domingo, 16 de abril de 2017

Para todos los públicos

Osasuna es uno de los rivales que a buen seguro más repelús provocan a la hinchada rojiblanca. La época probablemente más negra del Atleti tuvo a unos navarros que volvían a la élite como enemigo habitual.  Recuerdo cómo nos jodieron unas semis de copa en 2005, y cómo antes nos amargaron el centenario. Hace unos meses reviví ese momento, y en el pospartido Gárate y Adelardo hablaban con fuegos artificiales de fondo sobre el futuro incierto del Atlético de Madrid, que acababa de retornar a primera división. Hace poco también, se les preguntaba a estos dos miembros de la hagiografía colchonera si el Atleti actual les parecía el mejor de la historia. Muestra ello del gran momento que atravesamos. Gran dicha la nuestra que el Cholo tomara el timón. Porque a esta nueva ola de éxito hay que añadirle algo igual de importante: el consecuente incremento de pequeños seguidores aún sin equipo definido y que al final se hacen del Atlético. No todo van a ser atletistas de cuna... Se me iluminan los ojos de orgullo cuando veo algún chavalín con la rojiblanca. Eso es tener personalidad. Yo veo a este grupo y siento un sabor especial por haber vivido también momentos malos de solemnidad como los arriba citados, me tocaron en plena efervescencia futbolera, y no exagero al decir que me endurecieron y moldearon positivamente como persona. Eso no es necesario para un pequeñajo ilusionado, así que un partido digestivo como este pegaba más que nunca.


Volviendo al rival, a Osasuna de salud solo le queda el nombre. Por cierto, no comparto el odio mayoritario que reciben los irundarras más allá de lo duros de pelar que han sido casi siempre. Además, gracias a ellos llegó Raúl García a nuestras vidas. Yo no me fiaba ni un pelo de ellos, al menos hasta el gol de Yannick. Gol marca de la casa. Un espejo del estilo Robben pero con más vuelo. Menos mal porque yo ya me estaba poniendo nervioso, por no poder ver el partido en condiciones y porque veía a los rojillos convencidos de jodernos una vez más. En el camino de vuelta a casa nada más poner la radio otro gol para conducir más tranquilo. Así me ahorré de escuchar gilipolleces en las ondas sin tanto miedo del marcador. Cada vez que encendía eran buenas noticias porque Filipe ya marca hasta con la derecha. La celebración no me hace gracia, pero emana buen rollo y eso es más importante que el gusto por lo sobrio. En realidad, mientras marquen y solo se falten al respeto a ellos mismos, de buten. Tras esta entrañable chiquillada, volvieron a pisar el verde dos tiarrones que debieron sentirse como dos niños con botas de fútbol nuevas: Tiago, que nos puede venir de lujo de aquí al final, y Cerci, que tomó el relevo a Poncio Pilato como protagonista romano de semana santa.


En el día del niño, Fernando Torres no tuvo su tarde. Por desgracia no ha aprovechado la ausencia de Gameiro. Pero aquí no queda la cosa, que otras niñerías también se vieron. Por ejemplo el hecho de pedir dejar lanzar el último penalty a Cerci cuando el bueno de Thomas se disponía a tirarlo y además digo yo que algo más de merecimiento y galones tendrá que el italiano... No dudo de la buena fe, pero un respeto al rival, y sobre todo al Atlético de Madrid, que no era el trofeo de la cerámica. No obstante, me da a mí que Alessio tiene que pegarle bien desde las 12 yardas. Por cierto, infame e inexistente el último, además a un viejo amigo como De las Cuevas. Otro chaval que no llegó a cuajar y en el que teníamos cierta esperanza. Por no hablar de Fran Mérida... Cerrando el tema de los penales, siempre hay que buscar el bright side of life: yo lo encuentro en que en Champions los hemos metido todos... en eliminatorias al menos, porque buceando me di cuenta de que contra el Bayern también falló uno Griezmann. Se han fallado tantos que me han petado la base de datos rojiblanca de mi cabeza.


Un lujo de victoria por el quiénes, el cómo y sobre todo el para quién. Con portería a cero además, que hace tiempo que no lo decía porque ya es algo axiomático. También con un once rarísimo fruto de lo que nos jugamos en Europa. Sin el medio campo titular y con la oportunidad de ver la planta que tiene Giménez como medio centro. Se le ve cada vez más a gusto al tío. Es cosa mía o está más delgado? Ahí lo dejo...

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