martes, 7 de noviembre de 2023

Harto

Desde el 11 de diciembre de 2019 no gana el Atleti con solvencia un partido en casa en fase de grupos. Fue un 2-0 ante el Lokomotiv de Moscú. Goles de Felipe, cuando aún no había mutado en 'O imbécil' y de penalty del niñato que ya sospechábamos que era más tonto que Oyarzábal, y que ahora dicen que se mata a correr en Montjuïc (hay resquemor, sí). Pues lo dicho, desde hace casi una olimpiada, esos duelos caseros que durante estos once años de Champions eran coser y cantar, se tornaron en indigestas pesadillas sin remedio: los propios rusos de mierda nos arañaron un cerocero al año siguiente... como el Brujas, como un solidísimo Oporto o el Bayer Leverkusen cuando aún ni molaba. Otros cayeron, pero no callaron, y nos los pusieron de pajarita, como el Salzburgo o el propio Feyenoord este año, sin contar la dolorosa derrota ante un Milan que volvía a Europa con polvo en las bufandas. Normal que cada vez más equipos me caigan mal cuando antes me gustaban...

Así que tal despropósito ha de terminar hoy. Ni el ritmo frenético de la Europa actual ni pollas en aceite de girasol pueden hacernos gripar. Tras el traspie canario del viernes hay que ganar, hay que ser primero de grupo antes incluso que clasificarnos. Hay que ganar, con soberbia bien entendida aunque sea por una noche. A ver si  puede ser, vale que sin alharacas, pero también sin apuros, que bastante tengo ya encima yo, que además he recaído en la vida insana, echando la previa con Doritos y un Monster Zero como Morata de alto. Hasta los cojones de mis cojones, de mi trabajo y de los putos problemas. Así que adapto lo que dicen que dijo Luis en la arenga antes de la final de Copa del 92: "Estoy hasta los huevos de sufrir contra esta gente". Atleti, súbeme, que yo te llevo en volandas para volver juntos a las andadas, y si ganas, aunque me paren los pies, me salen alas, (con voz del de Estopa).

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