martes, 13 de noviembre de 2012

Tristemente bello

Yo soy un romántico, pero no uno de los que estudian como dar dos besos, sino de los nostálgicos, los que saben apreciar el sabor del fracaso, y tienen una imaginación con tendencia a lo fuera de lo común. Siempre me he preguntado, en una de esas absurdas fantasías que me caracterizan: ¿cómo sería ver el suelo de la tierra si le quitáramos el mar? Sobre todo para ver el estado en que quedan los submarinos y barcos hundidos, algo que siempre me ha fascinado a la vez que aterrado. Ya no recuerdo cómo, pero hace unos meses, bicheando por internet encontré algo parecido, incluso peor. 

Degeneración del mar de Aral.
El "mar" de Aral, situado entre los asiáticos países de Kazajistán y Uzbekistán, llegó a ser el cuarto lago más grande del mundo. Su extensión, para que se hagan una idea, era parecida a la de Irlanda, unos 68.000 km2. Era un núcleo de pesca del que vivía gran cantidad de trabajadores. Todo cambia a partir de la lamentable decisión de alterar el curso de los ríos que lo abastecían: el Amu Daria y el Sir Daria. Con esto los lumbreras del gobierno soviético pretendían aprovechar mejor ese agua para el cultivo de algodón, que sería mucho más rentable. Ese lago estorbaba, y poco a poco se fue "desangrando", llegando a reducirse su tamaño al 10% en su peor época. Y no solo eso, sino que las gentes que vivían en la zona se han quedado paulatinamente sin medio de vida, y sufren enfermedades respiratorias por la alta salinidad que ha quedado tras la desecación. Una auténtica carnicería medioambiental, considerada de las peores de la historia. Paradójicamente, esto nos deja imágenes tan surrealistas e impactantes como las que les ofrezco. El topicazo de una imagen vale más que mil palabras toma más sentido que nunca.



Estadio Insular, abandonado en el centro de Las Palmas
Impresionante ¿eh? Quien quiera bucear más sobre el tema, difícil ;), puede, por ejemplo, tragarse este documental. Aunque yo recomendaría que, ya que han entrado al trapo, continúen y vean el paralelismo que intento transmitir, relacionado, como no podía ser de otra forma en este blog, con el fútbol.
Las imágenes de abandono y deterioro como las que hemos visto antes, si hemos vivido algo en ellas (una antigua casa, un viejo cine, un coche desguazado...) nos llevarán a recordar, con media sonrisa y la mirada perdida, recuerdos idealizados sobre los mismos. Será algo parecido a lo que experimentarían los pescadores que vuelvan a acercarse a donde antes estaba la orilla de ese mar Aral, ahora mar Muerto, munca mejor dicho.

¿Y qué lugar cúmulo de mayores sensaciones que un estadio de fútbol? Alegría, tristeza, descensos, ascensos, remontadas, partidos con lleno hasta la bandera, otros semivacíos, lloviendo, con un sol de justicia... Pero el tiempo no perdona, y algunos o se hacen viejos de verdad, o se decide dejarlos en el olvido para cambiar a mejore$ instalacione$. Probablemente habrá quien no vea similitud con el mar de Aral, pero para mí es algo parecido. Allí se fue el agua y la pesca, y aquí se fueron los aficionados y el espectáculo. Esto da como resultado imágenes dantescas de abandono total. Muestra de ello son emblemáticos estadios como el Insular de Las Palmas. Otro ejemplo bastante conocido es el del Lluís Sitjar de Mallorca, del que incluso se hizo un reportaje que recomiendo encarecidamente a todos, en especial a los románticos futboleros.

Imagen del Lluís Sitjar en Mallorca.

Este episodio de abandono a veces es efímero, y algunos ya han recibido la eutanasia, como el viejo estadio Colombino de Huelva y el antiguo estadio La Victoria de Jaén. Otros campos aún esperan una muerte digna. Mientras tanto serán un museo de entrada gratuita para los respectivos aficionados. Para ello solo tendrán que pasarse por allí y recordar con nostalgia, porque como siempre, cualquier tiempo pasado nos parece mejor.

Estadio La Victoria en Jaén, antes de ser demolido
Estadio Colombino en Huelva, se demolió en 2007 tras 6 años

Mientras tanto, otras joyas de la construcción moderna quedan en el olvido, pero sin apenas haber albergado ningún evento, como el estadio Olímpico de Sevilla, en el que no se disputó ninguna Olimpiada, sino un Mundial de Atletismo. Se pretendía que en el futuro fuese el estadio del Sevilla o del Betis, pero luego solo ha servido para algunos partidos de España y un par de finales de Copa del Rey. Para el fútbol tiene el problema de tener pista de atletismo, lo que da más frialdad al ambiente. Curiosamente, tanto Las Palmas como Mallorca se han pasado a dos campos con ese elemento entre la grada y el campo. Lógicamente animarán y se les escuchará, pero donde esté un campo de fútbol en condiciones que se quiten las pistas de atletismo. Me juego el cuello a que ellos preferían su viejo estadio, con ese sabor añejo a fútbol.

Y por último, están los fetos a medio construir, como el Nuevo Mestalla, o La Peineta de Madrid, que se supone será casa de los atléticos de aquí a poco. Miedo me da. Al menos les pido a los in-dirigentes que el Vicente Calderón tenga una muerte digna. No podría soportar siquiera ver a mi estadio ser derruido, pero mucho más triste sería verlo languidecer como el Sitjar o el Insular. Mientras tanto los nuevos estadios que están por venir nos ofrecen estas "bellas" imágenes en la misma tónica que los estadio abandonados.

Nuevo Mestalla a expensas de que se reanuden las obras.

Estado que tenía La Peineta hace poco tiempo.
Afortunadamente, no todo es tan triste, y tenemos el ejemplo de Anfield Road, del que se ha decidido siga en pie para ser remodelado en vez de mudarse a otro sitio. Y por supuesto, aún nos quedan muchos partidos hasta que el Vicente Calderón diga adiós. Si ya lo dice nuestro centenario himno: "para saber lo que pasa, hay que haber llorado dentro del Calderón, que es mi casa". Hasta otra.

4 comentarios:

Rinat Rafaé dijo...

Genial esta entrada amigo, lo del Mar del Aral me ha parecido la ostia, interesantísimo y la maneras en la que lo has hilado me ha gustado mucho.

Aquí en Sevilla tenemos tres ejemplos de campos, el clásico (Ramón Sánchez Pizjuan), el a medio construir con parte nueva y parte vieja (El Benito Villamarín) y el nuevo que nadie usa (el de la Cartuja, que en realidad no se llama Olimpico, se le decía así porque era el proyecto principal para la candidatura de Sevilla a los JJOO de 2004 y que en realidad si que tiene algún que otro uso ya que ha eventos deportivos menores y algún que otro concierto) Nos falta el estadio levantado y derruido (ya podrían abrir el insular pa que por lo menos jueguen los chavales sus pachanguitas de tarde) así que vamos buscándolo.

Unknown dijo...

Impresionante entrada, ha sido buenísima. Esperemos que al Calderón aún le quede mucho.

Un saludo!

Jose MME dijo...

Joder, es de las mejores entradas en blogs de fútbol que he leído en mucho tiempo...enhorabuena.

kubiko dijo...

Emocionado! Me ha encantado la lectura y el símil que presentas. Enhorabuena, muy recomendable, sigue así!