jueves, 4 de enero de 2024

Quemar las naves. Soltar amarras

La liga se quema. Hablo de jugar la Champions, se comprende. Aunque para los muchos ultraoptimistas, que no por ello son más atléticos que yo, había que llegar a un desenlace así para corroborar que ganarla era un chiste bien contado. Así que en ese frente, a mirar al norte toca. Al País Vasco en concreto. 

No vi la primera parte, con mi ajetreo familiar, esta vez en Córdoba, donde me crucé algún rojiblanco, pero el Bati me hizo percatarme de la máscara de hierro inicial mediante un demoledor «q asco». Él se refería a la mano. De esas manos idiotas que le das palante y patrás y según el cambio o el ciclo menstrual del árbitro se pitan o no. Como buen gilipollas que soy, saqué pecho de que «esto lo sabía yo», renegué de ver a mi equipo y por poco no llega el empate mientras chateaba, sabiendo que me engañaba a mí mismo y que quedaba poco para ponerme el partido. Solo faltaba ser el último despierto, como les diría el Cholo en el descanso o a mitad de la primera parte, pero como digo, no la vi. Así que mejor me callo, como cuando mi niño ayer rompió un imán de nevera de un escaparate de calle Deanes y solo pagué otro sin romper. El karma no existe, pero los remordimientos sí, como los malos recuerdos de este partidazo y de la pobre elefanta Flavia. Va por ti esta crónica, guapa.

Me costó tanto asimilarlo que anoche mi mente volvía al empate como mal menor hasta que la pobre se daba cuenta de que habíamos perdido... Porque De Paul jugó una segunda parte imperial, como si se enfrentase a Paraguay en la final de la Copa América. Y que lo hicimos muy a pesar de la inolvidable exhibición de Morata. Nunca una mala palabra de mí de este chico, y para variar éste me ha salido bueno, porque en mi debe también estuvo proteger a Jackson Martínez y muchos de cuyo dorsal no quiero acordarme. El chaval siempre está ahí, ni una mala palabra, muy protestón y apariencia de blando sí, pero ahí sigue. Más bueno que una sopaipa Alvarito. Porque si fuera por Memphis... Vaya decepción la que llevo con el rastaman... Y con esos cambios del Cholo. Si bien el Girona estaba entero, habíamos hecho una gran segunda parte, de equipo de fuste y capitel, pero esos cambios (sin desmerecer al gran Azpi)... ¿Pa qué fragmentar en taifas el buen entramado que había? Si ya quedaban menos de diez minutos... Sin sentido. No voy a echar más gasolina al fuego porque la pago yo, pero esas sustituciones me succionaron el ánimo hasta a mí. Además, tampoco creo que fuera ese el motivo de la derrota. El Girona juego muy bien pero está bendito. Solo hay que ver el cuarto gol, casi sin mirar, de los que yo meto cuando me aturrullo de cuando en vez, en legítima defensa, sin saber ni porqué hice eso.

Total, crudelísimo final incluso para mi curtido lomo. Para levantarme de este mazazo, que por desgracia esperaba, aunque animaba al equipo como los del guapísimo bufandeo del córner. Digo, para sobreponerme, solo queda una cuerda que se cortará para soltar amarras el seis de enero, en Anxo Carro, desde el río Miño rumbo a La Cartuja vía el Guadalquivir, cuyo curso soslaya antes a su derecha el casco Histórico califal, que tengo el poder de tener tan cerca, y al que seguro vuelvo pronto. Si no ¿de qué escribo yo tan gongorianamente y tengo este cacho de nariz?

Hemos quemado todas las naves en liga tras darlo todo en Girona, dimos la del pupas, por mucho que me duela decirlo, pero en la Copa vamos haciendo guantes por el túnel de vestuarios que ya toca salir a noquear en Lugo. Embreando la Titoneta me hallo, no tengo ni pura idea de navegar, y los que vienen conmigo menos, pero el Atleti me lleva. «No hase falta disir nada más». Con voz de Schuster, el que metió el chicharrazo de la del 92. Si está todo conectado joder. 

"Hay quien dice que...
Ganar la copa el rey es complicado,
No voy a perder, 
yo no quiero ser un indio maltratado..."

1 comentario:

Antonio Fernández dijo...

Solo por la comparación entre Morata y una sopaipa ya merece la pena el post. Te quiero amigo.