viernes, 1 de marzo de 2024

y te rendiste en febrero...

"...Primero, te quiero, igual". Viendo el percal, el puto Calamaro me llevaba viniendo a la cabeza hace tiempo ya con ese fragmento que titula. Borrón y perdemos la cuenta de las veces que nos quedamos sin Copa (creo que la vez desde que la ganamos con mayor intervalo sin volver a ganarla). Máxime en esta ocasión con, a pesar del repaso que nos dieron, unos rivales que hacían a uno relamerse con el panorama de estas semis fatídicas. Esa sensación de fracaso, porque podríamos haberlo hecho perfectamente, es la peor. Como estamos chalaos, y agarrándonos a variopintos talismanes, a una idea feliz del Cholo o qué sé yo, pensábamos poder remontar tras la aciaga ida pero... Yo es que cada vez que lo ponía veía un chicharro ghanés. Estas historias se las llevan los que salen convencidos de lo que tienen que hacer, que decía Luis, y eso solo lo hicieron ellos excepto algunos ratos en la ida. Yo pensaba de todas maneras que daríamos la cara, pero tampoco. Eso agudiza el dolor. Ahora el luto atípico de estos trances, que no son tan frecuentes. Esta pérdida de rumbo y/o incompetencia puede hacer al equipo enfermar del todo y perder "lo que le importa al club", que es esa Champions que tanto queremos jugar pero que yo, a día de hoy, tengo derecho a decir que me importa bien poco. Lo que sí me da pavor es la deriva que pueda tomar esto, que a Griezmann le haya dado el viejuno de golpe, la plaga infinita de lesiones, cruzar el umbral del Metropolitano para competir... En definitiva, a lo que nos ha enseñado este mes, por muy ventajista que suene ahora. Para eso me llevo los disgustos que me llevo. La Titoneta ya llegó a la ría de Bilbao zozobrante y ni llegó a puerto. Habrá que repararla a su debido tiempo y considerar cuándo hay que sacarla, no sea que se pudra a desdichas como la gabarra esa de los cojones y acabe acompañando a los restos aún calientes de la gitana estafadora. Nos la tenían guardada, como siempre, pero hay que reconocer el abuso. Espero que se nos den motivos para creer, porque yo nunca comulgué con el milanés y fundamentalista lema del "nunca dejes de creer", y con esos adjetivos sobran más palabras. Se cierra esta copa con buenos y vibrantes recuerdos, incluso del buen encuentro de ida. Pero anoche me costó horrores no darle la espalda al equipo. Ni me quiero imaginar a los héroes que se plantaron allí. A cauterizar esta imborrable herida, directamente proporcional a la ilusión depositada. Pero tengo claro que se mejorará no con eliminar al Inter, sino con ganar en liga como solíamos. Necesito tiempo, pero sí me ha dado ya para a reflexionar y certificar que no sabría vivir sin mi Atleti, ese que ayer vestía tanta historia, pero que la hizo por su pusilanimidad. 

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