jueves, 27 de octubre de 2022

Pecado mortal

El Atleti, este Atleti de cholismo intermitente tan solo cuando tiene el agua al cuello, tiene un matiz que siempre estuvo aquí: si somos favoritos, se añade a la tarea una losa de mármol de 105x68. Por ello vimos a un equipo hiperactivo y por ende atolondrado en los metros finales. Si nos confiamos somos muy malos, pero si todos esperan que ganemos, hacemos bueno a quien tengamos delante. Porque para colmo el Bayer aprovechó nuestros fallos con precisión quirúrgica y siempre, incluso cuando estuvo acogotado en la segunda parte, dio sensación de peligro. ¿En qué puesto van en la liga alemana? Ah, sí, el 15 de 18. Los demás se crecen y nosotros parecemos no valorar la competición hasta que no llega el ultimátum, cuando es más difícil atinar,  porque la línea de cal insinúa el abismo. Quien quiera que achaque la eliminación a la mala suerte, pero cuando se pone uno a pensar los infames minutos en varios de los partidos, cuando el truco final parece basarse en ponerle huevos en vez de en un plan, todo ello ante rivales de segunda fila, ganando tan solo de milagro en la jornada uno tras ser zarandeados, fallando dos penaltis por el camino, desperdiciando ocasiones por tirar al muñeco cuando dominábamos, y encima tenemos fallos individuales inconcebibles... Pues en la mejor competición del mundo no hay nada que hacer, ni olvido ni perdón. El penalty de anoche resume lo que hemos sido en la fase de grupos. Esperpento estrepitoso, mayormente para mal. Antes de tirarlo yo ya me olía que lo fallaba, porque para nosotros, a diferencia de cualquier equipo, un penalty es una espada de Damocles, un juicio sumarísimo con todo en contra... Eso, y que no leía ningún wasap con "vamos hostia" o similares del Bati a pesar del desfase del stream: mal augurio... Espóiler silencioso en toda regla. 

El aburguesamiento llevado a los aficionados está ahí y no lo podemos evitar, no es mala señal si lo mantenemos a raya y apoyamos al equipo, como percibí anoche anunque fuera desde un móvil. Peor es que esa sensación se extienda al equipo. Al final por un lado unos esperan tener más y los otros creen que lo conseguirán haciendo menor esfuerzo. Lo miremos como lo miremos, qué menos que haber podido disfrutar de una eliminatoria de octavos, presumiblemente tras haber pasado como primero de grupo, que sobre el papel y sobre piedra grabada debería haber sido... Yo llevo años en fase de negación pero ya acepté que nuestro techo competitivo en Europa era ese round of 16. Si no lo alcanzamos en este contexto, normal el bajón emocional. No quiero verla más, que diría Estopa.

¿Y ahora? Esta eliminación tiene peor poso y más delito que la del Qarabag, donde peleamos hasta la última jornada y los rivales eran más duros... Aunque quizá nosotros también lo éramos. Lo cierto es que vamos a sufrir por entrar en Europa League en un grupo que podría considerarse de la misma. Ella siempre estuvo allí, al principio le contestábamos los mensajes nada más leerlos, pero tras conocer a su madre con las tetas operadas y su cuenta corriente no hacemos más que dejarla en leído y pasar de ella, a no ser que avancemos mucho en la noche y nos invite a una copa con opción a supercopa de postre. Pero yo hoy, estoy empachado, no quiero ninguna de las dos, sino vomitar esta decepción, que por otro lado se veía venir de lejos. Vuelvo al partido a partido más elemental para no enloquecer. Amordazo y encierro a cualquier lechera con calculadora y difumino cualquier castillo en el aire. Solo me daré la licencia de terminar el post de la historia del Oporto y el documental nuevo este que sacaron hace un mes en Amazon. Ahora que siga corriendo el tiempo tan rápido como ayer, esta vez ya a nuestro favor.

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