martes, 10 de diciembre de 2019

8 yardas por 8 pies

Me gustaría tener más tiempo para pasarme por aquí. Quizá lo que ocurre es que me falta voluntad. O días de veintisiete horas. Pero hoy, tras dejar al niño en el colegio, y con incredulidad decidir qué hacer en la mañana libre que se me presentaba, lo primero que me vino a la cabeza, esta vez sí, fue mirarme en el espejo rojiblanco. Podría callar sin más. Nadie me ha preguntado. Pero no solo me apetece, sino que siento un deber para con mi equipo en esta difícil situación. Es fácil escribir en los días de vino y rosas, cuando todo sopla a favor, incluso cuando hay tropezones en un mar de tranquilidad y de poderío. Ahí es fácil buscar esos tres cuartos de hora a las once de la noche a costa de tener sueño al día siguiente. Todo vale con tal de glosar sobre nuestro equipo y su excelente estatus actual. Todo ello, eso sí, si nos situamos en el prisma de la era Simeone. En una suerte de paralelismo con los cambios más importantes de mi vida, el nacimiento de este blog mediante, llegó Diego Pablo al Atleti y todo empezó a mejorar en ambas partes de un todo, que somos el Atletiyyo.

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Ahora es lo que importa, el Cholo es el primero en saberlo, y se percibe que hay mucha gente que duda, yo incluso en conatos de ira tras malos resultados, lo reconozco. Luego uno ve al Man United o al Arsenal y le da ganas de besar a nuestro argentino. Se atisban vacas flacas por vez primera con él, y antes que buscar la respuesta, seguramente errónea, me llama la atención la evolución del equipo. Obviando la destacable pretemporada (que sí, que eso es paja), ¡llegamos a ser líderes en solitario en la jornada 3! Y luego, el bloqueo. Tirar las primeras partes era un clásico, pero lo que antes era un comentario al final del boletín para bajar del sobresaliente, se tornó en una patología imperdonable en cuanto dejaron de entrar. Al menos se tocó fondo futbolísticamente, y todo comenzó a mejorar en cuanto a lo que entra por los ojos, las llegadas, la sensación de ir, ahora sí que sí, a por los partidos desde el inicio. Y justo cuando ya estábamos todos enchufados menos el gol, nos enteramos que se nos va Diego Costa, quizá para siempre. Otra vez nos la ha liado, quizá con consecuencias más dañinas que en Lisboa: este muchacho... El bajón del lagarto, con el mal agüero del Pizjuán mediante, se antoja como una de las causas principales por cualquiera de los expertos que somos, con todo el derecho, cada uno de los que tratamos de buscar una respuesta al problema de nuestro equipo. Este motivo se radicaliza fácilmente en falta de gol.

Resultado de imagen de lodi villarrealEl gol, ¿no te jode?, que no quiere entrar. Solo es eso, ¿eh? Sabemos las dimensiones de una portería, ¿que no? Pues como se de cuenta Don David Vidal os tira de la oreja... Sabemos que el fútbol es un deporte de marcador corto, que si tienes un mal día cualquiera te puede ganar, excepto el Atleti al Barca en liga. Ese decisivo partido que nos despedía en diciembre del campeonato ante el cabrón de Messi, o Sevilla, o Granada, incluso Villarreal y Turín si me apuran, debieron tener otro devenir, al menos con algún que otro tanto, independientemente del signo de la quiniela. No me habléis aquí de suerte que os reviento... Tengo que llegar a algo más empírico. Partiendo de la base de que el Atleti sigue siendo atrás más o menos tan fiable como siempre (ojo al noble rendimiento de Felipe y Hermoso), y que ahora el juego es ligeramente más alegre que en otros tiempos, compro que la falta de gol sea la clave. Pero me temo que más que por apatía de los delanteros, donde Morata, que es Morata, ha estado excelente tirando del carro, el problema viene en cómo nos lo montamos para generar esas ocasiones. Quizá el problema sea que no nos corre el balón lo suficiente. Que esos pases de la muerte que acaban en dudosos penaltis no pitados en tierras andaluzas en el noventipico o esos balones a las nubes con todo a favor, no tienen el veneno de la descolocación rival o el lapso suficiente para amartillar con certeza. Quizá sea que somos tan previsibles que el dios del fútbol, ese hijoputa infinito para lo que nos conviene, no nos firma los papeles del gol. Que tras engullir antaño, ahora no es que mastiquemos treinta y dos veces, pero sí que lo hacemos algo lento.

Resultado de imagen de borja garcés golYo me auto-tranquilizo pensando que van por ahí lo tiros, nunca mejor dicho. Solo espero que esta fluidez arriba, que es lo que creo que falta en definitiva, vaya apareciendo desde las decisiones del Cholo, a quien le incomoda más que mear empalmado eso de llevar la iniciativa, pero es un DT como la pobre tribuna del túnel de la M-30 de grande. A nadie más que a él, por mucho que cobre, le joderá el no hallar la raíz del problema, así que dejémosle actuar, aunque eso sí, mejor no oírle en las ruedas de prensa. Los buenos atléticos sabemos que esta mancha del esmóquin al comienzo de la fiesta es gracias a él, pero también el traje y la invitación, así que no necesita denotar tanto llanto justificante, cosa que me pone de mala leche más que los propios resultados. Volviendo al simulacro de análisis del percal que llevo a cabo, él ya se ha dado cuenta de que todo puede surgir de un mexicano ojeroso y de pecho caído, que es el mejor fichaje desde noviembre. Esperemos también, que mientras le crece la barba al de Viseu y deja atrás su lesión, vaya alargando su incidencia en el juego (aquí me mojo y creo que será más fácil si Simeone no le da de lado). Y en ese mundo etéreo sin goles que lo cimienten, aderezado con Vitolos que se lesionan y se sustituyen multiversalmente, Lemares que no se transforman, angelitos que solo centrados pinchan con su tridente, esa sinergia onírica cuyo combustible es el gol, puede que le suba el voltaje a los que realmente tienen la llave de todo: los canteranos Saúl, Koke y Thomas. ¡Pardiez! Eso me ha hecho bajar de las nubes y recordar al chaval Poveda. ¡Qué mala suerte, joder! Pero ahí está Borja Garcés, que ya pasó por lo mismo y está calentando por la banda.

Podría ser un final perfecto para este divagar, aunque fruto de la impotencia por los resultados y por no encontrar una contundente respuesta en forma de revelación para hacérsela llegar a Diego Pablo, como contrapartida me invade una retahíla de largas preguntas retóricas: ¿Debemos continuar denormalizando las armas del Atleti primigenio del Cholo? ¿Y si el problema es el perfil de los jugadores elegidos para la posición que realmente desempeñan luego? ¿Y si el balón parado volviera a campar? ¿Y si nos quedamos fuera de la Champions? ¿Huimos hacia atrás o seguimos avanzando? Para, para, para; esa de retórica, nada. No nos queda otra que ser del Atleti, esto es, apretar los dientes y estar a muerte. Hablando de la parka. ¿Dónde está el bueno de Saponjic? Si no nos cuentan alguna verdad escabrosa, no me explico cómo no ha jugado un puto minuto con lo romos que andamos. ¿A que marca el gol decisivo contra el Lokomotiv?

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