Qué ingenioso mi título, como el documental de Luis Enrique, pero sin asteriscos. Quizá el inefable asturiano debería empezar a preguntarse por qué siempre le pasa lo mismo, porque el Atleti no es el primero que les moja la oreja así. Con el tiempo me está cayendo gordo y mejor al mismo tiempo. Pero no es hoy día de dualidades, sino directamente de cosas que no tienen explicación. Cómo es posible si no que Espanyol y Lille no, y Bilbao, Celta y París, sí. La única posible respuesta la pone en los rótulos del marcador de la Champions: Atleti. Y si no, el comodín del público dirá que está en la cosa inmediatamente por debajo de él, el fútbol en sí mismo. El deporte donde la contundencia, cuyos otros nicknames son Suerte o también Puta Chorra, supera a la superioridad del rival...
Me alegro por el lobo-hombre en París Nahuel MVPolina, de que Oblak haga el pase de Arnau Tenas en la Final Olímpica en vez de revolcarse en el césped, y de que Correa marcara cuando todos esperábamos que saliera Sorloth y dábamos por bueno un empate resoplando. Al final lo que cuenta mientras nos encontramos, son estos triunfos (entre el miedo al VAR y este Atlético raro hacía que no celebraba un gol...) los que quedan en el recuerdo, sin saber en el futuro al rememorarlos si estábamos en la mierda respecto a juego o la posición en la tabla. No es el camino, ni un atajo, pero seríamos necios si no nos quedáramos con las circunstancias de ayer a la hora de valorar. Ganamos en un estadio dificilísimo ante uno de los cocos, con difícilmente peor panorama en cuanto a bajas. Encima me enamoró la forma en la que salimos a veces de su presión y cómo intentamos subir por momentos (solo vi la segunda parte, quizá eso me autosesgue). Me resisto a creer que esto vaya a ser un punto de inflexión, pero que me quiten lo celebrao mientras constato que nadie tiene ni puta idea de nada, y si alguien la tiene en algún momento, que por favor sea el Cholo, al menos hasta el verano.
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