domingo, 1 de octubre de 2023

Otra vez

Inicio fulgurante en lo poquísimo que pude ver del partido — Hoy sí lo ves ¿eh? Maricón de mierda... — pero lo que son las cosas, perdonamos y, tras la pasada jugada de El Sadar, que tras ver y remirar pues yo con tanta parafernalia casi que hubiera dado gol, nos viene la ironía a ver (el karma no existe, tan solo mi difunto gatito Karma pisó la tierra) y este Cádiz color meconio se nos pone por delante. Para ahondar en la herida, con otro goleador debutante más, que ni merece la pena nombrar. Algún día le preguntaré al cabezón de Míster Chip si el Atleti es el equipo al que más jugadores han marcado su primer gol en Primera División... De eso me enteré en el restaurante en una pantalla con Gol T subtitulado (recuerdos jiennenses), pocas formas más tristes se me ocurren de hacerlo, máxime con la cara de gilipollas que se me quedó cuando llegó el segundo poco después. ¿Qué mierda era ésta? Al lado de mí había un bigardo con pinta de ser del Atleti porque, ¿quién coño le va a prestar atención a ese contenido sin ser colchonero? ¿Un bético? Bastantes de ellos había visto en Huelva en estas recurrentes y pintorescas vacaciones (blablacareamos a una amena chilena jugadora de rugby que me preguntó de qué equipo era y luego a un mozambiqueño, como nuestro Rei-Nildo, afincado en Andorra). En ese desfile hotelero de camisetas, similar al de los sanfermines, curiosamente no cacé a ningún cómplice de credo (excepto una señora mayor en el Muelle de las Carabelas). Así que estoy seguro que ese tío era atlético, aunque no intercambiamos ni una mirada, porque no hacía falta. La cosa pintaba peor que Shakira rapeando, pero estaba seguro que ese marcador era excesivo, de que ya había salido de alguna de éstas, y además enseguida llegaron las plaquetas en forma de goles para sanar esta brecha. Arcángel Correa, al que estoy seguro que le abrumaría mi apodo de humilde que es, hizo que lloviera menos con un sutil cabezazo tras una jugada dechado de fe, con sesentipico minutos por delante. El Cádiz, cayéndome muy, muy bien, tiene jugadores que equilibran la balanza, como el gili de Roger Martí, el mamarracho de Iván Alejo o el Alcaraz ese, que por poco nos jode en Pucela la liga; incluso Fali, y ojo que eso sí que puede ser una "impopular opinion" de esas. Lo cierto es que algo me decía que con ellos no pinchábamos. El típico equipo que te da buena espina, a pesar del zampabollos de Sergio, entrenador como la copa de un pino, y que sigue martirizándonos siempre, como ya hizo de jugador. Encima no da ni un minuto a Darwin, que ya es historia en mi plantilla de Comunio. Afortunadamente, a lo derbi, el FotMob solo me daba buenas noticias y en un santiamén ya había empatado Nahuel, que perder balones también, pero como Angelito, tiene gol. Éste fue todo reventón y corazón, la vuelta al recreo del colegio. Todo correcto. Ya llevábamos La Pinta, La Niña, y la Santa María vino de nuevo de Correa, que tuvo la sinvergonzonería de marcar otro forzando su dolorida rodilla, tras una jugada de tiralíneas y con ritmazo. Bien valía ese gol los buñelos anticipados del crío en la feria, mientras me recordaban que el Antequera había ganado. No he ido allí en seis años pero me tiro el rollo. Yo además, creyéndome el ombligo del mundo y el ser más insignificante a tiempo compartido, me preguntaba si mi limosna desinteresada (no como la de Lisboa aquella mañana) habría puesto su granito de gol. Se añadía así otra noche loca al Metropolitano junto a las de Éibar, Getafe o Valencia. Qué lejos queda ya aquella otra con el Kun y Forlán ante el Espanyol, allá por 2009... Este gen ganador me encanta, como esa expresividad para transmitir tranquilidad a los jugadores del Cholo cuando a él está a punto de darle una embolia. Hay motivos para estar contento, pero qué duro mantener esa Línea Maginot europea, más aún si se quiere seguir soñando con pelear la liga, porque ahí la sensación de ir con el gancho es constante, no se permite ya el más mínimo traspié. Yo sigo pensando que el equipo no anda fino y él se empeña en taparme la boca con victorias y goles de todos los sabores imaginables. Que siga así, por favor, aunque sea a costa de sepultar mi entrada sobre el Feyenoord, aunque ellos ya asoman por la Avenida Luis Aragonés.

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