martes, 25 de agosto de 2015

Embrionario

Mientras el Cholo termina de verter la cantidad exacta de agua en cada copa para tratar de conseguir la armonía que nos dé alguna Copa, se vio a un Atleti quinceminutal, hijo del de la temporada pasada, nieto del de la anterior, que tras conseguir el tanto no supo ni rematar la faena ni dormirla con la sapiencia de los últimos años. En mi opinión, nada de que preocuparse de momento, es cuestión de tiempo que el argentino inocule el veneno rojiblanco para que la mayoría de fichajes parezcan socios del Atleti de tercera generación. De hecho, esta plantilla me ilusiona bastante, pero más que nunca dependemos de nuestro entrenador para conseguir que todo funcione. Ya que estamos, cuando digo entrenador, la mayoría de veces incluyo en el paquete al Mono Burgos incluso al Profe Ortega. Sin ellos no somos casi nada.
Por lo que al partido respecta, no tengo más que añadir excepto que creo que no me equivocaba al pensar en Correa como un fichaje excelente, Antoine es el faro, Oliver y Jackson han de ser claves, Oblak parece seguir en estado de gracia y Filipe no sé dónde estaba el año pasado, pero creo que nunca se quitó la camiseta del Atleti debajo de la de Samsung. 


Respecto al conjunto del equipo más allá de este partido, pues ha sido un verano extrañamente plácido, sin salidas de última hora ni llegada de jugadores a finales de agosto. Ojalá que eso ayude en el devenir de una temporada que se avecina durísima para variar, con cada vez menor distancia entre los cinco gallos actuales (si metemos a Sevilla y Valencia). Empezaremos a ver pronto la altura de este Atleti, porque aún no se ve nada en esta ecografía inicial que tuvo a un clásico de la liga de vuelta. Me alegro que haya un equipo canario en Primera. Más diversidad coño... En lo que rodeó al partido, sí que tengo más que decir, ya que por culpa de un servofreno que dijo adiós en las pronunciadas cuestas de Cómpeta al final no fuimos al Calderón, cuando se reunían todos los ingredientes espaciotemporales para hacerlo. Tenía mono de Atleti, pude ver el partido, pero como tantas cosas en la vida, al final no son para tanto, y fue más ilusionante la semana previa que el propio partido en sí, aunque reconozco que últimamente, por mucho que esté prácticamente al tanto del último pedo de Fernando Torres, no siento ese gusanillo futbolero que espero hallar pronto. Será este calor que me tiene gilipollas perdido...

No es casualidad que los salvavidas sean rojiblancos, Porque ahí seguimos, de nuevo mi Atleti vuelve a rescatarme, siendo testigo mis problemas reales, los problemas que en realidad son evolución, y los problemas que no son tales pero que para uno son Problemas. Un bar de yonkis que parece estar instalado en mi puto salón, proyectos de volar, proyectos de quedar, llamar al mecánico, llamar al hospital, ordenador medio roto, cuidar de mi familia de una persona y media, reforzar experiencia laboral... Los nuestros no pueden hacer más que mejorar lo ya bueno (empezar ganando lo es sea como sea) y yo mientras resuelvo mis mierdas espero volver a hacer del fútbol un lugar de deliciosa tensión y disfrute aunque sea por la tele, porque lo que es jugar, encima últimamente no juego una puta mierda. Todo se andará por supuesto. Forza Atleti, y por tanto fuerza para mí y para los míos también, para seguir y para nacer, quién sabe si del Atleti...