Esperemos que esto solo sea el último truco de guion de una buena película de acción en la que al final ganen los buenos. Porque si no, el dolor va a ser equivalente a la muerte de un familiar cercano. Tras la tortura de tres horas en avión sin saber si ese uno-cero al descanso iba a ser revertido, el mazazo de saber el dos-cero fue casi un alivio, porque ya sabía qué había pasado finalmente. Luego, sin saber realmente lo que conllevaba, me alegré como pocas veces del pinchazo del Madrid. Si fuese un aficionado inglés, malayo o norcoreano, probablemente me relamería con este panorama, pero de aquí al final va a haber que sufrir de verdad, no en la forma ignorante que tienen de encasillarnos algunos (aquí me estoy metiendo hasta con el himno de Sabina, y eso que me gusta mucho). Eso sí, aunque ahora no sea realmente consciente: bendito sufrimiento. El Atleti sigue dependiendo de sí mismo y pinchó, sí, pero no será tan raro cuando los otros dos también lo hicieron.
El Levante fue el jodefotos de turno. Ole sus cojones, aunque les voy a coger manía. Es el primer equipo del que me compro una camiseta suya y osa de fastidiar al Atleti. Como esto acabe en drama, me veo haciéndola jirones. Los de Caparrós (por favor que no suene para el Atleti nunca jamás en la vida) fueron fieles a su estilo. Los granota (rana en castellano) han sido la plaga que fastidia nuestra travesía por el desierto, a la que ya queda tan poco. Este premio les llega quizá en contraprestación por los partidos que los nuestros se han sacado a regañadientes. No se puede ganar siempre, y no ha sido tan inesperado. Se reducen muchísimo las opciones de alirón en casa tras caer en este campo, de infausto recuerdo si uno echa la vista unos años atrás. Aún duele esa goleada que daba comienzo a nuestra peregrinación en segunda. Paradójicamente, el otro equipo de la ciudad valenciana es el que más ha contribuido a la causa colchonera. En realidad me gusta que haya alternativas y el resto de equipos den porculo hasta el final, pero espero que el Levante lo haga así siempre, no como otras veces.
La lástima es la angustia hasta el próximo partido, que ahora se acentúa con el aumento de incertidumbre. Hay que desterrar conspiraciones ni hostias y dejarse de catastrofismos (sí, a mí también me cuesta). Y por supuesto, no oír a los gilipollas que piensan que el Barcelona se va a dejar ganar y tan solo tratar de sacar el próximo choque adelante. Pero tampoco olvidar a los tontos de siempre, que tienen que dar mala imagen de la afición del Atleti. Eso sí, ya que estamos, la misma mezquindad merece el insulto contra un familiar cercano, que el homofóbo, el físico, el social o el xenófobo. Y ojo, con esto no estoy quitándole hierro al asunto, sino todo lo contrario. No veo a nadie haciendo el primate cuando Miranda o Costa marcan. Volviendo a lo estrictamente deportivo, el Cholo sabe de esto, y cuando uno imaginaría que no se podía sacar ninguna lectura positiva, él tira de ironía y motivación. No hay que salirse de la ruta marcada. El mantra final-a-final cobra más sentido que nunca, sobre todo que ahora estamos tan cerca de El Dorado. Ahora pasemos página, que ya empiezo a estar hasta los cojones de tanta jornada treintipico. Estoy perdiendo vida cada semana. ¡Que termine esto ya! Primero ganar al Málaga, ahora que nos hemos dado cuenta, por si alguien dudaba, de que cualquiera te la puede liar o liarte tú solo. Como la vida misma...
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