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Prodan vs Kiko |
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Prodan a la izquierda entrenando con el Rangers |

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Prodan vs Kiko |
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Prodan a la izquierda entrenando con el Rangers |
No me esperaba que hubiera pinchado el Sevilla, que perdiera el Valencia y menos aún a un Alavés con tanta personalidad y tan competitivo. Entonces surge la doble o triple ansia de ganar. De no haber conseguido los tres puntos nos habríamos tirado cabreados hasta reyes lo menos.
No carburábamos debidamente. El Alavés hacía el planteamiento que tantas veces ha hecho el Atleti de Simeone más de autor. No forzaron corners ni nada... La amenaza del empate se cernía sobre mí en el descanso mientras iba a por una cena. Algo sin embargo, me sacaba de esa zona de zozobra. Ya la habíamos cagado demasiado este año en partidos así, y esta gente venía de ganar dos partidos seguidos. Por ese razonamiento simplista pensaba que tocaba ganar y me tranquilizaba a mí mismo. Ahí me vino a la mente algo que no era una corazonada, sino más bien una reflexión ¿Y si fuera Torres? Porque el año pasado estuvo muy participativo en este mismo partido que abría la liga y porque me acordaba de un gol que había visto en youtube que le marcó al Alavés (más abajo lo pongo).
Pasaron los minutos, con más madera arriba y el tapete cada vez más inclinado hacia Pacheco. Pero qué huevos tiene el Alavés. Vaya manera de jugar sin complejos hasta el final. Supongo que será Abelardo, porque hasta hace poco iban de culo. Últimamente me entero que han echado a un entrenador cuando ese equipo juega contra nosotros, es lo que tiene ver solo noticias de fútbol que sean del Atleti.
Entonces llegó. Tras soliviantar Correa a la columna vitoriana cedió "al de últimamente" y Vrsaljko puso a ojo un balón para que "el de siempre" remachara. De similar guisa y con la misma pasión sin estridencias que hacía más de diez años le había visto en un vídeo de archivo pero con otro peso en el equipo. Lo digo siempre: gol de Torres vale doble. Y también digo que las jugadas donde Fernando hace daño de verdad son las que no tiene que pensar más que donde la va a poner, al primer toque. Me encanta que tengamos este tipo de jugadores con identidad y que encima sean útiles para el equipo como este hombre, cuyas arrugas faciales no hacen más que acentuarle la cara de Niño. Y hablando de niñatos, ¿Carrasco dónde estás?
Pocas veces me he sentido tan frustrado con un partido del Atleti de la forma que ocurrió en la infame noche azerí que nos ha dejado al borde de la eliminación. Esa frustración además, era de alto nivel (Champions) pero con las mismas sensaciones de la época rojiblanca más negra (Ferrandos y Luccines). El hecho de estar tan bien acostumbrados, con algún perdonable lunar de vez en cuando, hacía que esa sensación se duplicara, y de paso abriera las puertas a un temor horrendo: estar seriamente complicada la presencia en octavos de final de una competición con la que estamos obsesionados.
El equipo, más allá de no haber perdido y seguir vivo en liga y copas tiene problemas. Hay jugadores que tendrían que rendir mucho más y pasan absolutamente desapercibidos, con el agravante de tener un par de recambios en aislamiento hasta enero. Además, casi siempre no se juega nada bien. Son muchos los partidos últimamente en los que el Atleti es irreconocible respecto al original simeoniano.
Volviendo al partido, quizá lo que más me jodió fue el hecho de que me olía ese desenlace desde antes. El escenario me recordaba al cerocerazo de Astana de hace dos años. Madrugué para poder ver más parte del partido en casa, pero la lluvia mañanera fastidió mi jugada. Oyendo a Kiko y Gustavo López de camino a casa todo auguraba un mal resultado. La poca mierda que vi al llegar, con más peligro azerbayano en contras alocadas que madrileño con cholocambios incluidos fue el colmo. Encima sumémosle la desgana de Carrasco al ser cambiado... que sí, que siempre te cambian macho, pero pega una carrerita para irte cojones.
Finalmente se consumó el ridículo. Y maldije el resultado, la actitud del equipo e incluso, pecador de mí, negué al Cholo.
El resultado de Stamford Brigde un par de horas después no hacía más que confundirme más. Pasé doble mala noche: el niño echando las muelas y luego yo haciendo cábalas sobre pasar de ronda con medio cerebro descargado.
Por suerte, esta mañana vi la luz, aunque ha llovido de nuevo. Aparte de que aún dependemos de nosotros, de que el panorama no es tan negro sobre todo si la Roma no le gana al Chelsea, lo mejor fue leer la rueda de prensa de Diego Pablo. Él cree, y si él cree, aunque te haya negado yo te creo setenta veces siete Cholo. No volveré a flaquear. Hay que ser consciente de nuestra inherente grandeza, pero no olvidar ni por un segundo de dónde veníamos y dónde estamos ahora. Adonde vayamos no sé donde será, pero la parada de Kiev quiero tenerla al menos hasta febrero en la mente. Pongo el modo partido-a-partido en On y a por el próximo (ojalá que con otra actitud al menos).
Para mí todo empezó en la segunda parte. Me perdí el trallazo de Filipe, que respondía a la carambola que representó probablemente la única aportación atacante del Sevilla en todo el partido. Yo mientras me iba sumergiendo en Málaga capital, mendigando un puto parking. El lugar donde pude ver el partido fue un burguer de estos que están de moda ahora, con pizarritas, bombillitas sin lámpara y precio rollo Foster's Hollywood. Pillé el wifi como un sediento gringo en una cantina de la frontera pide un trago y todo fueron buenas noticias...
Porque al minuto de conectar vino el fallo de cálculo de N'Zonzi, el mismo que el año pasado por estas fechas nos marcaba en el Pizjuán. Vietto, me alegro por él, había filtrado un buen pase y el bachiller Carrasco, el Maluma rojiblanco, solo tuvo la portería entre ceja y ceja. Cuando es así sin más, solo cosas buenas salen de sus botas. Sobre todo me flipó la celebración ahí metiéndose en todo el meollo del fondo sur. Buen marcador mientras comía como un cerdo sin dejar de prestar atención a mi minihombre. Luego entraron los Correas de ambos equipos. Pero poco cambió el percal. El Sevilla y su extraña equipación trataban a puño descubierto derrumbar un muro de búnker. Sumémosle a ello la segunda bomba rojiblanca. Ataque de banda a banda, con Griezmann rescatando la jugada dentro del área. Filipe ve que si le pega con la zurda va a ir a la escuadra de nuevo así que cede al galo que fusila al bobo de Sergio Rico. El partido murió clínicamente en ese momento hasta que el árbitro quitó la respiración artificial. Luego me enteré que hubo cachondeo con Vitolo, precisamente con la que he traído yo a cuestas con contratos, ofertas y su puta madre. No hubiera querido estar en el lugar del canario en esos días, solo digo eso.
En el Metropolitano a.k.a. el circo romano (Simeone dixit), el Atleti sigue imbatido y cuenta sus partidos por victoria. Ganar con esa solvencia, usando distintos jugadores y con el gran partido de San Mamés entre medias, da fin a una semana de ensueño. Ahora vuelve Europa en forma de Chelsea (Diego Costa vino de avanzadilla pero para quedarse). Queda menos para ir dando cierre a un septiembre brutal de exigencia y que ya veremos cómo termina en cuanto a resultados. Ojalá la segunda parte de DC en el Atleti sea mínimo como la anterior y yo mientras me plantearé el incorporarme a los partidos en el segundo acto.