Tarde o temprano iba a aparecer en el blog una crónica con ese nombre. Y creo que el partido de anoche en Suecia justifica esa denominación: encuentro de ida y vuelta donde el Atleti tan solo estuvo cómodo al inicio y al final. Durante muchas fases el Malmö, lejos de limitarse a defender, se plantó en los morros del área rojiblanca. De todas formas, los apuros llegaron cuando los nuestros ya se habían puesto por delante merced a un gol que es de lo mejor que he visto últimamente en cuanto a belleza y asociatividad. Ya estarían tardando quienes nosotros sabemos en hacer recreaciones 3D del gol si hubieran sido otros los protagonistas. Golazo de Koke. Pero los bravos suecos tenían que irse arriba. No les quedaba otra...
El descanso les sentó bien a los celestes y muy mal a los de amarillo, que habían jugado con doce la primera mitad por la absurda vestimenta del colegiado inglés (tiene cojones que fuera todo el primer tiempo con una ropa tan parecida al Atleti). Luego nos echó un cable haciéndose el lugareño en la mejor ocasión del Malmö: tiro que toca en la mano suelta de Siqueira y trancazo al palo de Rosenberg, que acabó desquiciado. Minutos de agobio... El Atleti estaba jugando con hielo y éste también quema. El equipo no me gustó nada en la segunda parte. Jugó a lo que quisieron los rubios nórdicos con coleta, pero a pesar de ello, nuestro narigón (detalle que no todos tienen saludando a la afición) remachó un balón manso para acabar con las opciones enemigas. En cuanto la golpeó Raúl sabíamos que iba a ser gol, reconozcámoslo. Ahí se firmó la amnistía de este caliente partido, que fue un filete congelado sobre aceite hirviendo. Lástima el gol anulado al Cebolla. Me jodió lo que no está escrito. La clasificación está encauzada pero sigue estando rara (como dice Simeone). Yo escribo esto en un avión que va a Zúrich, y como buen imbécil que soy, fantaseo con este mismo destino como escala a Berlín allá por junio. No quedan palos ni ná...
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