sábado, 24 de diciembre de 2022

Espejismos y dualidades

Con más ganas que nunca en mi edad adulta ansiaba éste, mi séptimo mundial. Los deberes hechos en la víspera viendo documentales como FIFA Uncovered o las investigaciones de La Media Inglesa, ayudando con las banderas a mi hijo el nuevo vexilólogo de seis años, vídeos valorando equipaciones de cada país, el Fantasy con los amigos del antiguo curro... De todo mientras llegaba el día, que a mí me pilló volviendo de Sevilla, donde tras ver las camisetas más mainstream a mano me agencié... una del PSG por 14 eypos. La única conexión con el Mundial era la publicidad en su pecho. Debí de pillarme la rareza esa de olitas celestes con la que nos eliminó Marruecos, pero me pudo el ansia y el precio. Cuando oí narrar por la radio el comienzo del partido inaugural de vuelta a casa, el vello de punta.

Mucho hacía que la Selección no me generaba tanta ilusión. Una esperanza mesurada y radiante, amparada por un equipo, el de Lucho, libre de cargas y con pinta de candidato a semis, o como mínimo equipo respondón. Antes de seguir, hasta ahora no había sido realmente consciente del resultadismo de este tipo de torneos, del cula reniego a partir de hoy, porque es tan dependiente para tu devenir cuándo y con quién te vayas cruzando que es una vara de medir muy difusa, aunque ¿cuál mejoe en este caprichoso deporte? Es inevitable, pero también ha de serlo el partir de esa premisa. Se venía de unas semifinales de Eurocopa donde me reenganché a España al calor de esa grata sorpresa que fue su papel de menos a más (llegué a catalogarla la peor de la historia semanas antes). Luego la Nations League, que volverá en junio aunque a nadie excepto a mí le importe. Y después la cuesta abajo de Catar. Esta caricaturizada trayectoria de ascenso y caída de la Selección ha sido digna de estudio. Por mucho que lo de Costa Rica, que nos los puso de corbata en su duelo contra Alemania nos motivara, se atisbaron ya una admisibles alertas contra la propia selección germana en el segundo partido... Pero contra Japón ya se vio lo que se corroboró en la eliminación: una flagrante ausencia de plan B, o A' aunque fuera... Pocas veces acierto y esta vez fue fácil. Desde el minuto 60 o así del derbi de octavos, ya sabía el desenlace. Decepción por la Selección,  rabia momentánea por saber que otro país celebra en el tuyo. Y posterior alivio cuando esta gran Marruecos eliminó también a Portugal para no dejarnos un sabor de boca tan apestoso. Pasé de la ilusión desde el amistoso ante Jordania, el streaming cercano y la compra de la idea de los jóvenes sin miedo a resignarme a que este camino no tiene salida, porque no busca siempre la portería. Al contrario que dijo el asturiano en la rueda de prensa de la lista, sí que murieron miedo, y mi fe en Luis Enrique, que era la que tenía en España, murió. 

Tras el duelo siguió esta copa, que no quería que ganaran ni Argentina ni Brasil, in that order. Los primeros por pesados y ambos por arrogantes, malos ganadores y perdedores y por gozar de la permisividad arbitral necesaria. Al menos eso es lo que he percibido toda la vida. Y desde luego fue así con los albicelestes en todos los aspectos. Fueron justos campeones, pero siempre dio la sensación de que a la entrada o a la salida tendrían el colchón arbitral si la cosa se torcía, a los penaltitos me remito. Y no hacía falta! Hubieran ganado sin ellos. Por eso me jode tanto ese doble rasero, ya con VAR, que me hace ver lo condicionado que está el arbitraje para que te "inclinen", ¿verdad Messi? El tema es que a pesar del escozor de caer ante Marruecos, enemigo íntimo por la humillación que suponía fallar y que te lo celebraran en la cara, luego iba con ellos en sus históricas semis y me alegré de su desempeño, excepto en su lamentable salida del torneo en el tercer puesto de la siempre minusvalorada Croacia. ¿O es que ahí el resultadismo no cuenta? Si no supieran tirar penaltis otro gallo les hubiera cantado, pero eso es saber competir. Ese temple croata es digno de estudio. Bien por ellos y por Morocco, excepto en su lloro arbitral, que es peor que el mío contra los argentinos. ¿Cómo pudieron quejarse así en el tercer y cuarto puesto con ese penaltazo no señalado a Gvardiol? Ese partido es de los pocos que no puede ver, ya en Huelva por motivos de trabajo maritales. Mierda de wifi la razón. Y la final, menos mal que no la quité en el 70, porque cada cuatro años es esto y uno ha visto tantas cosas... Pero pocas como ésta. Excelente thriller de acción, cuya prórroga yo apenas vi mientras caminaba por Onuba. Los penaltis sí, para corroborar mi incipiente precisión en estas predicciones. Aunque había que ser imbécil para no saber que los argentos ganarían con su portero, otro imbécil integral, y su determinación. Lotería de los penaltis mis cojones. Ni la lotería es una lotería, porque solemos coger números relacionados con nuestra vida, como una fecha de nacimiento. Por zanjar la cuestión argentina, se  confirmaron mis temores. Lo de las celebraciones, digno de asco pena: peor de lo que me temía. Pero luego uno ve a sus hinchas copar cada partido las gradas, su animosidad, su pasión, y no puede más que sentir envidia: sana por ese amor loco por un equipo e insana por tener ese palmarés inalcanzable aquí. Que conste, justa ganadora la Argentina, y sobre todo me alegré por nuestro Angelito. Nahuel y Rodrigo Sex Paul son sospechosos habituales mientras no se demuestre lo contrario.

Tras desgranar a la Selección y al campeón, volvamos al transcurso. Durante el mismo, todo desluce cuando ya lo tienes. Aún así aproveché la baja de paternidad para ver los partidos que pude. Seguí una especie de ritual: en las vigilias de cada víspera hacia una especie de previa de cada partido, comparando enfrentamientos, oyendo a Paquetes y a Saber y Empatar y lo que se terciara: Siro, Maldini, Míster Chip... Sin descanso, sobre todo con el Fantasy, que era cuestión de estado ganarlo y así fue. Sacándole partido al youtube premium de prueba y al cable de la urbanización para usar los canales alemanes y así ver joyas matutinas como el Irán Gales o el Camerún Serbia, que sabiamente decidí ver a pesar de tener la mañana libre de críos. Me llamó la atención gustosamenre la igualdad que sigue subiendo y el hecho de que muchos grupos tuvieran partidos en la tercera jornada a cara de perro jugándose el pase, con desenlaces imprevisibles además. Incluso en grupos que parecían bastante encarrilados como el de Alemania y España o el de Portugal y Uruguay hubo sorpresas, ambas protagonizadas por asiáticos con total merecimiento, si bien creo que esta Alemania no era tan mala. Momentos memorables, porque aparte de los penaltitos, Argentina nos brindó conatos de tiros en el pie cada vez que la cosa se les ponía de cara, con la consecuente emoción adicional. Inolvidable ese duelo navajero contra los holandeses, donde sobró faltarle al respeto a un venerable como Van Gaal o traumatizar en la zona mixta a Weghorst. No faltó la típica eliminación anticipada de alguna favorita, escabechina magrebí aparte, como la de la danzarina Brasil. Qué decir de las decepciones, alguna previsible (Bélgica) y otra no tanto (Dinamarca). Digno papel de todas las selecciones menos Catar. 31 selecciones tuvieron algún momento memorable que llevarse a la boca de la historia. Como Canadá y su primer gol en un Mundial o las primeras semifinales de un país africano. Tiene gracia que Messi consiga el Mundial justo el año en que falleció O Rei Pelé. Insisto. No se debería de juzgar tanto a un jugador por brillar en un torneo cortito, que diría el Cholo, como éste. Aunque por mucho que digamos, lo que guarda la retina y la memoria son este tipo de duelos, y se queda bien grabada la marca de la fracción del cuadrante donde uno dijo basta o donde le calzaron una bata. Por los siglos de los siglos.

Fue un gran mundial, el último con 32 equipos (se atisba calamidad en el nuevo formato). Qatar 2022 fue inolvidable como todos, pero me asqueó la confirmación de que el VAR enreda más que ayuda, lo cual me hace odiar lo que rodea este deporte y ser conspiranoico. De las cacicadas y ridículo de los anfitriones, mejor no entrar, que bastante tengo yo. Ni el primero ni el último, aunque aquí se pasaron. Mientras tanto, yo ya he mirado lo que hay el año que viene de fútbol de selecciones, que me encanta. Voy desbridando la capa de pereza que se interpone entre mí y mi Atleti, y ahora aparquemos la parte más intensa, romántica y geopolítica del fútbol para volver a la cruda y podrida realidad de nuestro equipo. Solo quería dejar breve constancia de cómo seguí algo tan grande como un Mundial y tras varios días pude. 

Huelva, diciembre de 2022.

lunes, 31 de octubre de 2022

Azul e Branco


1833. No. No es la fecha de fundación del club que hoy diseccionamos, sino la de un acontecimiento histórico que afectó a su ciudad y, por ende, al exitoso equipo de fútbol que más tarde nacería. Tras más de un año, el Sitio de Oporto terminaba con éxito para los liberales de Don Pedro IV, que coronaría reina a su hija María II en detrimento del absolutismo predecesor. Dicha monarca promulgó una serie de cambios en el escudo de la invicta ciudad, para reflejar su bravura en tal envite, simbolizándola con un dragón, que formó parte del escudo de armas de la ciudad hasta 1940, y que también aparece en el emblema de uno de sus clubes deportivos desde 1922. El club en cuestión es, en pie y saluden, el Futebol Clube do Porto. Respecto a su fecha fundación, he levantado la liebre a poco que investigué un poquito. Hasta finales de los ochenta, la fecha oficial de nacimiento era 1906, si bien antes había existido durante algo más de un año, un club de fútbol en la ciudad, allá por 1893. Yo no he encontrado ningún documento o testimonio en el que António Nicolau de Almeida y José Monteiro Da Costa coordinasen la continuación del club de 1893 al de 1906... Me temo que el dichoso deseo de ser los más antiguos, porque eso da más solera y enjundia, les hizo jugar la carta del auto-revisionismo y se hicieron trece años más viejos de un plumazo, nunca mejor dicho. Quizá la fecha de origen de una entidad sea la única cosa de la que alguien quiera siempre presumir de antigüedad... Pero bueno, nada que añadir, si ellos dicen que es 1893, para ellos la perra dragona gorda. Me da a mí que este párrafo es un pastiche en el que he encallado sin remisión, pero tengo que seguir, que si no, no me da tiempo a terminar esta mierda que llevo más de un año con ella.


Oporto, principal ciudad norteña de Portugal, tiene el honor de hospedar al primer club que apareció en una crónica de Champions de mi blog. Aparte de eso, soltemos ya los datos demoledores. Es, junto a Benfica y Sporting, uno de los os três grandes de Portugal. Fue el primer campeón de liga, allá por 1935. Como curiosidad, a esa liga se la llamó Primeira Liga Experimental. Anduvieron con pies de plomo nuestros vecinos portugueses. Actualmente son el segundo club con más copas y ligas, por detrás de los benfiquistas, si bien la tendencia en las últimas décadas es claramente portista. Lo malo es que no siempre tuvieron la grandeza actual. Hasta mediados del siglo pasado tuvieron décadas difíciles, aunque ya las quisieran la mayoría para ellos. No obstante, jugaron por primera vez en Copa de Europa en 1956, siendo eliminados por el Athletic de Bilbao. Al poco les entrenó... ¡Béla Guttmann!, el de la maldición del Benfica. Ya hablaremos de ello si alguna vez nos cruzamos con sus archienemigos...

Pocos años después, en plena sequía, disputaron su primer enfrentamiento contra el Atleti, en la Copa de Ferias 63/64. En la ida les vencimos por 2 a 1 con goles de Rivés (nadie se aclara escribiéndolo). Don José Rivés jugó en el juvenil atlético, se fogueó en Rayo y Murcia y jugó un total de cuatro temporadas en el Atleti, antes de ir echando el cierre en los extintos CD Málaga y CD Badajoz. La vuelta en Portugal terminó sin goles, si bien en la crónica que encontré en la maravillosa hemeroteca de El Mundo Deportivo, los ilusos daban por hecho que nos pelaban. Optimismo infundado, porque lo cierto es que aunque con esporádicos éxitos, hasta finales de los setenta, el Porto, un club con secciones de baloncesto, balonmano, hockey patines, voleibol, ciclismo, natación y hasta billar, ni de lejos se parecía a quien es a día de hoy. En estos casos siempre suele haber un visionario, un factótum, un ser superior, que transforma la entidad, ya sea en el banquillo, en los despachos o en el verde En este caso hablamos de Nuno Pinto Da Costa. ¿A quién no le suena? Ya desde bien joven formó parte de la directiva de hockey patines, en 1978 ya era director deportivo de la sección de fútbol, y de la mano de un exjugador portista, José Maria Pedroto, fue el que comenzó la etapa de éxitos que aún sigue imparable. Hay que mencionar sin embargo, que protagonizó o verão quente (el verano caliente), un auténtico polvorín que daría para post aparte, que éste ya va cargado por no dar dos viajes. Básicamente hubo jugadores que abandonaron el club en protesta por la salida de Pinto Da Costa por discrepancias con el presidente Américo de Sá. Pero en ese caldeado verano de 1980, el auténtico acontecimiento fue el Trofeo Ibérico, disputado en Badajoz, cerca de la frontera, cómo no. Según las crónicas ganamos con empujoncito arbitral, pero remontando un 0-2 tras una prórroga.


Continuando con las peripecias de nuestro amigo Nuno, dos años después por fin fue electo presidente, volviendo a poner a Pedroto a los mandos. Desde ahí no hicieron más que subir hasta el punto de mirar de tú a tú al Benfica y superar al Sporting de Portugal. Prueba de ello es que jugaron su primera final europea, perdiendo ante la Juventus la Recopa del 1984. Tres años después, entrenados ya por Artur Jorge porque Pedroto enfermó, lograron su primer título europeo, la Copa de Europa nada menos, ante el Bayern de Múnich. Parece increíble que los alemanes se dejen remontar un 1-0, pero aparte de en Barcelona en 1999, ya lo habían hecho contra el equipo blanquiazul, con nuestro amado Paulo Futre en sus filas. Pero esa noche el prota fue Rabah Madjer, que con su empate de tacón desarboló a los bávaros, que casi a continuación encajaron el gol de la derrota, anotado por el brasileño Juary, precursor de Soljskjaer. He de detenerme a detallar el camino que tuvieron hasta la final, en semis derrotaron a nuestros verdugos un año antes en la Recopa, el Dínamo de Kiev. Antes se cargaron a Brøndby, Vitkovice checo y, ahí quería yo llegar, en primera ronda despacharon al Rabat Ajax maltés. Vaya nombre de ensueño... De propina ganaron Intercontinental bajo la nieve contra Peñarol y la Supercopa de Europa contra el Ajax, pero no el Rabat, sino el de Ámsterdam, cerrando un círculo sublime. 

Mi libreta de fútbol allá por 1995, con ocho años

Antes de empezar la nueva década, mencionemos al rival local del FC Porto, el Boavista. Solo en los setenta, precisamente con Pedroto en el equipo ajedrezado, hubo cierta duda de quién era el mejor de la ciudad, a pesar de que ganaron una liga en el año 2001. En 1990, el Atleti disputó el Trofeo Cidade Do Porto, en el que no se enfrentó al equipo que hoy nos ocupa, pero sí derrotó por 1-4 al Boavista con goles de Baltazar (que un año después recalaría en los dragones), Julio Prieto y Rodax, para ganar finalmente al Standard de Lieja en la final, donde Futre pudo haberse enfrentado a su segundo equipo. Ese trofeo nos lo llevamos nosotros al igual que, con polémica en los despachos Gil mediante, al canterano del Boavista João Vieira Pinto, que no llegó a disputar un minuto con el primer equipo del Atlético de Madrid pero que posterior y paradójicamente prosperó en Benfica y Sporting. No confundir a ese mítico delantero internacional luso, que tan solo nació en Oporto, con João Domingos Pinto, jugador con más partidos con os dragões y one club man. A pesar del duro golpe de no conquistar el Cidade do Porto, en los noventa siguieron ganando ligas como churros, dejando la marca en cinco consecutivas en 1999, cosa que nadie ha vuelto a hacer. De hecho ese año fue tan redondo que también fueron campeones en básket, balonmano y hockey, donde son el club con más títulos del país. 


También son, si volvemos al fútbol, el club portugués con más copas europeas. Para ello tenemos que dar el salto al siglo XXI y mencionar a José Mourinho. Con él volvieron a ganar en el viejo continente, pero en esa pretemporada de 2002, antes de ganar la UEFA en Sevilla ante el Celtic, nos pegaron un baile de aquí te espero que no debió hacerle gracia a Don Luis. Al año siguiente se mudaron de Das Antas a Do Dragão, asaltaron Old Trafford, apearon al Lyon, rompieron los sueños del Dépor en semis (los gallegos nunca volvieron a ser los mismos) y por último no desaprovecharon la oportunidad y trituraron al Mónaco con Deco a los mandos y Vítor Baía con el brazalete (segundo jugador con más partidos). Lo cierto es que el gen ganador del Oporto es acojonante: de dos semifinales de Champions, en las dos salieron campeones. Son además el tercer equipo junto al Bayern con más participaciones en la mejor competición de clubes jamás creada. Ya en 2011, bajo el último pujo de champán en el viejo continente, ya de la mano de André Villas-Boas, ganaron otra Europa League, esta vez ante el Braga, en la única final portuguesa de la historia, guiados por el maravilloso Radamel Falcao García, máximo goleador europeo del club. Por cierto, el máximo anotador histórico del Oporto es Fernando Gomes, a pesar de que se fue dos años al Sporting... De Gijón cuando lo del verano caliente ese. Seguido éste por Hernâni y todo un clásico como Mario Jardel, Teixeira, y otro gran ariete como el brasileño Pinga. 


Pero volvamos a Radamel Falcao, Paulo Futre... Palabras mayores, aunque por supuesto no los únicos que han viajado al centro de la península desde allí: el infravalorado Paulo Assunçao, el rapero de dios Jackson Martínez, el diésel Héctor Herrera, Felipe 'O imbécil' Monteiro, el espectro Rubén Micael o el glorioso Cristian Sebosha Rodríguez. Jugadores de distinto pelaje, luces y sombras, a los que hay que añadir el terrorífico patrón que se dio en el verano de 2006. Llegaron de una tacada Seitaridis, Maniche y Costinha vía Dínamo de Moscú. Huyeron del frío para dejarnos helados el corazón. Hasta el único potable, que era el cara cerdo, faltó al respeto a Don Javier Aguirre y acabó conformando tal diabólica terna. Que conste que para mal o para fatal, ellos no fueron traídos por Suso García Pitarch, como hubiera estado de muerte decir. Es lo que tiene cerciorarse uno. De hecho no viene al caso, pero Pitarch, por lo que he investigado, ni tan mal en si gestión. A cambio nosotros les enviamos a un prometedor Óliver Torres, que lleva diez años prometiendo. Siempre fueron listos en la gestión, Da Costa y compañía. Un compañero de trabajo de Oporto, cuya madre es amiga de João Domingos Pinto y era vecino de Rui Jorge, me dijo que el objetivo allí es hacer dinero con la venta de jugadores por encima del éxito deportivo. En ese brillante gestión, por desgracia, hay que mencionar el caso Apito Doruado (Silbato dorado), que salpicó a primeros de siglo a Da Costa por temas de sobornos 'con frutas' y tráfico de influencias. Aunque luego fue rehabilitado, cuando el Duero suena... 

Falcao en la final de E.L. 2011 vs SC Braga

Para terminar, decir que el Oporto, aparte de ese duelo en los sesenta y algún amistoso, ha presenciado nuestra fase lunar completa en Champions desde 2008/09 hasta hoy. En esa edición nos eliminaron en octavos, aunque su portero Helton nos echó una manita en la ida con su cantada a tiro de Forlán. En la vuelta un desesperante cerocero nos mandó para casa cuando nos las habíamos prometido felices en el sorteo... En la siguiente edición, con un paupérrimo desempeño en fase de grupos, caímos contra ellos sin anotarles un gol: 2-0 con golazo de tacón de Falcao, y en casa 0-3, ya con Quique en el banquillo. El destino quiso que por tercera edición consecutiva de Champions nos los cruzáramos en nuestra amada 2013/14. Ahí les vencimos con dificultad y gol de pizarra de Arda (en fuera de juego) en Do Dragão y en el Calderón les vencimos sin despeinarnos. Ya ha llovido incluso para ese doble enfrentamiento en color, donde yo acababa de conocer a mi mujer y aún no conocíamos la grandeza a la que podíamos llegar. Y entonces llegaron las fases de grupos recientes: la pasada 2021/22, donde aquí nos secaron sin goles, y en Oporto ganamos con dos cojones cuando teníamos todo en contra para pasar de ronda... Y la de este año, que la publico  sin saber si nos permitirán entrar por la gatera a la Europa League, ellos ya están en octavos de Champions, y nosotros estamos en cuarto menguante. Adeus!


sábado, 29 de octubre de 2022

Precholismo

Empezó el partido conmigo saliendo del pueblo en coche, en una metáfora de los oídos sordos que pretendía hacer del partido mientras tuviera coartada: hace tiempo que conduciendo en familia me doy grima poniendo el deporte. Descanso cuando paraba yo a repostar. 1-0 en el 1; lesionado Morata. Hasta los nombres de los que nos marcan suenan a broma. Bongonda. Una continuación del desfibrilador fallido del miércoles. Otro para mí por favor, y de pasó ansiolíticos y bebidas energéticas del Dia. Otra competición, igual despropósito en lo que yo al menos vi. Un Atleti descosido por falta de fe e ideas. Un resucitamuertos que de paso se echa una siestecita en cada ataúd. Ojalá no lo hubiera visto pero lo vi, cómo no iba a hacerlo. De hecho no estoy seguro de eso de que ojalá no lo hubiera visto. Fue llegar a una zona amigable y engancharme la última media hora de qué partido, mare de deus. Acordé con el Bati que no habláramos del Atleti hasta después del Mundial. Incluso me dije no volver a escribir en un tiempo pero es que no es para menos... Además, de algo te tienes que morir. Yo soy parte de ese escudo. Seguramente parte de la octava franja, la blanca de la izquierda que ya no está, algún puntito cerca del borde, huyendo de aglomeraciones. De algo te tienes que morir... Si fuera de cualquier equipo, por ejemplo del Cádiz, me habría parecido un partidazo, pero siendo del que soy me pareció una mierda. Incluso cuando atisbaba nuestro empate renegaba y me decía que no era suficiente. Que no podemos vivir tan al filo ni siendo el Atleti. Luego para coronar la sobredosis del 2-3 se pasa al 3-2. Pero al igual que el sistema, esto no es cosa de cifras ni números, sino de saber a qué jugamos y el escudo que se lleva en el pecho. No son días de hacer sangre, sino de hacer de plaquetas (pupas aparte), pero sí para decir que he visto cosas en esos veinte minutos gaditanos de otro Atleti que siempre recordamos con escalofrío y que poco a poco nos come terreno cuando parecía imposible: el Atleti precholo (el de primeros de siglo, vamos). Y me da miedo de pensar que ya no me da miedo que el Cholo se vaya, incluso pienso que se debe marchar a final de temporada. Es lo que tiene no sabe a qué se juega, cosa impensable en ocho de los últimos diez maravillosos años. Ninguno, incluido él, por supuesto, nos merecemos un final feo. En él está la solución y la respuesta a su debe de dar un paso al costado, desde fuera parece que sí. Aprovechemos este legado que nos estamos empeñando en empañar últimamente, y que como le dijo Gabi a Simeone, tanto costó construir. Volviendo a la temporada, ojalá se reconduzca esto, aunque sea por estadística, y si por favor puede ser sin tanta montaña rusa, mejor que mejor, que me van a reventar los tímpanos de tanto subir y bajar de las nubes. Forza Atleti.

jueves, 27 de octubre de 2022

Pecado mortal

El Atleti, este Atleti de cholismo intermitente tan solo cuando tiene el agua al cuello, tiene un matiz que siempre estuvo aquí: si somos favoritos, se añade a la tarea una losa de mármol de 105x68. Por ello vimos a un equipo hiperactivo y por ende atolondrado en los metros finales. Si nos confiamos somos muy malos, pero si todos esperan que ganemos, hacemos bueno a quien tengamos delante. Porque para colmo el Bayer aprovechó nuestros fallos con precisión quirúrgica y siempre, incluso cuando estuvo acogotado en la segunda parte, dio sensación de peligro. ¿En qué puesto van en la liga alemana? Ah, sí, el 15 de 18. Los demás se crecen y nosotros parecemos no valorar la competición hasta que no llega el ultimátum, cuando es más difícil atinar,  porque la línea de cal insinúa el abismo. Quien quiera que achaque la eliminación a la mala suerte, pero cuando se pone uno a pensar los infames minutos en varios de los partidos, cuando el truco final parece basarse en ponerle huevos en vez de en un plan, todo ello ante rivales de segunda fila, ganando tan solo de milagro en la jornada uno tras ser zarandeados, fallando dos penaltis por el camino, desperdiciando ocasiones por tirar al muñeco cuando dominábamos, y encima tenemos fallos individuales inconcebibles... Pues en la mejor competición del mundo no hay nada que hacer, ni olvido ni perdón. El penalty de anoche resume lo que hemos sido en la fase de grupos. Esperpento estrepitoso, mayormente para mal. Antes de tirarlo yo ya me olía que lo fallaba, porque para nosotros, a diferencia de cualquier equipo, un penalty es una espada de Damocles, un juicio sumarísimo con todo en contra... Eso, y que no leía ningún wasap con "vamos hostia" o similares del Bati a pesar del desfase del stream: mal augurio... Espóiler silencioso en toda regla. 

El aburguesamiento llevado a los aficionados está ahí y no lo podemos evitar, no es mala señal si lo mantenemos a raya y apoyamos al equipo, como percibí anoche anunque fuera desde un móvil. Peor es que esa sensación se extienda al equipo. Al final por un lado unos esperan tener más y los otros creen que lo conseguirán haciendo menor esfuerzo. Lo miremos como lo miremos, qué menos que haber podido disfrutar de una eliminatoria de octavos, presumiblemente tras haber pasado como primero de grupo, que sobre el papel y sobre piedra grabada debería haber sido... Yo llevo años en fase de negación pero ya acepté que nuestro techo competitivo en Europa era ese round of 16. Si no lo alcanzamos en este contexto, normal el bajón emocional. No quiero verla más, que diría Estopa.

¿Y ahora? Esta eliminación tiene peor poso y más delito que la del Qarabag, donde peleamos hasta la última jornada y los rivales eran más duros... Aunque quizá nosotros también lo éramos. Lo cierto es que vamos a sufrir por entrar en Europa League en un grupo que podría considerarse de la misma. Ella siempre estuvo allí, al principio le contestábamos los mensajes nada más leerlos, pero tras conocer a su madre con las tetas operadas y su cuenta corriente no hacemos más que dejarla en leído y pasar de ella, a no ser que avancemos mucho en la noche y nos invite a una copa con opción a supercopa de postre. Pero yo hoy, estoy empachado, no quiero ninguna de las dos, sino vomitar esta decepción, que por otro lado se veía venir de lejos. Vuelvo al partido a partido más elemental para no enloquecer. Amordazo y encierro a cualquier lechera con calculadora y difumino cualquier castillo en el aire. Solo me daré la licencia de terminar el post de la historia del Oporto y el documental nuevo este que sacaron hace un mes en Amazon. Ahora que siga corriendo el tiempo tan rápido como ayer, esta vez ya a nuestro favor.

lunes, 24 de octubre de 2022

Neocholismo

Hay campos y rivales que nada más mentarlos se me tuerce el gesto. No es el caso del manquepierda, con el que solemos sacar mejores resultados que contra enemigos de similar talla, porque ese equipo es candidato a Champions: que es de nuestra liga, vamos. Para algunos esperpentos vividos esta misma temporada, sacar así este tipo de partidos ante rivales fuertes y fuera de casa, se convalida uno a uno para la asignatura de Cholismo Clásico. Esta nueva versión del Atleti, sin el vetusto abrigo del quinteto atrás (quién sabe si es solo por eso, si no tengo ni zorra), está dando réditos en campos como San Mamés o el Villamarín, ahí es nada. Eso por no mencionar las victorias en Mestalla y Sánchez-Pizjuán. Al igual que en el Doblete, somos más solventes fuera que en casa. Quizá nuestra buena vertiente de encajadores respecto a creadores de juego es la respuesta. Si queremos sacar punta, podemos incluso achacarlo al atenazamiento y la falta de comunión con la afición, pero es más bien lo que oigo en los mentideros que lo que pienso. Ya quisiera yo poder ir al Metropolitano a comprobarlo. Si se trata de unirnos, todos vamos tras la bandera de Antoine, el mariscal de campo. Qué manera de volver por sus fueros... Y qué ojo tuve para ficharlo en el Comunio junto a Reynildios. Tenemos jugadores en un gran estado de forma mental y físico. La dupla Giménez&Savic seguramente haya batido el récord de titularidades consecutivas, (lo digo cruzando mis pelotas). Y ¿qué decir del partido? Primera parte contemplativa, en la segunda me incorporé en el 60, así que ahorré adrenalina. Luego, el gol se compra, y tenemos un gran arsenal arriba, quizá tanto que se nos puede pudrir a veces de no usarlo. Bien Saúl (quizá para mis expectativas), bien todos en general, aunque tampoco nos chupemos las pollas. El Betis pudo empatar al final, empujó más, pero es que es un duro rival, en su campo, las bajas afectaban a ambos, no solo a ellos. Así que el prisma ha de ser ese, aceptando como verdades incuestionables esos posibles puntos de silla como el gol anulado a ellos, el qué hubiera pasado de haber jugado Claudio Bravo, si el árbitro o el larguero nos la hubieran liado en la última jugada de ellos o qué equipación hubiéramos vestido. Si no, nunca acabamos. A mí, no sé si será que, a diferencia de Pellegrini, estoy acostumbrado al cholismo, pero visto lo visto, estos tres puntos, en este contexto sociohistórico, me valen. Notable en neocholismo. Ahora a cambiar de aula para seguir vivos en Historia de Europa Contemporánea, ahí sí que llego cagao al examen.

miércoles, 19 de octubre de 2022

El rayo que no cesa

Como en la canción, dicha centella se nos mete dentro, nos hace recular, especular con la inflación... Y esta vez a ese Atleti sesteante le salió una dolorosa cruz, que me ha hecho dormir con una nube negra en el pensamiento. Cuando abunda esta casualidad donde antes apenas había fallas en la ejecución de los partidos, hay que descartar el tema azaroso (excepto en el balonazo de Grbic a la spider cam esa). Pero lo cierto es que yo no tengo un solo culpable, el Cholo me temo que tampoco. Eso sí, sus cambios sentaron al equipo peor que a mí una gorra o tomarme un zumo de piña frío en ayunas. Radamel mío, demasiado que fallaste un penalty cuando nos visitaste con el Mónaco, uno di noi siempre. Él culminó la agonía que siempre empieza cuando un rival se pone a gesticular como una quinceañera dentro del área para llamar al vídeo. Qué tortura de VAR, aunque hoy, si bien interpretable, no podemos quejarnos de ese lance. Lo peor fueron las sensaciones post descanso ante un rival que por mucho que ya no sea ese chavalín repetidor, y ahora se haya sacado el graduado en el nocturno y busque curro, no deja de ser el Rayito, que hacía más de veinte años que no nos puntuaba en casa. 

Esa procrastinación, trufada de ocasiones de Cunha (yo confío en su mutación a killer aún), nos llevó a este indigesto y decepcionante punto, parón en seco a las expectativas de mejora del equipo. Una cosa es sufrir en San Mamés y otra hacerlo cuando estaba todo controlado, en tu campo, y posiblemente provocado por las fichas mal removidas. Griezmann fue un espectáculo, De Paul y su revalorización van viento en popa, el cuerpo de Lemar ya tenía mono de enfermería, o de hacer compañía a nuestro pobre capitán. Mención aparte Morata, que es mi delantero: me vale de sobra un tío así. El que a estas alturas pida un nueve mejor para aspirar a títulos a saber qué aspira él los viernes por la noche. 

Vuelta a la desazón. Ahora pidamos que vuelva el 5-3-2, que vuelvan Savic y Giménez de lesiones, João (yo un poco sí, por curiosidad al menos), el poner los jugadores en su sitio, y ya puestos, el 4-2-4 de Quique... En serio, estoy muy perdido y triste con la sinuosidad que llevamos. Encima hoy se ha roto el bidón del Atleti que mi niño usaba para el deporte. Ha durado menos que él apuntado. Mal augurio, o más bien gran metáfora de nuestro equipo. La única buena noticia es que no estamos en la tabla tan mal como de la cabeza, aunque tras Heliópolis puede que sí. Todo es incertidumbre excepto que nos tangarán arbitralmente, y como eso no lo podemos controlar, solo queda jugar y ganar. Ya lo canta Robe, y quizá lo murmure Simeone a diario: "No sé en que parte de esta historia perdí el argumento primario". Esta locura transitoria ya dura demasiado...

domingo, 16 de octubre de 2022

El Atleti vino

El Atleti no ha vuelto, pero hizo un partido con más altura que Rosalía cuando me daba picorsito. Hoy estaba permitido sufrir, de hecho era condición obligatoria para volver a ganar más de cinco años después en ese colosal estadio, al tengo claro que algún día iré. Aunque si lo hago con mi amigo Ernesto, athleticzale no militante a día de hoy más que para tocarme los cojones cuando el Atleti cae allí, será cuando estemos jubilados. Se trataba de reconquistar un lugar del que obteníamos pingües victorias hasta que la cuesta abajo del cholismo llegó. Hoy saco ese término vintage porque eso fue hoy mi Atleti: puro cholismo, hasta Raúl García estaba en el campo. Lo que yo entiendo por cholismo es intensidad, CALIDAD, resiliencia, buena toma de decisiones y derroche de coraje y corazón. Si eso ocurre, la pasión ya la ponemos los que estamos al otro lado. Esperemos que, como a Oblak, se nos olvide lo que pasó antes de este partido y continuemos una senda de actitud que ya viene precedida de tres victorias. Hoy me da ganas de hasta ver el madrid-barsa (qué cojones es esa argentinada de El Clásico?). El de anoche sí que lo fue, como también la ojeriza arbitral hacia nosotros, vistamos de fosforito, rojiblanco o mandarina suave (¿la naranja no era solo para la Champions?). No me refiero tanto al gol anulado, que en los tiempos del VAR, con el pantallazo de ese contacto, aunque sea involuntario, no lo doy por válido ni yo si me dejaran, aunque doliera. Vaya golazo de Don Álvaro. Cómo admiro su paciencia, con todo lo que le dan, lo que le maltratan, y siempre está ahí... Como Griezmann, cuya redención le hace aún más grande que si se hubiera quedado aquí por siempre. Y qué decir de Reynildios. Me tiene absolutamente cautivado. ¡Mozambiqueño, tus pómulos nos señalan el camino! Gran partido también de Grbic, que como ya dije la otra vez que salió, hace que no me de un tick en el labio si Oblak se tira al césped, porque independientemente de su nebuloso paso por Lille, ahí hay portero. ¿Habrá un equipo? Le volvemos a tomar el pulso a la liga, al menos para ser un digno tercero. Acompañan los resultados, hoy ya también el juego, y más que nada la actitud. Ver a los jugadores saludar, suplentes incluidos, a la afición desplazada, supera incluso a la mas caliente de las previas, porque durante los partidos, aceptémoslo, hay que sufrir, como ese Atleti que insisto no ha vuelto, aunque alguna vez se fue, y que al menos hoy vino, quizá con pinta de quedarse.

jueves, 13 de octubre de 2022

Círculo de Brujas

Así se llama el rival local de estos flamencos (Cercle Brugge) y es que qué mejor nombre para describir este doble partido de fase de grupos, donde se ha repetido la historia con los belgas. Porque nos han vuelto a joder, como en el 78, como en el 92, como en cierto modo en 2018... ¿O somos nosotros solos los culpables de esa amarga redundancia? No quiero verlos más a estos hijos de puta del Club Brugge Koninklijke Voetbalvereniging, que son nuestro Levante europeo. Si alguna vez me vuelvo a pillar una cami de un club belga, será del bueno del Cercle, y me acordaré de nuestro Vietnam personal contra los otros. Un rival, eso sí, al que nada hay que reprochar: valiente, sin complejos, pletórico e imbatido en Champions mientras en Bélgica solo son terceros (el Bayer también iba de culo en su liga). Quizá ellos ven en Champions una motivación que para nosotros se ha tornado en subestimar al rival, con la posterior ansiedad por ir con el agua al cuello. De todas maneras me da a mí que se van a pegar la hostia del siglo con absolutamente cualquier rival con el que se topen en octavos, lo cual no hablaría bien de nosotros, sobre todo si no los acompañamos. Allí estarán con un entrenador con look de comisario divorciado de provincias, capitaneados por Hans Vanaken, master of naming, y con el Jutglá ese cojonero, que tiene cara de gordo, como Reguilón... Y luego está Mignolet, que siempre me sonó a portero malo y a ver quién es quien se olvida de él ahora, con esa pinta de ser el primo de Zumosol de Kevin De Bruyne... Lo mas gracioso es que incluso pudieron ganar, por algo lo de mi manida máxima de "podría ser peor". Porque en el penalty de Nahuel vimos toda nuestra vida pasar a cámara lenta en ese cortometraje de pesadilla con final feliz (¿dirigido por Hans Vanaken?, es que vaya nombrazo, joder). Las ventajas del VAR, que por una vez nos vino bien. Madre de dios de la que se libró Molina, cuyas acciones, dentro de su mejora, nos hacen recordar con escalofríos al Guilherme Siqueira más radical... Solo falta que marque un día de estos para confirmarlo. Y precisamente de eso suelen ir estos partidos del ocaso del Atleti simeoniano: goles de invitados inesperados que suelen ser el caballo ganador que corona las más angustiosas épicas. En la víspera me encontré en el suelo un cromo de Hermoso, "lo que Hermoso te da, Hermoso te quita", pero demasiada truculencia gastada en el no penal como para pedir más milagritos. Creo que esa heroica es inversamente proporcional al empuje y dominio que mostremos. Hoy fuimos demasiado superiores para ganar así. El equipo no jugó mal, le echó huevos también, apenas hubo sustos para lo magnificado del rival y se fallaron numerosas ocasiones... Griezmann, nuestro franco jugador franquicia, y Angelito Correa (qué importantes cuando no carburamos), secundados por un obstinado Lemar, me maravillaron en la primera parte, pero no fue suficiente: demasiado esfuerzo en la elaboración y poco veneno en los remates. Por cierto, nunca había visto tanto a Reinildo en ataque, y he de decir que me pone bastante.

Luego el Cholo trató de cambiar de broca con Morata, Cunha y compañía. Desde el año pasado con la gestión del declive de Luis Suárez (quién lo tuviera a veces), parecen más rigurosas administraciones de minutos que cambios para el bien del partido, sin embargo ayer fueron más imprevisibles que nunca. Morata canonizó a "Miñolet" de la santa faz. Me la suda que João no saliera, y no quiero oír hablar de castigos ni tonterías, porque si no no se explica lo de De Paul, que parecía Grizzi de puro querer enjugar su grave indisciplina. Matheus es mi ojito derecho y ya marcará. Me da igual también la abulia de Carrasco, aunque yo ni tengo capacidad para notarla de lo saturado que estoy... Ya nadie es tan importante, ni el propio técnico, ni yo. Se siguió intentando sin éxito, quizá sin suerte también, por qué no decirlo, pero ni con los belgas con uno menos y puestos de Tripel Karmeliet hubiéramos ganado. Nos quedamos sin nuestro Delirium Tremens, que ya casi damos por hecho de tan mal acostumbrados. Empezamos jugando de día pero en la cancha fue de noche todo el rato. Tiene huevos que quizá en el partido que peor hemos jugado sea el único que hemos ganado del grupo. Este Atleti...

Quedaba el descuento y mi niño me pidió saltar en la cama elástica. ¡Qué coño! Que le follen al partido, aunque hasta saltando en ese círculo redondo veía el escudo del puto Brujas. ¿Que no? Ahí dejo la foto. Con poca esperanza pero tenía la oreja pendiente de algún alarido del comentarista mientras daba atención filial, pero éste nunca llegó, sino los anuncios a mayor volumen, un puto clásico audiovisual.

En tardes como la de ayer, qué raro fue ese horario, se me quitan las ganas de volver a Europa en general, que es al fin y al cabo para lo que competimos en liga. Un malcriado, un aficionado de mierda seré... Ya recapacitaré y me tomaré mi sopa aunque sea fría. Más dinero, más problemas, doy fe de ello. No obstante, sufrimos sobre todo por nuestro mal desempeño en los partidos anteriores de la liguilla, porque hoy, por muy patético que suene, ni tan mal... A algo que habrá que agarrarse para la próxima, aunque sea por no ir a la maltratada Europa League. Esta vez salió Aris, salió Apoel, salió Qarabag... Salió fatal. Adiós a ser primeros de grupo, aunque eso suene a lujo impensable desde la semana pasada, e inalcanzable desde 2017. De todas formas, tratemos de esquivar la debacle ganando a Xabi Alonso y al Oporto en Do Dragão... Un grupo que era fácil, un Atleti que es difícil de ver.

miércoles, 5 de octubre de 2022

Billete de vuelta a la tristeza

Me voy acostumbrando a ambas cosas, pero esta vez el Atleti me ha dado peor noche que mi niña. En la vigilia, mientras veía de fondo Die Kaiserin (el Cholo tiene más problemas que Francisco José, y el dinero no es uno de ellos) y me percataba consternado del resultado, me impuse el propósito de borrar este partido de mi mente, y eso que lo poco que vi, que fue hasta la meada del primer gol, no me disgustó, y ello casaba con la ilusión tras los efluvios del partido del Pizjuán. Precisamente por aquella esperanzadora victoria duele más este revés europeo, en un campo y ante un rival que me producen pavor, al historial contra ellos me remito. Como sé que no me da la vida para hacer posts históricos de equipos (con el del Oporto llevo más de un año), pues inciso al canto: la ciudad portuguesa y la belga, apenas difieren etimológicamente, porque Brujas no tiene nada que ver con ungüentos para abortar, males de ojo y titulares baratos que desempolvan vocablos de halloween, sino que es una deformación de Brugge, algo así como atracaderos o muelles. Así que primas hermanas ambas, y nosotros zozobrando en medio.

Lo dicho, de tanto querer olvidarlo, no me ha quedado otra que exhorcizarlo aquí. Purgar mínimamente la depresión compareciendo, por vergüenza atlética y por el qué dirán que me autoinflijo. Mientras, africanos que pasaban como aviones, mezclados con un catalán inventado y nativos cuyos nombres, ensalada de kas, uves y jotas, me evocan ciclistas noventeros, nos volvieron a hacer invisibles en ese estadio cuya arquitectura y gutural acústica anuncian encerrona en Flandes... Aunque más de una vez y de dos he planificado un viaje por el Benelux, si esa utopía cuajara, seguramente cuando ya esté jubilado, si es que llego, miraré de soslayo y timorato al orgulloso Jan Breydel, y dudo que, cual entrada a un museo de torturas, me aventure a ver las añejas y a la vez esbeltas dobles gradas de su interior. Mientras tanto, no quiero que volvamos allí a jugar,
si eso les dejamos al pobre Giménez como tributo, que más allá de su indudable entrega, me da a mí que en el Mundial no se perderá ni un minuto mientras que con nosotros es Samuel L. Jackson en El Protegido. Con todo el dolor de mi corazón, ya la broma cansa y no debería pasar de junio. Para colmo, Llorente también fuera, João que no entra y el penalty a la milanesa de Griezmann terminaron de envolver esta horripilante noche, que colgó a la nueva camiseta Sunny Delight un sambenito presumiblemente perpetuo. Ayer curiosamente me convencieron para pillarme la segunda camiseta de liga, lo que son las cosas. 

Cuánto queda y qué poco a lo que agarrarse para cumplir, no ya los objetivos más ambiciosos, sino los bajo mínimos, esto es: pasar como segundo y quedar cuarto en liga para volver a penar, engullidos en noches otoñales sobre estadios ebrios de sangre. Menos mal que tras el espejismo de Nervión yo juro que veo, en los duermevelas entre pañales y gasas lechosas, el oasis de Catar 2022. Para eso he quedado, para rehuir los partidos del Atleti, cosa que ni en Segunda ni en la época de Costinha me pasó. Pero ahora hay una fortuna que tememos perder por el precipicio que se atisba. Una suerte de la ignorancia era la felicidad. Ahora pienso en el Girona y me da sudor frío, es lo que tiene la constatación de que no hay milagros y el equipo sigue perdido y roto tras el espejismo sevillano y, lo que es peor, presumiblemente en el atardecer de una década prodigiosa.

lunes, 26 de septiembre de 2022

10 años después

Con el ritmillo de la canción de Calamaro de fondo llegamos a la colosal efeméride. Nada menos y nada más que una década con mi blog, que encima cae en mi onomástica y para colmo de bienes ayer nació mi hija Anjara.
En todo ese tiempo he vivido a mi equipo de una forma insospechada, tanto personal como en lo que al Atleti se refiere. Simeone nos trajo los años de nuestra vida, y ello coincidió con la época que más partidos vi in situ. Vivencias increíbles plasmadas en crónicas preciosas, aunque he releído alguna y me avergüenzo de lo que escribí. Recuerdos imborrables, bonitos la mayoría, incluso los más dolorosos, porque caímos con la cabeza bien alta. No hace falta dar más detalles... Porque también hubo triunfos, épicas victorias, todas glosadas convenientemente aquí, junto a magníficas entradas biográficas de los clubes que tenían el privilegio de enfrentarnos, la sección incomprendidos, la de los ilustres... un pedazo de blog, ¡qué coño!

Cuando empecé leía bitácoras excepcionales como por ejemplo el rojo y el blanco, pero había lo menos cinco o seis más muy buenas. Hoy solo leo Volveremos y a Don Tomi, un auténtico referente, si bien ahora lo que hay son muchos pódcast y canales de youtube (Big Zeta, Atletico Play, Rayas Canallas, De Padres a Hijos...) que copan mi tiempo libre y han salido al paso de la evolución natural de la comunicación deportiva. Entre dichos vídeos y audios de whatsapp con mi sobrino Bati y mi hermano de Tallin la escritura se queda en tercer plano. Porque este diario está en horas bajas desde que soy padre, que de eso hace tiempo ya, y lo que antes era un hábito inquebrantable se tornó en pasar de cuando en cuando por aquí, casi sin querer, cada vez menos, y siempre arrastrado por sobrecarga de ocio o remordimiento para con el Atleti... Pero de ahí a dejarlo, jamás. 

La vida me ha cambiado como nunca en este trayecto. Conocí personas que en mayor o menor medida dejaron su huella, dejé atrás etapas, conocí a mi actual mujer, tuve hijos, me enfrenté a problemas para los que no estaba preparado... La misma vida me ha dado cosas buenas, pero más de un par de hostias, aunque podría ser peor, como debemos aplicar a la realidad de nuestro equipo, aunque le exijamos (faltaría más). Él es un fiel reflejo de mi realidad, por eso me gusta tanto. Los problemas nunca acaban, da igual el nivel, siempre será difícil avanzar, pero con los pies en el suelo y con esta inefable pasión rojiblanca, seguiré sobreviviendo de la mano de mi equipo hasta que me muera. Partido a partido, como dice el himno de facto de Leiva y Sabina, y mientras si eso, yo te escribo, Atleti.

lunes, 19 de septiembre de 2022

Ganar

No me importa que hoy sea mi cumpleaños. No pasa nada porque me equivocara al afirmar que gozaría más ganar el Eurobasket que ganarle al Madrid. No me incumbe, si bien me sorprende y apena, la neymarización de Vini Junior. A estas alturas, tampoco tanto que el cangugo se señale las Champions. Muchísimo menos me importa que nos vituperen por revolvernos si nos quieren o piensan humillar, que ojo, yo quizá también lo haría desde esa atalaya de marfil merdellón, al menos una vez seguro que lo hacía. Porque piedras, unas de previsible sorna venenosa y otras de destilado y acomplejado odio, se lanzan desde ambas aceras al calor de las batallas de la década. Pero a mí me preocupa más nuestra impotencia en el verde, por mucho que la realzara la pegada demoledora del rival. Me da pavor la intensidad e identidad que verano a verano fueron drenadas. Me desespera la expulsión injusta de un desquiciado Hermoso, cuya felipada sopló la última raya de esperanza. Va a haber que fichar a Alberto Díaz para que ponga orden en defensa... Y creo que me aguijonea más la duda de entrar en Champions que el haber dimitido de la pelea en la vuelta de calentamiento. Ya me martillean demasiado varios diablillos recurrentes: el de la mala planificación, el de las lesiones, el del supuesto o no plantillón, el de dónde iríamos sin el Cholo y a su vez el que prefiere al tándem Emery-Marcelino, sin olvidar el arbitraje... Pues bien, todos esos problemas, en un derbi, no nos harían ni cosquillas si, como la Selección, hubiéramos ganado: 


Cada vez me jode más ponerme la rojiblanca, porque siempre lo hago henchido de orgullo, pero en vez de hacerlo al ganar (me avergonzaría que me tildaran de oportunista, como si a alguien le importara), pues lo hago cuando palmamos una grande, cual máscara de gas contra la toxicidad culémadridista que asfixia a poco que mires. Aunque si seguimos así, más me vale cambiar la razón por la que me la pongo.

El Vini güeno


miércoles, 14 de septiembre de 2022

Doble llanto

No sé qué es peor, si saber que los árbitros nos siguen jodiendo hasta en Europa, o que el mal juego del equipo opaque esa lacra. Ya no espero ninguna tecla que pulsar por parte del Cholo, solo que ponga a los jugadores en su posición. Así podremos ver si la mayoría están tan mal como parece con fundamento. Encima, hasta que se demuestre lo contrario, seguramente habrá que lidiar con trabas arbitrales cuando fluyamos mínimamente. Eso es lo que más me tortura, el tener ese sentimiento que nunca antes tuve de que por algún motivo siempre nos están jodiendo. Por otro lado hemos refrendado nuestra legendaria fama de resucita muertos, cuando era un día para hacer bueno el milagro ante el Oporto. Ahora cada partido un matchball sin importar la competición. Firmo ser terceros en liga y empiezo a resignarme con pasar, si es que pasamos, como segundos de grupo y penando hasta el final. Solo me consuela que el equipo suele dar la cara y su mejor versión cuando más alejado me encuentro de él. Ojalá me tape la boca desde el domingo a las 21:00. Yo por mucho que pinte mal siempre estaré ahí, aunque no quisiera no podría.

jueves, 8 de septiembre de 2022

Catarsis en la nada

Todavía con ardor de estómago del atraco del Reale Arena, que confirma que la ojeriza de los árbitros con el Atleti va a peor, llegaba un nuevo hueso como el Oporto, el mismo de casi siempre cuando se trata de la Copa de Europa, o mejor dicho, nuestro amor platónico. 

El cacao que tiene el Cholo, el bajo nivel de algunos jugadores y la consiguiente intermitencia de juego en el momento más insospechado no hacía presagiar un partido plácido. ¿Desde cuándo no hay uno en casa? ¿Quizá Huesca o Éibar el año de la última liga? No obstante, esto es la puta Champions, y el portugués es un rival más incómodo que mear empalmado. No pude ver el partido entero, pero sé que fueron mejores siempre. Primera jornada muy parecida al año pasado, Otra vez el Oporto (me cuesta decir Porto), otra vez una mano, aunque esta diera un penalty en vez de un gol anulado, otra vez el iraní Taremi juez y parte con una acción suya en nuestra área... Esta vez lo hizo con esa expulsión que nos dio cierto aire, y cuando todo apuntaba a otras gafas en el electrónico, apareció la magia que desde hace un año largo nos viene acompañando cuando el cuarto árbitro saca la tableta...

Ni escrita por un guionista la clausura de la tensión sexual no resuelta entre Hermoso (uno di noi), Griezmann (bastante tiene con jugar tan poco) y algún tarado del fondo sur (dspero que eso sea una minoría absoluta en el FA). El príncipe mató al dragão y se puso fin a la mini guerra civil que tendría que haber acabado hace puñado de meses. Momento catártico, de locura integral, pero que aunque disfruté, porque fue la hostia, enseguida fue estrangulada por una sensación de alivio y sobre todo una invasión del miedo al futuro, por la incertudumbre que continúa. El Cholo, si  o está perdido, se empaña en mostrar lo contrario, el lateral derecho está mal cubierto, y además sabemos ya por las malas que estos triunfos NO nos han servido como puntos de inflexión, pero se ganó, y a ver quién es quien, aun con dudas, no durmió contento.

Paulo, Paulo! Futre, Futre!

lunes, 6 de junio de 2022

No confío ni en dios

Han pasado más de ocho meses desde la última vez que me pasé por aquí. Al igual que aquella noche en San Siro, desde entonces el Atleti no ha parado de jugar, obviando la pobre y cada vez menos sorprendente actuación copera, en competición europea el resto de temporada, asomándose incluso a la inefable Conference League (bien, Roma). Porque la liga quedó pronto claro que solo iba a ser un bonito recuerdo, que nos brindaba el epíteto de vigente campeón a cada paso atrás que dábamos para abandonarla. 

En este círculo emparedado por la vuelta al calor desde aquel final de septiembre a este junio agotador, hemos vivido un año ya no irregular, sino discontinuo, convulso y loco por momentos. Algo ajeno a la última década, lo cual acentúa con mayúsculas esta temporada tan extraña. El año donde el Cholo ha sacado su documental, muy bonito, hemos conocido también al Diego Pablo menos Simeone que nunca. La truculenta fase de grupos, con clasificación a octavos tras la machada de Oporto, fue el primer punto de inflexión frustrado. Luego vinieron las cuatro derrotas en liga, algunas inmerecidas como la de Granada, de acuerdo. Pero lo cierto es que el equipo casi siempre era plano, mate, dubitativo, mantenido a espasmos por alguna individualidad más que con sensación de estar trabajado. Por mencionar algunos, Llorente ha sido rabia frustrada. De Paul quizá sea la personificación del desempeño del propio equipo. Contemplamos con terror cómo Griezmann, tras el sacrificio mutuo, tan solo ha sido hombre del traje gris: insuficiente a todas luces. Felipe una broma que le ha hecho ganarse el apodo de 'O imbècil' en mi corrillo atlético... Los mejores, Rambo Savic, Kondo, João sano, Carrasco y su par de cojones y la efervescencia con poco gol de Cunha, que me cae de cine. El bajonazo de muchos efectivos que nos dieron esa épica 20/21, sumado a la nula pretemporada, la calamitosa plaga de lesiones (hay que hacer algo, si se va el Profe ya me da igual, adiós y gracias)... Y ya por pedir, la descocada labor arbitral contra el Atleti en forma de amarillas raras y doble rasero que me hacen saltar hasta a un bendito como yo, merecen mención obligada.

Si nos preguntan si admiramos algo de los de la acera de enfrente y tenemos más de una neurona, diríamos que su pundonor hasta el final para no rendirse. Ya experimentamos con esa catártica sensación el año pasado, pero esta liga ya fue el delirio... Valencia, Getafe y en menor medida Espanyol, fueron triunfos inverosímiles que por la falta de costumbre trufaban esa épica de remordimiento. Así volvimos, como tras vencer en Portugal, a la falsa autoconvicción y las promesas fallidas en forma de redenciones perdidas, de esta y no más, te lo juro por la vieja... Y paradójicamente tuvo que ser una derrota la mar de lamentable la que trajo un soplo de viento de Levante que nos acompañó, seis victorias seguidas mediante, hasta encaramarnos a la cuarta plaza, con victoria de altura en el Villamarín (brindo por vuestra Copa) para que respiráramos algo más tranquilos, porque en ese momento que tire la primera piedra quien no se viera en Europa League (felicidades, Eintracht)... Tras el paréntesis de las excelentes e inolvidables eliminatorias ante los Mánchesters, tuvimos fuelle para amarrar la tercera plaza ganando a Real Madrid y Sociedad, lo cual es un postre excesivo para el niño caprichoso que fuimos esta temporada, donde dudamos de todo aún más que el año pasado, y lo más triste, por objetivos mucho más humildes. Encima con esa sensación, que la institución no se molesta en esconder, de que si no se va a Champions poco menos que desaparecemos, cuando llevamos diez añazos jugándola y con prácticamente la inversión en fichajes que producen las ventas. Se fue el Peaky Blinder Trippier, se va el incomprendido hasta última hora Herrera, y sobre todo se va Don Luis Suárez, de lo de las placas mejor no hablo...Vino y se va a ir Wass (cholada al canto), pero está ReyNildo, que aunque sale mucho en fotos de goles a lo Perea,  nos tiene ganados, porque como confiemos en que Giménez juegue más de veinte partidos, mal vamos.

Terceros y cayendo con honra en cuartos de Copa de Europa. A priori sonaría de puta madre, y a posteriori también, pero he de decir que esta montaña rusa, esta sensación de sinvivir, hay que guardarla tras un cristal de seguridad que ponga romper en caso de incendio. No se puede estar siempre tirando de épica y ultimatums para salvar los muebles, porque para eso solo hay un elegido entre las flores. 

En fin, que ha sido un año cuya foto final es hasta resultona, pero en el que las sensaciones, que diría Quique Sánchez Flores, no han sido buenas casi nunca, excepto en la eliminatoria ante el Man United y un tiempo contra Guardiola. La Champions, siempre la Champions... La competición que nunca acaba ni queremos que lo haga. Todo empieza y acaba en ella... Desde esa segunda jornada en San Siro en Mojácar hasta la final Madrid - Liverpool en Roquetas, que no vi pero me vi forzado a oír, mientras leía Tintín en alemán. Otro anillo en el árbol. Ahora tras esa alarmante sensación de poder perder la ilusión por jugar entre semana, toca aflojar de fútbol, más que nada porque no va a haber, y menos escribiré. Bastante he hecho con soltar algo para cerrar la temporada. Me ha costado horrores. Con lo que yo era para bloguear, pero habrá que llegar al décimo aniversario con dignidad. Ojalá entonces ya hayas llegado, hija mía.

Antes, este verano hay mucho trabajo, me huele a cuerno quemao el equipito que va a quedar. Ya solo quedan por dilucidarse el tercer ascendido y un par de billetes a Catar... Y un poquito de Nations League, vale. Volviendo a lo único, a mi Atleti, yo ya, como se tatuó Gennaro Savastano en Gomorra, para el curso próximo, y en todos los ámbitos: "No confío ni en dios".