lunes, 5 de febrero de 2024

Levantarse

No apetecía. Casi nunca lo hace un derbi. Menos con esa Copa que la camarera ya está tirando a la vuelta de la barra. Lo pongo, gol de Brahim tras pinball contemplativo. Mal síntoma. Una ojeada de vez en cuando no era suficiente. No anoche. Tan importante es no darle la espalda al equipo en un derbi sin mayúsculas como el miércoles en esas semis que tanta ilusión me producen. Me incorporé en el minuto 52, tras el gol en fuera de juego del nuevo testamento de estos que se llevan ahora, y que yo estoy de acuerdo. Luego el Atleti puso un pie en el suelo, levantó una rodilla y se incorporó parcialmente entre un cóctel de caídas cérvidas en el área, que todas juntas distaron un par de centímetros, newtons o kilojulios para sumar un penalty (o que el marcador hubiera sido otro). Luego el tiempo pasaba rápido, y yo percibía que algo podía pasar si no nos habían matado ya. Y ahí pusimos los dos pies en tierra. Llorente (siempre sospeché que se iba a volver al Madrid cuando lo petó con nosotros) miró al cielo, y aunque al final ya habíamos dado la cara, ese empate raro a mí me dio un plus para levantarme al día siguiente entre mis propias dudas y temores. El tiempo de descanso de los nuestros es poco, el mío también, pero se me hace lenta la espera (hasta me he equivocado al etiquetar el partido y he puesto Athletic). No me falles Atleti. Tú siempre te levantas.


Marco Llorentini, minuto novantatre


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