A costa, nunca mejor dicho, de la mala prensa con ganas de carnaza, y seamos francos, de su capacidad cada vez más mejorada de tocar los cojones al rival con buenas jugadas y esos pequeños detalles de infrafútbol, que si los vemos en un rival llegamos a odiarle incluso después de acabado el partido, a costa, digo, de su savoir-faire (estaba deseando usar este francofonismo), don Diego, el don con minúsculas, se ha hecho con un hueco en el corazón de cualquier atlético, a día de hoy es el oso de nuestro escudo, quién nos lo iba a decir las vueltas que da esta vida, quien antes te parecía poco interesante o totalmente incompatible puede llegar a ser el alivio de tus penas.

En la segunda parte de nuevo clave Diego Costa. Falta en la que él ve amarilla cuando debería haber sido al revés, gran golpeo de Koke, peina Miranda y otro remache a medio metro de la red. Hecho. En otra época o con otro entrenador nadie hubiera respirado tranquilo, pero hoy creo que el que más y el que menos sabía que en ese minuto 48 se podía actualizar nuestro casillero de puntos.