domingo, 10 de septiembre de 2017

Fogueo en campaña

No tardó mucho el Cholo en plasmar en forma de once inicial las palabras oficiales dichas tras su última renovación. Concretamente en forma de once rejuvenecido en Mestalla. Soprendente XI que haría uno en un videojuego de estos de jugar a ser mánager, pero es cosa harto difícil de ver en los planteamientos del argentino hasta ahora. Está claro con apenas tres jornadas que hay jugadores que han dado un paso al frente, o simplemente ya han superado con éxito la mili más dura del mundo futbolístico: la que si la superas hace que Diego Pablo confíe en ti para sacarte en plazas como Valencia. Estamos de acuerdo en que atiza fuerte el virus Uefa, el Fifa y el Conmebol, pero es inequívoco y positivo el escalafón subido por jóvenes altamente cualificados como Thomas y Lucas. 


Se llegaba a una Valencia optimista y que cree en el mesías Marcelino. Visto lo visto en el percal general de la liga, les auguro mínimo Europa League. La trayectoria del VCF y las palabras de admiración de su técnico hacia Simeone, más falsas que el corazón de un puticlub, hacían presagiar un partido trampa e igualado hasta la extenuación. El Atleti salió a ahogar arriba y frenaba cualquier conato con faltas tácticas perfectamente ejecutadas. Siempre dando pie a algún atenuante para posponer la amarilla de marras. Es acojonante la de veces que el rival se lleva la tarjeta antes que nosotros por ese motivo: saber hacer mejor las faltas, en cuándo y en cómo. Poco a poco ese 49-51 se quedó en fifty-fifty. No había esquina del campo a la que no hubiera que acudir bayoneta calada y al defensivo y delator grito de "quién va?". Pero lo cierto es que las cuchillas no estaban afiladas. Fue un partido empatado no solo en el marcador. Más tenso que un intercambio de maletines y tan parejo como el ojos insertcoin del capitán valencianista. Lo más cercano a gol en el partido fue el aire que le da Simone Zaza a Diego Costa. Parece su primo calvo joder... Si hubiera andado por allí un tal Radamel, otro tigre hubiera cantado, al igual que en el nuevo Paseo de Leyendas. No hace falta que quiten al Kun ni a Hugo Sánchez, pero que no esté Falcao, Leivinha o Burgos me parece aberrante. El criterio de 100 partidos hace destacar sobremanera a jugadores más actuales, por la carga de partidos de las temporadas del fútbol moderno. En fin, sigamos... aunque no hubo mucho que llevarse a la boca...


Porque por lo demás, airbags continuos a Neto (buen ojo el de los valencianos con los metas brasileros), el quiero y no puedo de Vietto (echa el cuerpo pa'lante!!!) y una ocasión de Carrasco. Y quizá esa jugada a la que me refiero fue la única que alteró este cardiograma constante. Fue un caño del susodicho Parejo a Yannick, que levantó los óoos del público y encabritó al belga, lo suficiente para plantarse en la meta rival desde su casa, pero lo bastante para que se lo creyera y declinara la opción de pase por un par de quiebros extra. Y lo cierto era que uno miraba al banquillo y de cara a romper la balanza si acaso asustaban más los posibles revulsivos que pudiera sacar Marcelino, véase Santi Mina o Guedes, que debutaba, con el plus que eso conlleva, y que ya nos había jodido tiempo ha con el Benfica de la mano de Gaitán. Pero sin embargo, precisamente el argentino salió por Carrasco y aportó cierta electricidad. La entrada de Torres y Gameiro no tanto, porque ni una ocasión más para registrar... así que poco me perdí del final. En mi caso el encuentro murió en la radio. En mi fuero interno suelo decir que tengo pocos amigos y vida social. Pero esta temporada por causas de fuerza mayor aún no le he cogido el pulso al equipo, aunque vi casi todo el partido. Esta vez fue una visita a Málaga con su bebé de un gran amigo que ahora vive en Sevilla. Neptuno lo entenderá. 


Outro - Etapas

La retransmisión de esos últimos minutos de partido estuvo eclipsada, con razón, por las declaraciones de Contador, que se la había sacado por última vez en el Angliru (precisamente el día que volvía a haber derbi Astur). Un gran final de etapa para despedirse por todo lo alto, nunca mejor dicho. Todo ello en un fin de semana un tanto especial para mí. La última vez que duermo en mi pasada vivienda. Rematando mudanza infinita. Fíjense si había mierdas que hasta salió una camiseta del Valencia de todo el batiburrillo futbolero. Mientras tanto, ajenos al caos que les rodean, vuelven irremisiblemente los putos días de septiembre. Con sus coleccionables absurdos, su viento aullando y su entretiempo traicionero recolectando resfriados de incautos peatones. Un tiempo de comienzos tras el final del verano que ya se atisba. En esta ocasión los cambios son gordos, ya que hubo una despedida inesperada y voluntaria, pero no por ello menos dolorosa. Estuve escasa temporada y media en Aertec, me desempeñé allí como todocampista que sentía los colores, y tras disfrutar del juego como nunca, me marcho a la liga ucraniana solo yo sé a qué. Quizá sea antes de tiempo, y encima me pierdo el partido del 20 aniversario. A lo mejor no pasé por la empresa lo suficiente para dejar mi sello, pero ella sí dejó huella en mí. Gracias compañeros, por los regalos y vuestras palabras. Sois perfectos incluso los que sois del Madrid.

1 comentario:

Tomi Soprano dijo...

A mi me pasa como a usted, Don Dami. De momento, sigue sin engancharme del todo el equipo.

Abrazote.