminó con 1-1, no nos hemos vuelto a cruzar con los romanistas. Luego en verano también, en 2007 para ser exactos, victoria por 1-3 ante la Lazio en el torneo de Amsterdam (primer gol de Ozantonio Reyes de colchonero). Más de una vez en mi adolescencia, donde la sequía de títulos era evidente, me pregunté qué habría pasado con una pizca más de suerte o si otros rivales nos hubieran tocado. ¿Cómo sería una final europea? Gracias a Quique primero, y sobre todo Diego Pablo después, supe lo que es eso. La temporada 2011/12, en el primer partido continental del Cholo con el Atleti de entrenador, derrotamos en ida de dieciseisavos de final de Europa League a la Lazio. Se adelantaron con gol de un viejo soldado como Klose, pero enseguida se le dio la vuelta con goles de Adrián y Falcao por partida doble. Un 1-3 que dejaba francamente de cara la cosa, ante la muestra de respeto de la afición celeste al que otrora fue ídolo suyo. No en vano Simeone ganó el Scudetto de 1999/00 con la Lazio. La vuelta, entre escaramuzas de los gaylos Irriducibili, que parece que su nombre lo está pronunciando una niña pedante de cuatro años, ganamos de nuevo con gol de Godín. Ahí respiré tranquilo, y recordé con sentimiento de vendetta aquellas semis perdidas. Aunque sabía que aún quedaban varias rondas, la permanente deuda entre equipos quedaba saldada de momento. Lo que no sabía era que ese año íbamos a ser campeones de la competición con una autoridad incontestable, y que lo mejor estaba por venir. Siempre es buen momento para volver a Roma...





