lunes, 26 de mayo de 2014
R. Madrid 4-1 At. Madrid - ¿Cómo no te voy a querer?
martes, 20 de mayo de 2014
Barcelona 1-1 At. Madrid (J38) - Qué manera de poder
Pero tras este exitazo, que nadie se vaya, ni que decir tiene que el fin último ha de ser la continuidad en esta línea ascendente. La herencia en vida que sigue dejando la generación cholesca tiene que servir para buscar tiempos de mayor constancia. Eso es lo principal, más allá de ganar en sí. Sería imperdonable, aunque por desgracia posible, que se dilapidara el tesoro construido en estos años con el argentino al mando. Hay que seguir arriba para que los que hoy se alegran porque gane el Atleti siendo de Pimpinela, antes de hablar en actitud paternal se lo piensen dos veces ante el temor, o bien sean felices conversos. Eso querrá decir que esto marcha. De momento, no hay que ser vinagre, y se agradecen los auténticos gestos de felicitación vengan de donde vengan. Máxime cuando aquí en el sur, los acelerones de motos, los pitidos de coche y los salpicones de agua están deliciosamente minimizados cuando Neptuno sale del océano. Es un círculo en el tetris el encontrar a cómplices de batalla entre tanto bipartidismo. Lo que ellos no vivirán son experiencias más personales, como que le hagan a uno un gofre rojiblanco, que te pare un ciclista desconocido para alabar sinceramente a tu equipo sin saber de dónde vino y por dónde se fue, o que cualquier viandante se quede mirándote como a un pingüino en el desierto. "I'm an alien, a legal alien", no sé si como Sting en New York o peor... pero mola esa sensación. Una alegría interna que le hace a uno sentirse estúpidamente culpable por vivir este momento único. Te das cuenta de que compensa la zozobra de los días entre partido, la tensión latido a latido, los desplazamientos a Granada o Sevilla, el trasladarte a donde hiciera falta para encontrar un techo (atlético a poder ser) bajo el que ver los partidos, o bien descargarlos para su posterior visionado aún sabiendo el resultado, incluso autorturarse uno sin más referencia que la aplicación de móvil de turno, todo ello para luego sangrar letras en esta web... Compensa sí, pero no solo este año, no solo este lustro, no solo esta década, no se equivoquen: siempre. Y al menos a mí, estas situaciones de alegría por lo deportivo también me sirven para valorar el resto de cosas buenas del inventario. Lo propio. Mejor acordarse ahora de los patrimonios personales (familia, amigos, posesiones inmateriales...) que cuando se pierde ¿no? Hubo suspense, el indio disfrazado de sheriff dejó caer la pistola, quién sabe si aposta, pero finalmente sorprendió desde el suelo para encañonar al malhechor.
Y así, tres días después de esta proeza, he seguido saboreando la victoria mientras leía el periódico de recuerdo, ese que solo se compra cuando gana el Atleti o la selección, y últimamente me he gastado dinero en esa mierda. Buena señal ésta. Mientras me bebo una Keizer Karel Charles Quint Rouge, como me podría beber una puta Steinburg, uno sigue con el orgullo a flor de piel, y no quiere soltar el teclado ni para terminársela. Gracias Simeone, gracias Germán, gracias Profe Ortega, gracias a todo el que haya puesto un granito de arena en el cuerpo técnico o apoyando al equipo, gracias sin excepción a todos muchachos que son superhombres, gracias por volverlo a hacer.
La Familia |
martes, 13 de mayo de 2014
Pre(-)tensiones
Al acabar ese duelo, se sabrá el ganador de una liga que al principio daba risa floja el pensar conquistar. A cualquiera que lo hubiera dicho con firmeza allá por octubre le hubiéramos puesto la camisa de fuerza... Y ahora sería la guinda, sin ella, todo tendría menos sentido. Dejaría una sensación de vacío y cara de gilipollas importante. No sería un triunfo, sí sería loable, memorable, excelente, pero le faltaría el premio eterno, que no el sello de grandeza que yo por ejemplo guardaré (más allá del resultado). Eso de que "del subcampeón no se acuerda nadie" es una verdad a medias. Lo entiendo más bien como una herramienta motivadora que como una verdad, por mucho que la diga Don Luis entre otros. Yo sí recordaré a este gran Atlético, igual que nos acordamos del que perdió hace cuarenta años la copa de Europa. Y como muchos futboleros recordamos al EuroDepor, a la Hungría del 54, al Leverkusen del triplete de subcampeonatos, al Valencia de las dos finales de Champions perdidas o al Brasil del 82. Mas no es menos cierto que cada vez son menos los románticos como yo... Es innegable que sería un palo, y a ratos tengo miedo de que esto no se vuelva a producir en años y lo dejemos escapar tras tenerlo tan, tan cerca. Estaría igualmente agradecido, que no feliz. Y esa malévola opción está ahí, de hecho todo el mundo ajeno ya no confía en el Atleti, que a la primera que ha marrado ya vuelven a torcerle el rostro. En contraposición: ¿Y si se consiguiera cuando solo queda un paso? En un escenario tan mítico... Creo en la motivación de Simeone y en que no les temblará el pulso en este envite definitivo. Honor y sacrificio ante todo, así se saboreará mejor el desenlace. Yo mientras visualizo a Filipe llorando, al Cholo aplaudiendo a los jugadores al terminar, pero no sé si por haber ganado o por haber perdido. Lo que nadie nos podrá quitar es los buenos ratos vividos hasta entonces, y los que quedan por venir. Pase lo que pase, quedaremos los mismos de siempre, la vieja guardia, los que no duramos ni cinco minutos en una conversación con un desconocido para soltarle que somos colchoneros; mientras, el niño del anuncio de refresco que se hace del Atleti por una niñata probablemente vuelve a hacerse ciervo. Y así, cagado y cargado de valentía, embravecido de miedo, con vértigo a la estabilidad de estos días tan lentos, tras empezar hablando de mí, me despido justificando mi adicción reconocida. Para ello me remito como ya hice tiempo ha, a un fragmento de la película argentina "El secreto de sus ojos":
domingo, 11 de mayo de 2014
At. Madrid 1-1 Málaga (J37) - Basta ya Hitchcock!
lunes, 5 de mayo de 2014
Levante 2-0 At. Madrid (J36) - Independiente
jueves, 1 de mayo de 2014
Chelsea 1-3 At. Madrid "Vuela alto"
Tras la embriaguez (más futbolística que etílica) de anoche, no puedo menos que cumplir con mi obligación y rendir homenaje a este señor equipo. No se cansan de brindarnos noches mágicas. La de ayer fue una de ellas, con pasaporte a una final de la máxima competición a nivel de clubes del mundo. Una nueva y mareante cita con la historia que de momento dejaremos aparcada hasta tratar de ganar la liga. Quizás ese sea el principal defecto de servidor: no saborear totalmente los éxitos. Ayer pensaba igualmente en la posible lesión de DC que en disfrutar del espectáculo. Porque es que lo fue. Como un guion de cine. Torres nos lo ponía difícil mientras me dolía la vista de verlo hacer gol. Luego, cuando uno firmaba el descanso para rearmarnos en la segunda parte aparece Adrián (bien Juanfran). Lo tengo ya muy dicho: el asturiano se crece en las noches europeas. Ese empate psicológico fue la antesala del resto de emociones positivas. El segundo acto fue apoteósico. Las cosas cambiaron y lo que en la primera eran balones divididos perdidos y relativa incomodidad se tornó en este periodo en un saber estar y un cambio de registro para quitarse el sombrero y no ponérselo más hasta que apriete la calor de verdad. Me vienen a la cabeza nombres propios, cánticos de esa afición entregada, lances del partido... el penalty del suspense con el "Luis Aragonés" de fondo, el centro de Juanfran en el gol del turco, la furia y devoción de Arda en su celebración, las parada s de Courtois... Estamos de acuerdo en que el fútbol no es una cuestión de vida o muerte (coincido con Mr. Shankly en el principio de su frase) pero esto no quita que a veces le emocione a uno. No se paga con dinero el orgullo de poder ver a este equipo darse de hostias con la crème de la crème y los "tops" mundiales. Este Atleti, sin ser ya Aviación, es de altos vuelos. Te quiero Cholo.
PS: es harto incómodo escribir a miles de pies de altura. Pero la ocasión lo merece. Posiblemente bajo las nubes esté en este momento el Calderón. Me santiguo y me despido. Ahora a por el Llevant. No se admiten respiros de aquí al 24.