jueves, 8 de septiembre de 2022

Catarsis en la nada

Todavía con ardor de estómago del atraco del Reale Arena, que confirma que la ojeriza de los árbitros con el Atleti va a peor, llegaba un nuevo hueso como el Oporto, el mismo de casi siempre cuando se trata de la Copa de Europa, o mejor dicho, nuestro amor platónico. 

El cacao que tiene el Cholo, el bajo nivel de algunos jugadores y la consiguiente intermitencia de juego en el momento más insospechado no hacía presagiar un partido plácido. ¿Desde cuándo no hay uno en casa? ¿Quizá Huesca o Éibar el año de la última liga? No obstante, esto es la puta Champions, y el portugués es un rival más incómodo que mear empalmado. No pude ver el partido entero, pero sé que fueron mejores siempre. Primera jornada muy parecida al año pasado, Otra vez el Oporto (me cuesta decir Porto), otra vez una mano, aunque esta diera un penalty en vez de un gol anulado, otra vez el iraní Taremi juez y parte con una acción suya en nuestra área... Esta vez lo hizo con esa expulsión que nos dio cierto aire, y cuando todo apuntaba a otras gafas en el electrónico, apareció la magia que desde hace un año largo nos viene acompañando cuando el cuarto árbitro saca la tableta...

Ni escrita por un guionista la clausura de la tensión sexual no resuelta entre Hermoso (uno di noi), Griezmann (bastante tiene con jugar tan poco) y algún tarado del fondo sur (dspero que eso sea una minoría absoluta en el FA). El príncipe mató al dragão y se puso fin a la mini guerra civil que tendría que haber acabado hace puñado de meses. Momento catártico, de locura integral, pero que aunque disfruté, porque fue la hostia, enseguida fue estrangulada por una sensación de alivio y sobre todo una invasión del miedo al futuro, por la incertudumbre que continúa. El Cholo, si  o está perdido, se empaña en mostrar lo contrario, el lateral derecho está mal cubierto, y además sabemos ya por las malas que estos triunfos NO nos han servido como puntos de inflexión, pero se ganó, y a ver quién es quien, aun con dudas, no durmió contento.

Paulo, Paulo! Futre, Futre!

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