lunes, 6 de marzo de 2023

Un año de la Liga de 14


Se agradece en medio del guerracivilismo una oasis como el de la goleada al Sevilla. Precisamente unos días después de haber estado en Madrid y ni haberme planteado pasarme por el estadio. Precisamente el primer partido que yo vi en casa del Atleti, hace ya más de una década.Unos meses antes de que el Cholo entrenador llegara a nuestras vidas y este lugar naciera. Hoy no es el día en el que escribiré todo lo que ha significado Diego Pablo en mi vida. Hoy solamente quiero pasar por aquí para dar vuelta al blog, al que tengo abandonado, y así seguirá me temo, recordando la importancia de, al menos, ser terceros. A mí me supo a gloria tras estar incluso fuera de Europa y con un colchón inexistente entre el ser o no ser de la cuarta plaza. Viejos rivales como la Real y el Betis, de los que nunca terminamos de despegarnos, ni siquiera aún. Ahora hace un año comenzaba ese concepto desesperado de la Liga de 14, que llegó a buen puerto, pero que nos tuvo mucho más tensos en primavera para alcanzar el objetivo. No me equivoco en que a estas alturas, en esta liga de las 4 patas, los deberes se están haciendo mejor (si bien no hay más competiciones que jugar, no te jode). Porque el equipo, sin yo tener ni puta idea de fútbol, y habiéndome perdido una altísima cantidad de minutos, transmite otra cosa, y estoy confiado de volver a refrendar el objetivo mínimo. Aparte del bajonazo de la Copa, donde la Ba-Titoneta volverá a zarpar el año próximo en una segunda intentona y el fracaso con tintes de brujería de Champions, que nos privó de una eliminatoria de octavos siquiera, me apenan aún más dos cosas: el mal rollo del estadio, que nos impedirá por unos años eso de autoproclamarnos la mejor afición de España, afirmación que de todas formas yo, hace años ya, cuestiono de puertas para adentro. Por otro lado, la lacra arbitral, que me ha hecho sacar la bandera del antimadridismo que tenía guardada desde hacía tantos años. Se me quitan las ganas de ver el fútbol a veces con esta mierda de los árbitros. Y ya está, solo quería pasar por aquí. A veces pienso que en el futuro reviviré esta época de prestigio desde que Simeone se sentó en el banquillo, y esto será un periódico precioso con cuentagotas, aunque hoy no haya muchas alharacas. Yo sigo a lo mío, con mi pequeño calendario a sucio, mi microdosis de ilusión cuando ganamos, y mi partido a partido. 

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