miércoles, 19 de septiembre de 2018

Tocaba

El del Mónaco fue uno de los partidos en los que uno está tranquilo, y presiente que vamos a ganar. Son peligrosos, porque el día del Éibar ya se me quedó la cara de gilipollas por pensar de igual guisa. Aquel partido, solo la positividad del gol y la actitud de un canterano echándose el equipo a la espalda me consoló a medias: puto Dmitrovic... La liga, por mucho que se haya empezado fatal, es una tarea de fondo, y no me ilusiona tanto como la orejuda zorra esta, que además viene a quedarse a dormir en nuestra casa una noche allá por junio.¿Estaremos ese día o simplemente le dejaremos las llaves debajo de la alfombra? Nos han vendido que este año aspiramos absolutamente a todo, y cuando Correa nos puso por delante en Mestalla viniendo de haber ganado la Supercopa de Europa todo era fucsia y los letristas desde Bilbao a Gibraltar estaban a nuestro favor; pero resulta que tras varios partidos nos hemos acordado un poquitín de Gabi, y sobre todo de que el dogma del "partido a partido" no por antiguo es menos aplicable, aunque este año sea de plantillón. Pero por muy pesimista que pueda ser uno, en liga se puede recuperar el terreno perdido. Otra cosa es la Copa de Europa... El debut, tras el frustrante empate con ocasiones marradas a gó-gó en Roma el pasado curso, se antojaba crucial, una suerte de exhorcismo para tratar de volver a la zona noble de los clubes del viejo continente tras la hidalguía, muy valerosa no obstante, de la pasada temporada en forma de Europa League.

Resultado de imagen de atletico monacoSe acabó el chollo del Orange TV de gañote, por lo que las pasé putas encontrando streaming, aunque rojadirecta sigue siendo mi diosa. Los megas por segundo comenzaron a fluir a tiempo para ver el tiro cruzado que falló Costa. Tantas no era normal que se fueran joder... Confiaba en el de Lagarto plenamente, tanto que es mi capitán en el Champions Fantasy. Pero los desajustes acechan a poco que nos descuidemos, sobre todo si anda un señor del área como Don Radamel Falcao García, de lo más íntegro, humilde y gran jugador que uno ha visto con la rojiblanca. Ayer olió la sangre en un pequeño desaguisado y con todo el dolor de su corazón nos hirió no con un tiro, sino con un inteligente pase atrás, que con la connivencia de Correa terminó enviando a las mallas Grandsir (¿se puede tener un apellido más molón? Sí, Adalid, el mío). No culpo a Angelito, sino a la pérdida de posición general del equipo. Se está perdiendo la solidez de antaño, pero tampoco vamos a ponernos criticonas. Vamos a lo bueno: el equipo se recompuso, con el Mono en el banquillo ¿quién no lo hace? Costa por fin se quitó la losa, con una celebración por la que el árbitro le echó la bulla. Marcó en el minuto de los años que cumplo justo hoy el cabrón. Vaya pase de Antoine por cierto... A ver si el rubio se deja de decir gilipolleces, porque luego hay gilipollas que contestan, y darle la razón al caracaballo de la acera de enfrente me da ardores de estómago, es algo confuso, como que me flipe esta tercera equipación, con lo clásico que suelo ser yo para esos menesteres. ¿Será la edad y el querer sentirme un niñato 2.0?  

El empate nos puso el cuerpo bailón, y sin alardes, pero nos empezamos a soltar, aunque hubo un paradón sideral de Oblak por medio, nos fuimos merecidamente ganando al descanso tras un cabezazo de Giménez: un jabato, un crack, el pundonor en forma de charrúa. Solo él sería capaz de superar de cabeza a Falcao como lo hizo. No pudo acabar mejor la primera parte, y debería de haber terminado ahí el partido, porque vaya mierda de segunda parte nos marcamos. Habrá que seguir ajustando (la suplencia o la adaptación definitiva de Rodri serán el desenlace final) y exigiendo conforme esto avance. Por lo pronto, la Champions es la prioridad de todos, y hacemos los deberes. 

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