lunes, 31 de octubre de 2022

Azul e Branco


1833. No. No es la fecha de fundación del club que hoy diseccionamos, sino la de un acontecimiento histórico que afectó a su ciudad y, por ende, al exitoso equipo de fútbol que más tarde nacería. Tras más de un año, el Sitio de Oporto terminaba con éxito para los liberales de Don Pedro IV, que coronaría reina a su hija María II en detrimento del absolutismo predecesor. Dicha monarca promulgó una serie de cambios en el escudo de la invicta ciudad, para reflejar su bravura en tal envite, simbolizándola con un dragón, que formó parte del escudo de armas de la ciudad hasta 1940, y que también aparece en el emblema de uno de sus clubes deportivos desde 1922. El club en cuestión es, en pie y saluden, el Futebol Clube do Porto. Respecto a su fecha fundación, he levantado la liebre a poco que investigué un poquito. Hasta finales de los ochenta, la fecha oficial de nacimiento era 1906, si bien antes había existido durante algo más de un año, un club de fútbol en la ciudad, allá por 1893. Yo no he encontrado ningún documento o testimonio en el que António Nicolau de Almeida y José Monteiro Da Costa coordinasen la continuación del club de 1893 al de 1906... Me temo que el dichoso deseo de ser los más antiguos, porque eso da más solera y enjundia, les hizo jugar la carta del auto-revisionismo y se hicieron trece años más viejos de un plumazo, nunca mejor dicho. Quizá la fecha de origen de una entidad sea la única cosa de la que alguien quiera siempre presumir de antigüedad... Pero bueno, nada que añadir, si ellos dicen que es 1893, para ellos la perra dragona gorda. Me da a mí que este párrafo es un pastiche en el que he encallado sin remisión, pero tengo que seguir, que si no, no me da tiempo a terminar esta mierda que llevo más de un año con ella.


Oporto, principal ciudad norteña de Portugal, tiene el honor de hospedar al primer club que apareció en una crónica de Champions de mi blog. Aparte de eso, soltemos ya los datos demoledores. Es, junto a Benfica y Sporting, uno de los os três grandes de Portugal. Fue el primer campeón de liga, allá por 1935. Como curiosidad, a esa liga se la llamó Primeira Liga Experimental. Anduvieron con pies de plomo nuestros vecinos portugueses. Actualmente son el segundo club con más copas y ligas, por detrás de los benfiquistas, si bien la tendencia en las últimas décadas es claramente portista. Lo malo es que no siempre tuvieron la grandeza actual. Hasta mediados del siglo pasado tuvieron décadas difíciles, aunque ya las quisieran la mayoría para ellos. No obstante, jugaron por primera vez en Copa de Europa en 1956, siendo eliminados por el Athletic de Bilbao. Al poco les entrenó... ¡Béla Guttmann!, el de la maldición del Benfica. Ya hablaremos de ello si alguna vez nos cruzamos con sus archienemigos...

Pocos años después, en plena sequía, disputaron su primer enfrentamiento contra el Atleti, en la Copa de Ferias 63/64. En la ida les vencimos por 2 a 1 con goles de Rivés (nadie se aclara escribiéndolo). Don José Rivés jugó en el juvenil atlético, se fogueó en Rayo y Murcia y jugó un total de cuatro temporadas en el Atleti, antes de ir echando el cierre en los extintos CD Málaga y CD Badajoz. La vuelta en Portugal terminó sin goles, si bien en la crónica que encontré en la maravillosa hemeroteca de El Mundo Deportivo, los ilusos daban por hecho que nos pelaban. Optimismo infundado, porque lo cierto es que aunque con esporádicos éxitos, hasta finales de los setenta, el Porto, un club con secciones de baloncesto, balonmano, hockey patines, voleibol, ciclismo, natación y hasta billar, ni de lejos se parecía a quien es a día de hoy. En estos casos siempre suele haber un visionario, un factótum, un ser superior, que transforma la entidad, ya sea en el banquillo, en los despachos o en el verde En este caso hablamos de Nuno Pinto Da Costa. ¿A quién no le suena? Ya desde bien joven formó parte de la directiva de hockey patines, en 1978 ya era director deportivo de la sección de fútbol, y de la mano de un exjugador portista, José Maria Pedroto, fue el que comenzó la etapa de éxitos que aún sigue imparable. Hay que mencionar sin embargo, que protagonizó o verão quente (el verano caliente), un auténtico polvorín que daría para post aparte, que éste ya va cargado por no dar dos viajes. Básicamente hubo jugadores que abandonaron el club en protesta por la salida de Pinto Da Costa por discrepancias con el presidente Américo de Sá. Pero en ese caldeado verano de 1980, el auténtico acontecimiento fue el Trofeo Ibérico, disputado en Badajoz, cerca de la frontera, cómo no. Según las crónicas ganamos con empujoncito arbitral, pero remontando un 0-2 tras una prórroga.


Continuando con las peripecias de nuestro amigo Nuno, dos años después por fin fue electo presidente, volviendo a poner a Pedroto a los mandos. Desde ahí no hicieron más que subir hasta el punto de mirar de tú a tú al Benfica y superar al Sporting de Portugal. Prueba de ello es que jugaron su primera final europea, perdiendo ante la Juventus la Recopa del 1984. Tres años después, entrenados ya por Artur Jorge porque Pedroto enfermó, lograron su primer título europeo, la Copa de Europa nada menos, ante el Bayern de Múnich. Parece increíble que los alemanes se dejen remontar un 1-0, pero aparte de en Barcelona en 1999, ya lo habían hecho contra el equipo blanquiazul, con nuestro amado Paulo Futre en sus filas. Pero esa noche el prota fue Rabah Madjer, que con su empate de tacón desarboló a los bávaros, que casi a continuación encajaron el gol de la derrota, anotado por el brasileño Juary, precursor de Soljskjaer. He de detenerme a detallar el camino que tuvieron hasta la final, en semis derrotaron a nuestros verdugos un año antes en la Recopa, el Dínamo de Kiev. Antes se cargaron a Brøndby, Vitkovice checo y, ahí quería yo llegar, en primera ronda despacharon al Rabat Ajax maltés. Vaya nombre de ensueño... De propina ganaron Intercontinental bajo la nieve contra Peñarol y la Supercopa de Europa contra el Ajax, pero no el Rabat, sino el de Ámsterdam, cerrando un círculo sublime. 

Mi libreta de fútbol allá por 1995, con ocho años

Antes de empezar la nueva década, mencionemos al rival local del FC Porto, el Boavista. Solo en los setenta, precisamente con Pedroto en el equipo ajedrezado, hubo cierta duda de quién era el mejor de la ciudad, a pesar de que ganaron una liga en el año 2001. En 1990, el Atleti disputó el Trofeo Cidade Do Porto, en el que no se enfrentó al equipo que hoy nos ocupa, pero sí derrotó por 1-4 al Boavista con goles de Baltazar (que un año después recalaría en los dragones), Julio Prieto y Rodax, para ganar finalmente al Standard de Lieja en la final, donde Futre pudo haberse enfrentado a su segundo equipo. Ese trofeo nos lo llevamos nosotros al igual que, con polémica en los despachos Gil mediante, al canterano del Boavista João Vieira Pinto, que no llegó a disputar un minuto con el primer equipo del Atlético de Madrid pero que posterior y paradójicamente prosperó en Benfica y Sporting. No confundir a ese mítico delantero internacional luso, que tan solo nació en Oporto, con João Domingos Pinto, jugador con más partidos con os dragões y one club man. A pesar del duro golpe de no conquistar el Cidade do Porto, en los noventa siguieron ganando ligas como churros, dejando la marca en cinco consecutivas en 1999, cosa que nadie ha vuelto a hacer. De hecho ese año fue tan redondo que también fueron campeones en básket, balonmano y hockey, donde son el club con más títulos del país. 


También son, si volvemos al fútbol, el club portugués con más copas europeas. Para ello tenemos que dar el salto al siglo XXI y mencionar a José Mourinho. Con él volvieron a ganar en el viejo continente, pero en esa pretemporada de 2002, antes de ganar la UEFA en Sevilla ante el Celtic, nos pegaron un baile de aquí te espero que no debió hacerle gracia a Don Luis. Al año siguiente se mudaron de Das Antas a Do Dragão, asaltaron Old Trafford, apearon al Lyon, rompieron los sueños del Dépor en semis (los gallegos nunca volvieron a ser los mismos) y por último no desaprovecharon la oportunidad y trituraron al Mónaco con Deco a los mandos y Vítor Baía con el brazalete (segundo jugador con más partidos). Lo cierto es que el gen ganador del Oporto es acojonante: de dos semifinales de Champions, en las dos salieron campeones. Son además el tercer equipo junto al Bayern con más participaciones en la mejor competición de clubes jamás creada. Ya en 2011, bajo el último pujo de champán en el viejo continente, ya de la mano de André Villas-Boas, ganaron otra Europa League, esta vez ante el Braga, en la única final portuguesa de la historia, guiados por el maravilloso Radamel Falcao García, máximo goleador europeo del club. Por cierto, el máximo anotador histórico del Oporto es Fernando Gomes, a pesar de que se fue dos años al Sporting... De Gijón cuando lo del verano caliente ese. Seguido éste por Hernâni y todo un clásico como Mario Jardel, Teixeira, y otro gran ariete como el brasileño Pinga. 


Pero volvamos a Radamel Falcao, Paulo Futre... Palabras mayores, aunque por supuesto no los únicos que han viajado al centro de la península desde allí: el infravalorado Paulo Assunçao, el rapero de dios Jackson Martínez, el diésel Héctor Herrera, Felipe 'O imbécil' Monteiro, el espectro Rubén Micael o el glorioso Cristian Sebosha Rodríguez. Jugadores de distinto pelaje, luces y sombras, a los que hay que añadir el terrorífico patrón que se dio en el verano de 2006. Llegaron de una tacada Seitaridis, Maniche y Costinha vía Dínamo de Moscú. Huyeron del frío para dejarnos helados el corazón. Hasta el único potable, que era el cara cerdo, faltó al respeto a Don Javier Aguirre y acabó conformando tal diabólica terna. Que conste que para mal o para fatal, ellos no fueron traídos por Suso García Pitarch, como hubiera estado de muerte decir. Es lo que tiene cerciorarse uno. De hecho no viene al caso, pero Pitarch, por lo que he investigado, ni tan mal en si gestión. A cambio nosotros les enviamos a un prometedor Óliver Torres, que lleva diez años prometiendo. Siempre fueron listos en la gestión, Da Costa y compañía. Un compañero de trabajo de Oporto, cuya madre es amiga de João Domingos Pinto y era vecino de Rui Jorge, me dijo que el objetivo allí es hacer dinero con la venta de jugadores por encima del éxito deportivo. En ese brillante gestión, por desgracia, hay que mencionar el caso Apito Doruado (Silbato dorado), que salpicó a primeros de siglo a Da Costa por temas de sobornos 'con frutas' y tráfico de influencias. Aunque luego fue rehabilitado, cuando el Duero suena... 

Falcao en la final de E.L. 2011 vs SC Braga

Para terminar, decir que el Oporto, aparte de ese duelo en los sesenta y algún amistoso, ha presenciado nuestra fase lunar completa en Champions desde 2008/09 hasta hoy. En esa edición nos eliminaron en octavos, aunque su portero Helton nos echó una manita en la ida con su cantada a tiro de Forlán. En la vuelta un desesperante cerocero nos mandó para casa cuando nos las habíamos prometido felices en el sorteo... En la siguiente edición, con un paupérrimo desempeño en fase de grupos, caímos contra ellos sin anotarles un gol: 2-0 con golazo de tacón de Falcao, y en casa 0-3, ya con Quique en el banquillo. El destino quiso que por tercera edición consecutiva de Champions nos los cruzáramos en nuestra amada 2013/14. Ahí les vencimos con dificultad y gol de pizarra de Arda (en fuera de juego) en Do Dragão y en el Calderón les vencimos sin despeinarnos. Ya ha llovido incluso para ese doble enfrentamiento en color, donde yo acababa de conocer a mi mujer y aún no conocíamos la grandeza a la que podíamos llegar. Y entonces llegaron las fases de grupos recientes: la pasada 2021/22, donde aquí nos secaron sin goles, y en Oporto ganamos con dos cojones cuando teníamos todo en contra para pasar de ronda... Y la de este año, que la publico  sin saber si nos permitirán entrar por la gatera a la Europa League, ellos ya están en octavos de Champions, y nosotros estamos en cuarto menguante. Adeus!


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