Minuto 54, tras ir por delante en el marcador con una primera parte constante e insistente, un balón tontamente no despejado provoca un córner. El Atleti, el número uno ejecutándolos, y posiblemente también defendiéndolos, veía cómo el Córdoba igualaba un partido de obligado cumplimiento con un golazo de Ghilas (pasado de kilos y con un gran parecido a El Barrio). Con ese peso en el lomo, nunca mejor dicho, el Atleti tenía que volver a meter una marcha más, pero a cabezón no le gana nadie. Afortunadamente, este equipo responde de maravilla ante las exigencias del guion, y cortó de raíz lo que podría haberse convertido en una pesadilla antes de navidad, dadas las fechas. Eso es con lo que me quedo de este partido: la convicción y oportunismo para acallar la rebelión cordobesista. Anteriormente, vimos a un Atleti equitativamente tozudo por las bandas, con un Siqueira que cada vez me gusta más pero que tiene errores que cuestan goles (también se distrajo luego Juanfran en ese córner). Aunque se puede decir que la marcha de Filipe está cada vez mejor salvada con los dos recambios que hay para ese puesto. Hoy por ti, mañana por Ansaldi.
Se percibe además mayor participación de la gente de dentro, pero no, no terminan de germinar todas las ocasiones que deberían. No obstante, Griezmann comienza a justificar su contratación y le van entrando los goles que al principio no querían. Los dos tantos del borgoñón fueron los que nos hicieron romper las igualadas. Por otro lado, el gol nuestro de cada día a balón parado para Mandzukic, que suma y sigue. Encima, otro gol de RG8 con la colaboración del pobre Pinillos, que también había participado desviando el tiro de Griezmann en el primer gol. En los minutos finales, se pudo comprobar que Simeone da oportunidades a quien se lo curra: otra lectura no tiene la entrada reciente en los cambios para Cristian Rodríguez. Me alegro por él, me identifico mucho con su carácter en la cancha y siempre está bien tenerle con autoestima. Fallé en mi pronóstico de que Cerci nos iba a sacar del atolladero, y también en que iban a dosificar a Koke, que soltó un larguerazo enroscado genial. Él, si cabe más que Gabi, es uno de los termostatos de este equipo, y me preocupa que se gripe con tantos partidos. De todas formas, si el año pasado se llegó tan lejos con 13 hombres y estamos empezando noviembre, es un tanto paranoide crearnos este tipo de zozobras.
Cerca del final, llegó un tanto de esos que tanto me ponen de los nervios para darle rimel al marcador final. Quiero creer que esto no sucederá en situaciones igualadas y que ese segundo gol cordobés fue fruto de la parsimonia puntual debida al resultado. De todas formas, poco que objetar a un equipo que fue a por el partido de principio a fin y que cada jugada mordía al contrario. Enfrente estuvo un Córdoba (de infausto recuerdo los años en el infierno) que no fue ni mucho menos lo peor que ha pasado por el Calderón. Dudo que les de para mantenerse en liga de los premios de la risa, pero dieron sensación de peligro en varias contras pese a su desplome final. Además, es una gozada ver un desplazamiento masivo de aficionados de otro equipo a un Calderón que ya de por sí tiene ambientazo, y el premio sin discusión de ver a un equipo con alma de campeón. A seguir remando ambos y nos vemos en abril, ojalá que in situ dada mi cercanía con la ciudad califal.
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