domingo, 19 de julio de 2015

Exhumación

Como paso intermedio a la vuelta del blog, con el cual espero proseguir en los próximos días, dejo el siguiente extracto, que me resisto a borrar, y que en su momento no publiqué porque no tenía ni putas ganas de terminarlo. Está levemente podado porque algunos de los interrogantes de ese momento fueron resueltos, pero dejo el grueso del mismo aunque ahora sea tan chocante como ver a Arda besando el escudo del Barsa.

"Los días fueron pasando y la gran noche de Champions se aproximaba. Tras salir vivos de la ida, y comenzar a equilibrar la balanza al final de la misma, la vuelta en el Bernabéu era territorio para soñar con otra noche mágica rojiblanca. Conforme se iba acercando la gran cita, en todo un cuarto de final de Copa de Europa, no olvidemos, el rival iba poniéndose el barro antes de que le picara el tabarro. Ya estaba preparada la excusa de las bajas, sensibles eso sí. Pero paradójicamente , y alejándome diez metros de los "si ya lo decía yo...", no me gustaba un pelo que el Madrid tuviera tantas bajas. Eso les alejaría del traje a medida que últimamente nuestro Atleti tenía confeccionado para ellos en forma de camisa de fuerza. Pero qué coño! Todos teníamos esa ilusión de pasar a semis, de seguir avanzando en una competición tan bella como esta. Con el pasar de los minutos el gesto se empezó a torcer, porque este Atleti no hacía más que cuerpear en la esquina. Sin atisbo de azotar de vuelta. Por fortuna el rival no hacía nada del otro mundo, pero suficiente eso sí, para ser netamente superiores. Si a eso le sumamos la desazón de seguir el partido desde la pantalla de un puto móvil, con el consiguiente desfase, y con la desgracia de tener cortes cada dos por tres. La sensación de estrés por mi Atleti era insostenible. Como muchos más, tras la tele, tras el teléfono, tras las ondas de la radio, yo también sufría defendiendo cada balón. Pero poco a poco un resquicio de esperanza se abría. El equipo comenzaba a seguir a Arda, el mejor hasta entonces. Pero en una de esas putas recargas de mi dispositivo, me percato a cámara lenta de la expulsión del turco. Esa era la primera palada para enterrar el sueño berlinés. Si hasta entonces no habíamos inquietado, difícilmente tras quedarnos con uno menos. Sin tiempo para pensar, porque ni quería pensar, solo quería conocer el desenlace, aunque tuviera todas las papeletas para ser cruz, de nuevo me topé de sopetón con el gol. La pantalla pasó de estar en negro a estar con el puto muñeco de cera de Chicharito celebrando un merecido tanto. Vaticiné que este tío iba a ser clave en el devenir del partido, y así fue, pero negativamente para nuestros intereses. Entre medias, la entrada de Giménez era como si el gol hubiera sido encajado de antemano. Los penaltys estaban a años luz. Yo creo en este equipo, en Simeone y todo lo que se pueda creer, pero he visto demasiado fútbol como para saber el resultado a obtener de tal plan. El tanto había llegado antes de un prórroga que hubiera sido un suplicio dadas las condiciones en las que la hubiéramos afrontado. Francamente, me desilusionó más la forma de encarar el partido que la propia eliminación, para más inri a costa del más odioso y casposo de los rivales. Fue una noche dura, incluso peor que la de la final de Lisboa. Desde esa noche, repetir final de Champions se había convertido en una ilusión que hacía tiempo que no sentía en el fútbol, a sabiendas de que era sumamente difícil. Perder esa ilusión tan bisoña, fue complicado de digerir. Cosa que no quita que aunque estuviera descontento con cómo se planteó el partido, no elogie la competición que hicieron los nuestros. Con una gran recuperación tras empezar con mal pie en Grecia. Repetir entre los ocho mejores de Europa consecutivamente solo lo hicieron este año cinco equipos en el continente, y nosotros fuimos uno de ellos. De hecho, no he tenido tiempo para constatarlo, pero imagino que es la primera vez en nuestra historia que se logra tal hito. Tras tragar hiel, al día siguiente ya pensaba en el próximo partido, en amarrar la tercera plaza, y en continuar siendo un grande de Europa. Me iban sudando la polla las burlas en el trabajo, y de repente, como si de una prueba celestial a mi paciencia se tratase, por primera vez en mi vida tengo un reventón. Obviamente, lo primero que pensé fue: "Precisamente hoy, joder...". Pero probablemente por ello, me armé de valor para tal odisea. Puede que a la gran mayoría un cambio de neumático le parezca un juego de niños, pero yo me sentí la mar de realizado tras completar con éxito la maniobra. Llego al trabajo con el consiguiente retraso, y en la primera respuesta a la típica burla borreguil les digo desde la cordialidad que no me toquen los cojones, que he cambiado una rueda y no estoy para ostias. El hombre, me dice: "Ves? Para eso te sirve ser del Atleti. Estás acostumbrado a sufrir. A mí me pasa eso y me hundo". No me lo tomé a mal, teniendo como premisa la ignorancia parcial del individuo. Esas palabras estaban distorsionadas respecto a la realidad, porque ser del Atleti, si sabes aprovecharlo, te enseña sobre todos los aspectos de la vida en general, a sufrir también. Lo que es pecado es pensar que solo te enseña a eso. La caraja por la derrota dio rienda suelta a una emulsión de orgullo por los valores que, a mí al menos, se me han ido forjando a la par que he ido siguiendo a mi equipo. Respeto por el rival, realismo rayano al pesimismo, solidaridad, seguir luchando hasta el final (por eso me jodió tanto la forma de perder en esta ocasión), saborear la victoria en su justa medida, valorar las emociones más pequeñas con la misma intensidad que las gordas... No es que ser seguidor del Atleti te dé acceso a la plenitud de valores, ni mucho menos, pero la forma de ser de este equipo en su historia al completo, es más proclive a ello. Eso, y que uno por desgracia tiene más cultura futbolística y deportiva que la media. Porque, no jodamos, bromas y tocadas de cojones se pueden hacer, forman parte de la salsa del deporte.........."


En ese momento, pensé, "me estoy enfangando demasiado, a tomar porculo el blog". Por suerte o por desgracia, hoy me encuentro de nuevo con ganas de revalorizar esta parcela de opinión, que es más valiosa cuanto menos gente tenga la fortuna de llegar a leerla. Espero continuar con esta aventura y también volver a leer los blogs atléticos que admiro. Gracias y Forza Atleti.

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