Hace no tanto tiempo, aunque parece una eternidad, un colega de pachangas me llamó para suplir una baja de última hora. Le conocía de jugar en Málaga capital, y cuando descubrí que esa cuadrilla de rumanos a la que nos enfrentábamos cada viernes vivía también en Vélez, le dije a Adrian que me avisara. Tardó, pero un día lo hizo. Así que ahí llegué yo, en una época en la que ya no competía, pero aún tenía cierto ritmo. Al calentar, ávido de sacar alguna anécdota entre tanto extranjero futbolero, les nombré míticos jugadores de su país, y en esas salió el personaje que nos ocupa hoy. Siempre me ha tocado los cojones que cuando alguien muere se le idolatre durante esa semana, sus greatest hits vuelvan a ser número uno en ventas y la gente se ponga su foto de perfil en las redes sociales (incluso yo lo he hecho con Chiquito). Pero qué coño! Este señor va a inaugurar una nueva sección en esta casa: no es un incomprendido, tampoco llega a ilustre, pero nadie le discutirá que es uno de los nuestros. Señores, con todos ustedes, Daniel Prodan. Por cierto, no me volvieron a llamar porque jugué como el puto culo.
Nacido en 1972 en Satu Mare, una ciudad al norte, en el vértice entre Ucrania, Hungría y su Rumanía natal. Debuta en el Olimpia, el club de la ciudad, donde llega a la máxima categoría, causando sensación en los ojeadores del Steaua, el más laureado club del país. Es en este equipo capitalino donde vive su época dorada, llegando a indiscutible con la selección rumana, cuajando un gran papel en USA'94, disputando la Euro'96 y ganando cinco ligas y dos copas nacionales. En la Champions de la temporada 95/96, se casca este golazo ante el Glasgow Rangers (ironías del destino como veremos más adelante). Por cierto, nótese la esvástica en la bandera del córner. Putos e inolvidables noventa... Recuerdo cómo tenía una revista que guardaba como oro en paño en la que hablaba de los equipos de esa temporada, aunque mi madre me la tiró en alguna limpieza clandestina. Por suerte yo apuntaba mis mierdas en unas libretas que guardaba con más celo. No pongo la foto porque si no esta entrada se va a retrasar aún más, que llevo un año con ella y este hombre se merece todos los honores.
Prodan vs Kiko |
Al año siguiente, el Atlético de Madrid es emparejado en la fase de grupos de la Champions con el Qarabag digo... con el Steaua de Bucarest. En el debut del Atleti, en el Calderón, los rumanos sucumben por un incontestable 4-0. Fue mi bautismo europeo, quién iba a pensar que más adelante iba a vivir... A lo que vamos. Yo tengo la teoría de que por muchos vídeos, cazatalentos y ojeadores, lo mejor para atraer a un equipo es que te vean en directo contra ellos. Así que lo cierto es que no hubo que esperar mucho, y el mismo que era alineado como central en esa mágica noche europea, recalaba en nuestras filas en el mercado invernal. Noche de Reyes del 97, y este taciturno rumano debuta con gol en la victoria ante el Extremadura. Ese año Antic le da cancha, y juega la mayoría de partidos. Es testigo de excepción del día que Raúl le hizo cosas malas a nuestro Juanma López, o de la remontada 5-4 del Barça en copa. Fue un año extraño, de extremos, con cuatro goles en diecinueve partidos. El año siguiente fue otra historia, y comienzan las lesiones. A pesar de ello juega veinticinco partidos, muchos de ellos junto a Vieri, que ese año fue la sensación. Su último partido fue una victoria ante el Sporting allá por abril del 98. En mi estuche escolar de la época tenía pegados a él, Jose Mari y a Bogdanovic. Hace más de veinte años ya joder...
Prodan a la izquierda entrenando con el Rangers |
En esa época de frensí en el mercado de futbolistas, el Glasgow Rangers andaba fichando a lo loco y, o bien no leyeron la letra pequeña, o lo que leyeron era falso, o simplemente la lesión de Daniel fue a peor. Lo cierto es que se consumó su traspaso al club escocés, que luego estuvo apunto de querellarse con la directiva rojiblanca. De los colaboradores necesarios me espero cualquier cosa, pero me da que los guiris simplemente pecaron de incautos. El pobre Prodan, bajo la sombra de su maltrecha rodilla, vivió un calvario deportivo: no pudo debutar en Ibrox Park, y eso que estuvo en Glasgow más de dos años. El doctor Stewart Hillis, fallecido recientemente y que se supone que debía haber detectado que algo olía a chamusquina en el asunto, declaró que literalmente no tuvo tiempo de evaluar la situación porque había una rueda de prensa para presentar al jugador en 45 minutos. De locos. A pesar de la pena de no poder jugar más que partidillos contra juveniles, sus antiguos compañeros le recuerdan como alguien que trataba de hacerte reír, aunque se percibía en su interior la amargura de no poder ser útil para el club debido a su lesión.
En su periplo escocés, fue cedido al Steaua, donde solo disputa un partido y sale enseguida hacia el Rocar de Bucarest, un pequeño equipo donde se recupera de su lesión, y es subcampeón de copa contra todo pronóstico. De hecho, llega a jugar con la selección para tratar de clasificar al mundial de Corea y Japón, pero su rodilla, como se llegó a decir en medios escoceses, estaba hecha una manzana podrida. Sale de las islas definitivamente, y tras un breve paso por el National de Bucarest recala en el mercado invernal de 2002 en el Messina. Debuta en la serie B como ya hiciera con el Atleti, marcando un gol, cuando el equipo italiano estaba con uno menos y necesitado de puntos a más no poder. Regresa al final de la campaña al National de Bucarest, y al poco, tras plantearse jugar en la liga china, decide colgar las botas. Tras su última temporada en el Atleti jamás recuperó la continuidad, una pena esta retirada tan temprana y con un final tan sufrido en un central que podría haber contribuido deportivamente mucho más al mundo futbolero, si las lesiones hubieran mirado para otro lado claro. Ni el primero ni el último.
Siguió vinculado al mundo del fútbol en la Federación Rumana, y posteriormente volvió a reencontrarse con su Atleti como embajador de la final de la Europa League de 2012, de grato recuerdo para todos. Ahí volvimos a tomarle la pista al bueno de Daniel, que presenció in situ el último 4-0 al Madrid como un atlético más. Quién iba a decir que pocos meses después de venirme su nombre a la cabeza en una pista de fútbol sala, este hombre iba a fallecer tan joven de un ataque al corazón. La vida es tan puta como el fútbol, y en este puto blog el fútbol da vida a cada historia. En ésta, siempre vivirá don Daniel. La revedere Didi!
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