jueves, 21 de diciembre de 2023

Malos tiempos para la épica

Múltiples factores, que si el Martínez Semuera este cabrón, que si Savic ya no es Rambo, si no Santiago Urrialde, que el Geta fue superior con once, que el Atleti resurgió como Greenwood al sur de Madrid con la expulsión y mermó desde el banquillo, que Griezmann ya es un semidiós pero no puede solo (mete hasta goles en propia el mamón), que Memphis está más cerca de sacar un disco que de celebrar un gol, que si falta un Kondogbia cuando se le invitó a salir, la mala planificación, idea única de juego válida... Demasiadas variables para un equipo del Cholo. 

Pero bueno, ya estamos acostumbrados a estos partidos de locura elevada al cubo. Estos sindioses nos suelen salir bien, máxime cuando nos pusimos ganando, por segunda vez sobre todo (qué me alegro por Morata y Llorente), y con el tres uno, ya que mi tocayo cabrón se empeñó en tocarle la carita a Hermoso, a quién no le gustaría. Todo CASI hecho, aunque olía a gesta local. Hasta habíamos metido un penal rozado por el portero, ya solo quedaba el contragetafe: visualizar lo peor, para que ese simple hecho hiciera que no ocurriese. Pero esta vez ni así. Los de Bordalás, que por cierto, como siempre yo posicionándome con el criticado,  tienen mi respeto, a pesar de tener hijosdeputa incómodos como J. Mata, pues hicieron un gran partido, la verdad sea dicha. Quizá tenía que pasar, o más bien fueron esos cambios  finales que todo el mundo dice que nos jodieron: yo no me entero de una mierda aunque no levanté los ojos del móvil desde la cama. Solo sé que al final todo se equilibra, porque no era la primera vez que vivíamos en el alambre de "Pacha", y también sé que quiero mucho a Riquelme.

Esta vez no hay un mundial a la vuelta de la esquina para revertir la situación tras él, sino un QSFC, cuyo nuevo técnico entrenaba al Geta antes de la racha de partidos ganados en casa que el propio equipo rompió ayer. Yo que no sabía si subirme a la liga, aunque me sonaba a chiste casi siempre, solo sostenido por esa tremenada racha casera, al final me quedo en el kiosko de revistas esperando mi tren, o mejor dicho mi barco (shhhhhh). Ya no hay que mirar ni a vascos por abajo ni catalanes y cervados por arriba. Solo queda asumir lo difícil que es arreglar esto, o mejor dicho, tan solo acatar los objetivos standard, rezar por ser cuartos (y gracias infinitas) y pelear los cuartos, valga la redundancia, de Champions contra todo un Inter de Milán, que ya me daré el gustazo de hablar de él extensamente en breve. 

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