miércoles, 7 de octubre de 2020

Paseo de un melancólico

Uno de las múltiples entradas que quedaron en el limbo año tras año fue una titulada 'El factor Thomas'. En ella quería remarcar ese ritmo diferente que aportaba el ghanés en un equipo tan ajedrezado como el nuestro. Ese latigazo desde fuera del área, esa zancada tan africana, esa pausa con amague tan características, factores muchos de ellos asociados por ende con la irregularidad. Ahora todo eso se terminó. A "cambio" llega alguien con ADN Cholo, al menos eso entiendo yo, que he visto bien poco a Torreira. Que sea uruguayo es, al sol de hoy, la principal garantía de su fiabilidad. Hablando de charrúas, y volviendo al principio del resumen que quiero esbozar, vino Luis Suárez por Morata. Cambio que digerí con incredulidad doble, primero por la sorprendente salida del niño pijo y segundo por poder hacernos con los servicios de un gran goleador para al menos una temporada más. La llegada del croata Grbic, un portero con pintaza que jamás sustituirá en mi corazón a mi pobre gatito atropellado (vaya portero si el Atleti tuviera sección felina que se perdió) me produce más miedo que ilusión, porque proyecta la posible partida de Oblak, que menos mal que sigue (al igual que Giménez). Además solo entiendo la salida de Arias si es por ser extracomunitario. Precisamente en un lateral brilla el único rayo de esperanza de un ámbito tan identitario e importante en estos tiempos de crisis como la cantera, con la llegada al primer equipo de Manu. También entra en este pack el hecho de que se haya considerado a Mollejo para quedarse hasta última hora y que finalmente se vaya a un club curtidor como el Getafe. Volviendo a Thomas y continuando con la cantera, duele ver cómo los jugadores de cuna se marchan, muchas veces a proyectos incluso menos ganadores que el Atleti, o a sabiendas de que lo tendrán más difícil para jugar. Lucas, Rodri, ahora Partey... 

Creo que es el momento de una reflexión por la que algún aficionado de equipo más humilde se cagaría en mi sangre pero: es difícil ser del Atleti. En un campeonato con Madrid y Barcelona, los dos mejores equipos del mundo casi todo el tiempo, es muy complicado asomar la cabeza para agarrar títulos, pero a poco que lo hagas bien siempre los estás rondando, con lo que alimentas la rueda de la ambición. Siempre viendo de refilón el precipicio que acaba en tierra de nadie, en una contradicción de objetivos constante, porque por masa social e historia pasada y contemporánea somos inferiores a los mencionados (aún mermados también) y hemos de superar al resto de aspirantes, ya sea un Sevilla (ojo aquí!), un Valencia o un Villarreal que tenga el año. En Copa de Europa más de lo mismo: tenemos mística reciente y mimbres para competir (cada vez menos), pero no el presupuesto que te da tener las individualidades que te coronan un proyecto que pueda alzar una Champions, que aún sonando a quimera hemos tenido tan, tan, tan cerca que nos impide aún ver la dificultad que entrañó, y tan solo nos ciega en una fiebre enfermiza de feberero en adelante. En contrapartida, esto nos da para ganar la Uefa, pero mirando siempre de reojo a la orejona, sin disfrutar plenamente del triunfo. Aburguesamiento en el barrio se llama la enfermedad. Sí, ya sé, un discurso cenizo para variar por mi parte...

Ya que estamos desilusionados y doloridos, sigo a lo mío... Me duele casi tanto ver a Saúl de mediocentro que de lateral izquierdo, incluso los días que estoy más amargado, como hoy, me duele no haber visto casi nada a Saponjic y sí haber visto en cambio a Costa ni siquiera guarrear ni hacer el ridículo fingiendo penaltys mientras estaba en el verde... Porque ni rastro de las salidas para liberar masa salarial. Volvemos a tener que confiar en Diego como en una pareja reincidente a falta de otra cosa mejor con la que aliviarnos. De Lemar muchos seguimos pensando que es buenísimo, pero siempre fuera del Atleti. Vitolo cada vez recuerda más a su compatriota Jesé... Son tiempos raros, pero la plantilla se podría haber gestionado de otra forma más inteligente. El Cholo lleva años estancado, pero es el principal artífice y referencia a la que agarrarnos. Seguimos estando no entre los cuatro, sino entre los tres primeros, y aún así parece que a la mínima que no se cumpla ese objetivo estaremos en la mierda absoluta institucionalmente hablando. Todo ello tras cambiar de estadio, tras invertir desde que está Simeone una cantidad ínfima en fichajes. Siempre se atisban vacas flacas a la vuelta de la esquina para los traumados como yo, que hemos pasado en la adolescencia la época más oscura de este equipo. Tarde o temprano se volverá a mirar para el palco, ya lo hacemos con la anestesia puesta, pero centrémonos en lo inmediato. Este año firmo ser el último del vagón de Champions en liga y pasar a octavos en la misma. El año pasado era más o menos lo mismo, pero con menos melancolía por lo que dictaban los movimientos de mercado, siempre mucho más ilusionantes para el seguidor que las propias pretemporadas. Todos andamos con el pie cambiado, pero apenas ha cambiado nada desde el año pasado. La única transición ha sido la del paso de ese fugaz 6-1 a los cerocerazos de antaño, donde dije Celta digo Villarreal. Los laterales no punzan arriba, en el medio parece que se camina sobre engrudo y arriba hay pólvora sin mecha... Y ya está, qué más voy a decir yo, si solo hace meses que me estoy empezando a fijar dónde se colocan los jugadores porque antes era un obtuso leyendo partidos con rayas rojiblancas de por medio.

Esta situación de mierda encima tiene el problema de los partidos sin público. Hace poco más de un año visité por primera vez el Metropolitano en un derbi en el que Thomas fue el mejor. En su momento casi que me arrepentí de ir, y ahora mataría por hacerlo. Pero no se puede entrar al estadio, ni oír al público espolear al equipo. Precisamente cuando tenemos una canción de puta madre para cantar (nunca sustituir a nuestro himnazo)... Porque sí, una de las cosas buenas, que voy trufando entre tanta llorera, ha sido ese tema de 'Partido a Partido', que a mí me ha cautivado y me ha hecho perdonar a Sabina por su excesivo complejo de inferioridad con el puto Real Madrid en el himno del centenario. Quizá por el título de la susodicha canción el Cholo volviera a mencionar tan manido pero olvidado mantra en la rueda de prensa, hasta habló de recuperar la pelota parada... Lo que sea Diego Pablo, pero eres nuestra única esperanza. En este parón tras nuestro propio parón, a ver qué coño se te ocurre para espabilar a esta gente, posiblemente sin reemplazo para nuestro negrocampista favorito. Necesitaba esta purga, ahora que vengan las selecciones, que me encantan por cierto, y esperemos a la vuelta si se acaban los impagos, las fracturas, las despedidas y los duelos. Eso nos queda: saber soñar.

1 comentario:

Tomi Soprano dijo...

Muy buenas, Don Dami.Veo que sigue al pie del cañón, desde la Capital de la Costa del Sol. Malos tiempos para la lírica, Amigo. A mi lo de Thomas, sin sorprenderme (ya no hay golfada que lo haga) me ha dejado con la moral por los suelos. Y encima, sin poder ir, sin previas, sin ver a los Hermanos, sin nada... Duro. Muy duro todo. Fuerte abrazo, Caballero del Honor Rojiblanco.