martes, 14 de marzo de 2023

Demarraje de bronce

Por fin ganamos a estos hijos de puta en Montilivi. Son más difíciles que mear empalmado. Qué rival más duro, dignísimo contrincante el catalán, que nos acompañó en este partido de lunes: horario de equipo pequeño, y estrechamente relacionado con mi actual desprecio por la Champions y la Europa League. Ambientazo y partidazo, con un dinamismo que flipas. Rachas y ocasiones para ambos, y al final nos la llevamos cuando parecía que íbamos a empatar, para equilibrar las cagadas, sobre todo en casa, sobre todo en Europa, de partidos en los que hemos perdido puntos dolorosamente. Cuando pintaba peor, Simeone cambió la broca metiendo a Morata por Depay, y sin mejorar excesivamente, cuando yo ya dormitaba con doble remordimiento: porque le fallaría a mi Atleti y por perder minutos de sueño que luego podrían ser preciosos, al final llegó la recompensa inesperada del gol. Encima en el descuento, de córner, y además con suspense arbitral a nuestro favor. No me creo aún que los acólitos de Negreira dieran el ok con ese barullo en el área que también hubo. Del fuera de juego no tenía duda de que no era, y yo que me alegro por Correa (asistente) y Morata (goleador). Me enternece la alegría con la que este muchacho celebra los goles últimamente. Y me apena por un lado, la lesión del dios del fútbol Aleix Vidal, que me deja el Comunio tiritando, así como el poco tino que tuvo Memphis, que se parece a Álvaro como un huevo mío a otro, pero que es un pelotero de cuidao. Me entusiasma este cyborg mejorado con la planta de Mario Hermoso, al que yo renovaría. Y ya puestos, venga! Perdono a De Paul, aunque sea hasta final de temporada. Para todo lo demás, su ilustrísima Jan Oblak. Superhéroe donde los haya. Esloveno, to lo que te diga es poco. Tiene cojones que no fuera el MVP. Ya te valoraremos a tu debido tiempo, como se homenajeó al Cholo entre semana. Siempre se agradece esta faceta del club en la reverencia a las leyendas de un tiempo a esta parte. A ver si se arreglan las cosas internas de aquí a poco y me entran ganas de volver al estadio, que ya toca. Se hace más ancha la brecha con nuestros compañeros de viaje: Betis y Real Sociedad. Tienen que pasar por casa, pero aún queda tiempo para volver a coquetear con ellos, aunque yo me vengo arriba y ni descarto mirar a la peste del piso de arriba tampoco. No sé si será la cerveza (de Valencia, como nuestro proximo rival) que me tomé tras varios meses sin hacerlo que me ha dejao trastocao, incluso tanto como para volver a escribir. 



lunes, 6 de marzo de 2023

Un año de la Liga de 14


Se agradece en medio del guerracivilismo una oasis como el de la goleada al Sevilla. Precisamente unos días después de haber estado en Madrid y ni haberme planteado pasarme por el estadio. Precisamente el primer partido que yo vi en casa del Atleti, hace ya más de una década.Unos meses antes de que el Cholo entrenador llegara a nuestras vidas y este lugar naciera. Hoy no es el día en el que escribiré todo lo que ha significado Diego Pablo en mi vida. Hoy solamente quiero pasar por aquí para dar vuelta al blog, al que tengo abandonado, y así seguirá me temo, recordando la importancia de, al menos, ser terceros. A mí me supo a gloria tras estar incluso fuera de Europa y con un colchón inexistente entre el ser o no ser de la cuarta plaza. Viejos rivales como la Real y el Betis, de los que nunca terminamos de despegarnos, ni siquiera aún. Ahora hace un año comenzaba ese concepto desesperado de la Liga de 14, que llegó a buen puerto, pero que nos tuvo mucho más tensos en primavera para alcanzar el objetivo. No me equivoco en que a estas alturas, en esta liga de las 4 patas, los deberes se están haciendo mejor (si bien no hay más competiciones que jugar, no te jode). Porque el equipo, sin yo tener ni puta idea de fútbol, y habiéndome perdido una altísima cantidad de minutos, transmite otra cosa, y estoy confiado de volver a refrendar el objetivo mínimo. Aparte del bajonazo de la Copa, donde la Ba-Titoneta volverá a zarpar el año próximo en una segunda intentona y el fracaso con tintes de brujería de Champions, que nos privó de una eliminatoria de octavos siquiera, me apenan aún más dos cosas: el mal rollo del estadio, que nos impedirá por unos años eso de autoproclamarnos la mejor afición de España, afirmación que de todas formas yo, hace años ya, cuestiono de puertas para adentro. Por otro lado, la lacra arbitral, que me ha hecho sacar la bandera del antimadridismo que tenía guardada desde hacía tantos años. Se me quitan las ganas de ver el fútbol a veces con esta mierda de los árbitros. Y ya está, solo quería pasar por aquí. A veces pienso que en el futuro reviviré esta época de prestigio desde que Simeone se sentó en el banquillo, y esto será un periódico precioso con cuentagotas, aunque hoy no haya muchas alharacas. Yo sigo a lo mío, con mi pequeño calendario a sucio, mi microdosis de ilusión cuando ganamos, y mi partido a partido. 

sábado, 24 de diciembre de 2022

Espejismos y dualidades

Con más ganas que nunca en mi edad adulta ansiaba éste, mi séptimo mundial. Los deberes hechos en la víspera viendo documentales como FIFA Uncovered o las investigaciones de La Media Inglesa, ayudando con las banderas a mi hijo el nuevo vexilólogo de seis años, vídeos valorando equipaciones de cada país, el Fantasy con los amigos del antiguo curro... De todo mientras llegaba el día, que a mí me pilló volviendo de Sevilla, donde tras ver las camisetas más mainstream a mano me agencié... una del PSG por 14 eypos. La única conexión con el Mundial era la publicidad en su pecho. Debí de pillarme la rareza esa de olitas celestes con la que nos eliminó Marruecos, pero me pudo el ansia y el precio. Cuando oí narrar por la radio el comienzo del partido inaugural de vuelta a casa, el vello de punta.

Mucho hacía que la Selección no me generaba tanta ilusión. Una esperanza mesurada y radiante, amparada por un equipo, el de Lucho, libre de cargas y con pinta de candidato a semis, o como mínimo equipo respondón. Antes de seguir, hasta ahora no había sido realmente consciente del resultadismo de este tipo de torneos, del cula reniego a partir de hoy, porque es tan dependiente para tu devenir cuándo y con quién te vayas cruzando que es una vara de medir muy difusa, aunque ¿cuál mejoe en este caprichoso deporte? Es inevitable, pero también ha de serlo el partir de esa premisa. Se venía de unas semifinales de Eurocopa donde me reenganché a España al calor de esa grata sorpresa que fue su papel de menos a más (llegué a catalogarla la peor de la historia semanas antes). Luego la Nations League, que volverá en junio aunque a nadie excepto a mí le importe. Y después la cuesta abajo de Catar. Esta caricaturizada trayectoria de ascenso y caída de la Selección ha sido digna de estudio. Por mucho que lo de Costa Rica, que nos los puso de corbata en su duelo contra Alemania nos motivara, se atisbaron ya una admisibles alertas contra la propia selección germana en el segundo partido... Pero contra Japón ya se vio lo que se corroboró en la eliminación: una flagrante ausencia de plan B, o A' aunque fuera... Pocas veces acierto y esta vez fue fácil. Desde el minuto 60 o así del derbi de octavos, ya sabía el desenlace. Decepción por la Selección,  rabia momentánea por saber que otro país celebra en el tuyo. Y posterior alivio cuando esta gran Marruecos eliminó también a Portugal para no dejarnos un sabor de boca tan apestoso. Pasé de la ilusión desde el amistoso ante Jordania, el streaming cercano y la compra de la idea de los jóvenes sin miedo a resignarme a que este camino no tiene salida, porque no busca siempre la portería. Al contrario que dijo el asturiano en la rueda de prensa de la lista, sí que murieron miedo, y mi fe en Luis Enrique, que era la que tenía en España, murió. 

Tras el duelo siguió esta copa, que no quería que ganaran ni Argentina ni Brasil, in that order. Los primeros por pesados y ambos por arrogantes, malos ganadores y perdedores y por gozar de la permisividad arbitral necesaria. Al menos eso es lo que he percibido toda la vida. Y desde luego fue así con los albicelestes en todos los aspectos. Fueron justos campeones, pero siempre dio la sensación de que a la entrada o a la salida tendrían el colchón arbitral si la cosa se torcía, a los penaltitos me remito. Y no hacía falta! Hubieran ganado sin ellos. Por eso me jode tanto ese doble rasero, ya con VAR, que me hace ver lo condicionado que está el arbitraje para que te "inclinen", ¿verdad Messi? El tema es que a pesar del escozor de caer ante Marruecos, enemigo íntimo por la humillación que suponía fallar y que te lo celebraran en la cara, luego iba con ellos en sus históricas semis y me alegré de su desempeño, excepto en su lamentable salida del torneo en el tercer puesto de la siempre minusvalorada Croacia. ¿O es que ahí el resultadismo no cuenta? Si no supieran tirar penaltis otro gallo les hubiera cantado, pero eso es saber competir. Ese temple croata es digno de estudio. Bien por ellos y por Morocco, excepto en su lloro arbitral, que es peor que el mío contra los argentinos. ¿Cómo pudieron quejarse así en el tercer y cuarto puesto con ese penaltazo no señalado a Gvardiol? Ese partido es de los pocos que no puede ver, ya en Huelva por motivos de trabajo maritales. Mierda de wifi la razón. Y la final, menos mal que no la quité en el 70, porque cada cuatro años es esto y uno ha visto tantas cosas... Pero pocas como ésta. Excelente thriller de acción, cuya prórroga yo apenas vi mientras caminaba por Onuba. Los penaltis sí, para corroborar mi incipiente precisión en estas predicciones. Aunque había que ser imbécil para no saber que los argentos ganarían con su portero, otro imbécil integral, y su determinación. Lotería de los penaltis mis cojones. Ni la lotería es una lotería, porque solemos coger números relacionados con nuestra vida, como una fecha de nacimiento. Por zanjar la cuestión argentina, se  confirmaron mis temores. Lo de las celebraciones, digno de asco pena: peor de lo que me temía. Pero luego uno ve a sus hinchas copar cada partido las gradas, su animosidad, su pasión, y no puede más que sentir envidia: sana por ese amor loco por un equipo e insana por tener ese palmarés inalcanzable aquí. Que conste, justa ganadora la Argentina, y sobre todo me alegré por nuestro Angelito. Nahuel y Rodrigo Sex Paul son sospechosos habituales mientras no se demuestre lo contrario.

Tras desgranar a la Selección y al campeón, volvamos al transcurso. Durante el mismo, todo desluce cuando ya lo tienes. Aún así aproveché la baja de paternidad para ver los partidos que pude. Seguí una especie de ritual: en las vigilias de cada víspera hacia una especie de previa de cada partido, comparando enfrentamientos, oyendo a Paquetes y a Saber y Empatar y lo que se terciara: Siro, Maldini, Míster Chip... Sin descanso, sobre todo con el Fantasy, que era cuestión de estado ganarlo y así fue. Sacándole partido al youtube premium de prueba y al cable de la urbanización para usar los canales alemanes y así ver joyas matutinas como el Irán Gales o el Camerún Serbia, que sabiamente decidí ver a pesar de tener la mañana libre de críos. Me llamó la atención gustosamenre la igualdad que sigue subiendo y el hecho de que muchos grupos tuvieran partidos en la tercera jornada a cara de perro jugándose el pase, con desenlaces imprevisibles además. Incluso en grupos que parecían bastante encarrilados como el de Alemania y España o el de Portugal y Uruguay hubo sorpresas, ambas protagonizadas por asiáticos con total merecimiento, si bien creo que esta Alemania no era tan mala. Momentos memorables, porque aparte de los penaltitos, Argentina nos brindó conatos de tiros en el pie cada vez que la cosa se les ponía de cara, con la consecuente emoción adicional. Inolvidable ese duelo navajero contra los holandeses, donde sobró faltarle al respeto a un venerable como Van Gaal o traumatizar en la zona mixta a Weghorst. No faltó la típica eliminación anticipada de alguna favorita, escabechina magrebí aparte, como la de la danzarina Brasil. Qué decir de las decepciones, alguna previsible (Bélgica) y otra no tanto (Dinamarca). Digno papel de todas las selecciones menos Catar. 31 selecciones tuvieron algún momento memorable que llevarse a la boca de la historia. Como Canadá y su primer gol en un Mundial o las primeras semifinales de un país africano. Tiene gracia que Messi consiga el Mundial justo el año en que falleció O Rei Pelé. Insisto. No se debería de juzgar tanto a un jugador por brillar en un torneo cortito, que diría el Cholo, como éste. Aunque por mucho que digamos, lo que guarda la retina y la memoria son este tipo de duelos, y se queda bien grabada la marca de la fracción del cuadrante donde uno dijo basta o donde le calzaron una bata. Por los siglos de los siglos.

Fue un gran mundial, el último con 32 equipos (se atisba calamidad en el nuevo formato). Qatar 2022 fue inolvidable como todos, pero me asqueó la confirmación de que el VAR enreda más que ayuda, lo cual me hace odiar lo que rodea este deporte y ser conspiranoico. De las cacicadas y ridículo de los anfitriones, mejor no entrar, que bastante tengo yo. Ni el primero ni el último, aunque aquí se pasaron. Mientras tanto, yo ya he mirado lo que hay el año que viene de fútbol de selecciones, que me encanta. Voy desbridando la capa de pereza que se interpone entre mí y mi Atleti, y ahora aparquemos la parte más intensa, romántica y geopolítica del fútbol para volver a la cruda y podrida realidad de nuestro equipo. Solo quería dejar breve constancia de cómo seguí algo tan grande como un Mundial y tras varios días pude. 

Huelva, diciembre de 2022.

lunes, 31 de octubre de 2022

Azul e Branco


1833. No. No es la fecha de fundación del club que hoy diseccionamos, sino la de un acontecimiento histórico que afectó a su ciudad y, por ende, al exitoso equipo de fútbol que más tarde nacería. Tras más de un año, el Sitio de Oporto terminaba con éxito para los liberales de Don Pedro IV, que coronaría reina a su hija María II en detrimento del absolutismo predecesor. Dicha monarca promulgó una serie de cambios en el escudo de la invicta ciudad, para reflejar su bravura en tal envite, simbolizándola con un dragón, que formó parte del escudo de armas de la ciudad hasta 1940, y que también aparece en el emblema de uno de sus clubes deportivos desde 1922. El club en cuestión es, en pie y saluden, el Futebol Clube do Porto. Respecto a su fecha fundación, he levantado la liebre a poco que investigué un poquito. Hasta finales de los ochenta, la fecha oficial de nacimiento era 1906, si bien antes había existido durante algo más de un año, un club de fútbol en la ciudad, allá por 1893. Yo no he encontrado ningún documento o testimonio en el que António Nicolau de Almeida y José Monteiro Da Costa coordinasen la continuación del club de 1893 al de 1906... Me temo que el dichoso deseo de ser los más antiguos, porque eso da más solera y enjundia, les hizo jugar la carta del auto-revisionismo y se hicieron trece años más viejos de un plumazo, nunca mejor dicho. Quizá la fecha de origen de una entidad sea la única cosa de la que alguien quiera siempre presumir de antigüedad... Pero bueno, nada que añadir, si ellos dicen que es 1893, para ellos la perra dragona gorda. Me da a mí que este párrafo es un pastiche en el que he encallado sin remisión, pero tengo que seguir, que si no, no me da tiempo a terminar esta mierda que llevo más de un año con ella.


Oporto, principal ciudad norteña de Portugal, tiene el honor de hospedar al primer club que apareció en una crónica de Champions de mi blog. Aparte de eso, soltemos ya los datos demoledores. Es, junto a Benfica y Sporting, uno de los os três grandes de Portugal. Fue el primer campeón de liga, allá por 1935. Como curiosidad, a esa liga se la llamó Primeira Liga Experimental. Anduvieron con pies de plomo nuestros vecinos portugueses. Actualmente son el segundo club con más copas y ligas, por detrás de los benfiquistas, si bien la tendencia en las últimas décadas es claramente portista. Lo malo es que no siempre tuvieron la grandeza actual. Hasta mediados del siglo pasado tuvieron décadas difíciles, aunque ya las quisieran la mayoría para ellos. No obstante, jugaron por primera vez en Copa de Europa en 1956, siendo eliminados por el Athletic de Bilbao. Al poco les entrenó... ¡Béla Guttmann!, el de la maldición del Benfica. Ya hablaremos de ello si alguna vez nos cruzamos con sus archienemigos...

Pocos años después, en plena sequía, disputaron su primer enfrentamiento contra el Atleti, en la Copa de Ferias 63/64. En la ida les vencimos por 2 a 1 con goles de Rivés (nadie se aclara escribiéndolo). Don José Rivés jugó en el juvenil atlético, se fogueó en Rayo y Murcia y jugó un total de cuatro temporadas en el Atleti, antes de ir echando el cierre en los extintos CD Málaga y CD Badajoz. La vuelta en Portugal terminó sin goles, si bien en la crónica que encontré en la maravillosa hemeroteca de El Mundo Deportivo, los ilusos daban por hecho que nos pelaban. Optimismo infundado, porque lo cierto es que aunque con esporádicos éxitos, hasta finales de los setenta, el Porto, un club con secciones de baloncesto, balonmano, hockey patines, voleibol, ciclismo, natación y hasta billar, ni de lejos se parecía a quien es a día de hoy. En estos casos siempre suele haber un visionario, un factótum, un ser superior, que transforma la entidad, ya sea en el banquillo, en los despachos o en el verde En este caso hablamos de Nuno Pinto Da Costa. ¿A quién no le suena? Ya desde bien joven formó parte de la directiva de hockey patines, en 1978 ya era director deportivo de la sección de fútbol, y de la mano de un exjugador portista, José Maria Pedroto, fue el que comenzó la etapa de éxitos que aún sigue imparable. Hay que mencionar sin embargo, que protagonizó o verão quente (el verano caliente), un auténtico polvorín que daría para post aparte, que éste ya va cargado por no dar dos viajes. Básicamente hubo jugadores que abandonaron el club en protesta por la salida de Pinto Da Costa por discrepancias con el presidente Américo de Sá. Pero en ese caldeado verano de 1980, el auténtico acontecimiento fue el Trofeo Ibérico, disputado en Badajoz, cerca de la frontera, cómo no. Según las crónicas ganamos con empujoncito arbitral, pero remontando un 0-2 tras una prórroga.


Continuando con las peripecias de nuestro amigo Nuno, dos años después por fin fue electo presidente, volviendo a poner a Pedroto a los mandos. Desde ahí no hicieron más que subir hasta el punto de mirar de tú a tú al Benfica y superar al Sporting de Portugal. Prueba de ello es que jugaron su primera final europea, perdiendo ante la Juventus la Recopa del 1984. Tres años después, entrenados ya por Artur Jorge porque Pedroto enfermó, lograron su primer título europeo, la Copa de Europa nada menos, ante el Bayern de Múnich. Parece increíble que los alemanes se dejen remontar un 1-0, pero aparte de en Barcelona en 1999, ya lo habían hecho contra el equipo blanquiazul, con nuestro amado Paulo Futre en sus filas. Pero esa noche el prota fue Rabah Madjer, que con su empate de tacón desarboló a los bávaros, que casi a continuación encajaron el gol de la derrota, anotado por el brasileño Juary, precursor de Soljskjaer. He de detenerme a detallar el camino que tuvieron hasta la final, en semis derrotaron a nuestros verdugos un año antes en la Recopa, el Dínamo de Kiev. Antes se cargaron a Brøndby, Vitkovice checo y, ahí quería yo llegar, en primera ronda despacharon al Rabat Ajax maltés. Vaya nombre de ensueño... De propina ganaron Intercontinental bajo la nieve contra Peñarol y la Supercopa de Europa contra el Ajax, pero no el Rabat, sino el de Ámsterdam, cerrando un círculo sublime. 

Mi libreta de fútbol allá por 1995, con ocho años

Antes de empezar la nueva década, mencionemos al rival local del FC Porto, el Boavista. Solo en los setenta, precisamente con Pedroto en el equipo ajedrezado, hubo cierta duda de quién era el mejor de la ciudad, a pesar de que ganaron una liga en el año 2001. En 1990, el Atleti disputó el Trofeo Cidade Do Porto, en el que no se enfrentó al equipo que hoy nos ocupa, pero sí derrotó por 1-4 al Boavista con goles de Baltazar (que un año después recalaría en los dragones), Julio Prieto y Rodax, para ganar finalmente al Standard de Lieja en la final, donde Futre pudo haberse enfrentado a su segundo equipo. Ese trofeo nos lo llevamos nosotros al igual que, con polémica en los despachos Gil mediante, al canterano del Boavista João Vieira Pinto, que no llegó a disputar un minuto con el primer equipo del Atlético de Madrid pero que posterior y paradójicamente prosperó en Benfica y Sporting. No confundir a ese mítico delantero internacional luso, que tan solo nació en Oporto, con João Domingos Pinto, jugador con más partidos con os dragões y one club man. A pesar del duro golpe de no conquistar el Cidade do Porto, en los noventa siguieron ganando ligas como churros, dejando la marca en cinco consecutivas en 1999, cosa que nadie ha vuelto a hacer. De hecho ese año fue tan redondo que también fueron campeones en básket, balonmano y hockey, donde son el club con más títulos del país. 


También son, si volvemos al fútbol, el club portugués con más copas europeas. Para ello tenemos que dar el salto al siglo XXI y mencionar a José Mourinho. Con él volvieron a ganar en el viejo continente, pero en esa pretemporada de 2002, antes de ganar la UEFA en Sevilla ante el Celtic, nos pegaron un baile de aquí te espero que no debió hacerle gracia a Don Luis. Al año siguiente se mudaron de Das Antas a Do Dragão, asaltaron Old Trafford, apearon al Lyon, rompieron los sueños del Dépor en semis (los gallegos nunca volvieron a ser los mismos) y por último no desaprovecharon la oportunidad y trituraron al Mónaco con Deco a los mandos y Vítor Baía con el brazalete (segundo jugador con más partidos). Lo cierto es que el gen ganador del Oporto es acojonante: de dos semifinales de Champions, en las dos salieron campeones. Son además el tercer equipo junto al Bayern con más participaciones en la mejor competición de clubes jamás creada. Ya en 2011, bajo el último pujo de champán en el viejo continente, ya de la mano de André Villas-Boas, ganaron otra Europa League, esta vez ante el Braga, en la única final portuguesa de la historia, guiados por el maravilloso Radamel Falcao García, máximo goleador europeo del club. Por cierto, el máximo anotador histórico del Oporto es Fernando Gomes, a pesar de que se fue dos años al Sporting... De Gijón cuando lo del verano caliente ese. Seguido éste por Hernâni y todo un clásico como Mario Jardel, Teixeira, y otro gran ariete como el brasileño Pinga. 


Pero volvamos a Radamel Falcao, Paulo Futre... Palabras mayores, aunque por supuesto no los únicos que han viajado al centro de la península desde allí: el infravalorado Paulo Assunçao, el rapero de dios Jackson Martínez, el diésel Héctor Herrera, Felipe 'O imbécil' Monteiro, el espectro Rubén Micael o el glorioso Cristian Sebosha Rodríguez. Jugadores de distinto pelaje, luces y sombras, a los que hay que añadir el terrorífico patrón que se dio en el verano de 2006. Llegaron de una tacada Seitaridis, Maniche y Costinha vía Dínamo de Moscú. Huyeron del frío para dejarnos helados el corazón. Hasta el único potable, que era el cara cerdo, faltó al respeto a Don Javier Aguirre y acabó conformando tal diabólica terna. Que conste que para mal o para fatal, ellos no fueron traídos por Suso García Pitarch, como hubiera estado de muerte decir. Es lo que tiene cerciorarse uno. De hecho no viene al caso, pero Pitarch, por lo que he investigado, ni tan mal en si gestión. A cambio nosotros les enviamos a un prometedor Óliver Torres, que lleva diez años prometiendo. Siempre fueron listos en la gestión, Da Costa y compañía. Un compañero de trabajo de Oporto, cuya madre es amiga de João Domingos Pinto y era vecino de Rui Jorge, me dijo que el objetivo allí es hacer dinero con la venta de jugadores por encima del éxito deportivo. En ese brillante gestión, por desgracia, hay que mencionar el caso Apito Doruado (Silbato dorado), que salpicó a primeros de siglo a Da Costa por temas de sobornos 'con frutas' y tráfico de influencias. Aunque luego fue rehabilitado, cuando el Duero suena... 

Falcao en la final de E.L. 2011 vs SC Braga

Para terminar, decir que el Oporto, aparte de ese duelo en los sesenta y algún amistoso, ha presenciado nuestra fase lunar completa en Champions desde 2008/09 hasta hoy. En esa edición nos eliminaron en octavos, aunque su portero Helton nos echó una manita en la ida con su cantada a tiro de Forlán. En la vuelta un desesperante cerocero nos mandó para casa cuando nos las habíamos prometido felices en el sorteo... En la siguiente edición, con un paupérrimo desempeño en fase de grupos, caímos contra ellos sin anotarles un gol: 2-0 con golazo de tacón de Falcao, y en casa 0-3, ya con Quique en el banquillo. El destino quiso que por tercera edición consecutiva de Champions nos los cruzáramos en nuestra amada 2013/14. Ahí les vencimos con dificultad y gol de pizarra de Arda (en fuera de juego) en Do Dragão y en el Calderón les vencimos sin despeinarnos. Ya ha llovido incluso para ese doble enfrentamiento en color, donde yo acababa de conocer a mi mujer y aún no conocíamos la grandeza a la que podíamos llegar. Y entonces llegaron las fases de grupos recientes: la pasada 2021/22, donde aquí nos secaron sin goles, y en Oporto ganamos con dos cojones cuando teníamos todo en contra para pasar de ronda... Y la de este año, que la publico  sin saber si nos permitirán entrar por la gatera a la Europa League, ellos ya están en octavos de Champions, y nosotros estamos en cuarto menguante. Adeus!


sábado, 29 de octubre de 2022

Precholismo

Empezó el partido conmigo saliendo del pueblo en coche, en una metáfora de los oídos sordos que pretendía hacer del partido mientras tuviera coartada: hace tiempo que conduciendo en familia me doy grima poniendo el deporte. Descanso cuando paraba yo a repostar. 1-0 en el 1; lesionado Morata. Hasta los nombres de los que nos marcan suenan a broma. Bongonda. Una continuación del desfibrilador fallido del miércoles. Otro para mí por favor, y de pasó ansiolíticos y bebidas energéticas del Dia. Otra competición, igual despropósito en lo que yo al menos vi. Un Atleti descosido por falta de fe e ideas. Un resucitamuertos que de paso se echa una siestecita en cada ataúd. Ojalá no lo hubiera visto pero lo vi, cómo no iba a hacerlo. De hecho no estoy seguro de eso de que ojalá no lo hubiera visto. Fue llegar a una zona amigable y engancharme la última media hora de qué partido, mare de deus. Acordé con el Bati que no habláramos del Atleti hasta después del Mundial. Incluso me dije no volver a escribir en un tiempo pero es que no es para menos... Además, de algo te tienes que morir. Yo soy parte de ese escudo. Seguramente parte de la octava franja, la blanca de la izquierda que ya no está, algún puntito cerca del borde, huyendo de aglomeraciones. De algo te tienes que morir... Si fuera de cualquier equipo, por ejemplo del Cádiz, me habría parecido un partidazo, pero siendo del que soy me pareció una mierda. Incluso cuando atisbaba nuestro empate renegaba y me decía que no era suficiente. Que no podemos vivir tan al filo ni siendo el Atleti. Luego para coronar la sobredosis del 2-3 se pasa al 3-2. Pero al igual que el sistema, esto no es cosa de cifras ni números, sino de saber a qué jugamos y el escudo que se lleva en el pecho. No son días de hacer sangre, sino de hacer de plaquetas (pupas aparte), pero sí para decir que he visto cosas en esos veinte minutos gaditanos de otro Atleti que siempre recordamos con escalofrío y que poco a poco nos come terreno cuando parecía imposible: el Atleti precholo (el de primeros de siglo, vamos). Y me da miedo de pensar que ya no me da miedo que el Cholo se vaya, incluso pienso que se debe marchar a final de temporada. Es lo que tiene no sabe a qué se juega, cosa impensable en ocho de los últimos diez maravillosos años. Ninguno, incluido él, por supuesto, nos merecemos un final feo. En él está la solución y la respuesta a su debe de dar un paso al costado, desde fuera parece que sí. Aprovechemos este legado que nos estamos empeñando en empañar últimamente, y que como le dijo Gabi a Simeone, tanto costó construir. Volviendo a la temporada, ojalá se reconduzca esto, aunque sea por estadística, y si por favor puede ser sin tanta montaña rusa, mejor que mejor, que me van a reventar los tímpanos de tanto subir y bajar de las nubes. Forza Atleti.

jueves, 27 de octubre de 2022

Pecado mortal

El Atleti, este Atleti de cholismo intermitente tan solo cuando tiene el agua al cuello, tiene un matiz que siempre estuvo aquí: si somos favoritos, se añade a la tarea una losa de mármol de 105x68. Por ello vimos a un equipo hiperactivo y por ende atolondrado en los metros finales. Si nos confiamos somos muy malos, pero si todos esperan que ganemos, hacemos bueno a quien tengamos delante. Porque para colmo el Bayer aprovechó nuestros fallos con precisión quirúrgica y siempre, incluso cuando estuvo acogotado en la segunda parte, dio sensación de peligro. ¿En qué puesto van en la liga alemana? Ah, sí, el 15 de 18. Los demás se crecen y nosotros parecemos no valorar la competición hasta que no llega el ultimátum, cuando es más difícil atinar,  porque la línea de cal insinúa el abismo. Quien quiera que achaque la eliminación a la mala suerte, pero cuando se pone uno a pensar los infames minutos en varios de los partidos, cuando el truco final parece basarse en ponerle huevos en vez de en un plan, todo ello ante rivales de segunda fila, ganando tan solo de milagro en la jornada uno tras ser zarandeados, fallando dos penaltis por el camino, desperdiciando ocasiones por tirar al muñeco cuando dominábamos, y encima tenemos fallos individuales inconcebibles... Pues en la mejor competición del mundo no hay nada que hacer, ni olvido ni perdón. El penalty de anoche resume lo que hemos sido en la fase de grupos. Esperpento estrepitoso, mayormente para mal. Antes de tirarlo yo ya me olía que lo fallaba, porque para nosotros, a diferencia de cualquier equipo, un penalty es una espada de Damocles, un juicio sumarísimo con todo en contra... Eso, y que no leía ningún wasap con "vamos hostia" o similares del Bati a pesar del desfase del stream: mal augurio... Espóiler silencioso en toda regla. 

El aburguesamiento llevado a los aficionados está ahí y no lo podemos evitar, no es mala señal si lo mantenemos a raya y apoyamos al equipo, como percibí anoche anunque fuera desde un móvil. Peor es que esa sensación se extienda al equipo. Al final por un lado unos esperan tener más y los otros creen que lo conseguirán haciendo menor esfuerzo. Lo miremos como lo miremos, qué menos que haber podido disfrutar de una eliminatoria de octavos, presumiblemente tras haber pasado como primero de grupo, que sobre el papel y sobre piedra grabada debería haber sido... Yo llevo años en fase de negación pero ya acepté que nuestro techo competitivo en Europa era ese round of 16. Si no lo alcanzamos en este contexto, normal el bajón emocional. No quiero verla más, que diría Estopa.

¿Y ahora? Esta eliminación tiene peor poso y más delito que la del Qarabag, donde peleamos hasta la última jornada y los rivales eran más duros... Aunque quizá nosotros también lo éramos. Lo cierto es que vamos a sufrir por entrar en Europa League en un grupo que podría considerarse de la misma. Ella siempre estuvo allí, al principio le contestábamos los mensajes nada más leerlos, pero tras conocer a su madre con las tetas operadas y su cuenta corriente no hacemos más que dejarla en leído y pasar de ella, a no ser que avancemos mucho en la noche y nos invite a una copa con opción a supercopa de postre. Pero yo hoy, estoy empachado, no quiero ninguna de las dos, sino vomitar esta decepción, que por otro lado se veía venir de lejos. Vuelvo al partido a partido más elemental para no enloquecer. Amordazo y encierro a cualquier lechera con calculadora y difumino cualquier castillo en el aire. Solo me daré la licencia de terminar el post de la historia del Oporto y el documental nuevo este que sacaron hace un mes en Amazon. Ahora que siga corriendo el tiempo tan rápido como ayer, esta vez ya a nuestro favor.

lunes, 24 de octubre de 2022

Neocholismo

Hay campos y rivales que nada más mentarlos se me tuerce el gesto. No es el caso del manquepierda, con el que solemos sacar mejores resultados que contra enemigos de similar talla, porque ese equipo es candidato a Champions: que es de nuestra liga, vamos. Para algunos esperpentos vividos esta misma temporada, sacar así este tipo de partidos ante rivales fuertes y fuera de casa, se convalida uno a uno para la asignatura de Cholismo Clásico. Esta nueva versión del Atleti, sin el vetusto abrigo del quinteto atrás (quién sabe si es solo por eso, si no tengo ni zorra), está dando réditos en campos como San Mamés o el Villamarín, ahí es nada. Eso por no mencionar las victorias en Mestalla y Sánchez-Pizjuán. Al igual que en el Doblete, somos más solventes fuera que en casa. Quizá nuestra buena vertiente de encajadores respecto a creadores de juego es la respuesta. Si queremos sacar punta, podemos incluso achacarlo al atenazamiento y la falta de comunión con la afición, pero es más bien lo que oigo en los mentideros que lo que pienso. Ya quisiera yo poder ir al Metropolitano a comprobarlo. Si se trata de unirnos, todos vamos tras la bandera de Antoine, el mariscal de campo. Qué manera de volver por sus fueros... Y qué ojo tuve para ficharlo en el Comunio junto a Reynildios. Tenemos jugadores en un gran estado de forma mental y físico. La dupla Giménez&Savic seguramente haya batido el récord de titularidades consecutivas, (lo digo cruzando mis pelotas). Y ¿qué decir del partido? Primera parte contemplativa, en la segunda me incorporé en el 60, así que ahorré adrenalina. Luego, el gol se compra, y tenemos un gran arsenal arriba, quizá tanto que se nos puede pudrir a veces de no usarlo. Bien Saúl (quizá para mis expectativas), bien todos en general, aunque tampoco nos chupemos las pollas. El Betis pudo empatar al final, empujó más, pero es que es un duro rival, en su campo, las bajas afectaban a ambos, no solo a ellos. Así que el prisma ha de ser ese, aceptando como verdades incuestionables esos posibles puntos de silla como el gol anulado a ellos, el qué hubiera pasado de haber jugado Claudio Bravo, si el árbitro o el larguero nos la hubieran liado en la última jugada de ellos o qué equipación hubiéramos vestido. Si no, nunca acabamos. A mí, no sé si será que, a diferencia de Pellegrini, estoy acostumbrado al cholismo, pero visto lo visto, estos tres puntos, en este contexto sociohistórico, me valen. Notable en neocholismo. Ahora a cambiar de aula para seguir vivos en Historia de Europa Contemporánea, ahí sí que llego cagao al examen.