El fútbol, al menos a nivel de selecciones, cada día está más igualado. La globalización es lo que tiene. Resulta harto complicado encontrar goleadas como las de antaño en estos eventos. Ahora las cenicientas son más zorras y conocen casi todos los trucos de los donjuanes, quedándose estos a veces con el culo al aire. Cuando acaban los grupos, para todos empieza otro mundial: los que han pasado de fase inesperadamente afrontan su envite con la tranquilidad que da el saberse sin nada que perder y un mundo al que seguir impresionando, si bien los aspirantes se la juegan a doble o nada con todos los focos sobre ellos para filmar el maracanazo de turno. Ya terminaron los enfrentamientos simultáneos y los días con tres sesiones de partidos. Aunque quede la mitad del tiempo, el mundial para mí ha consumido sus tres cuartas de disfrute llegados a este punto.
En un cuadrante izquierdo absolutamente iberoamericano, el sábado 28 de junio comenzaban los octavos de final. Brasil y Chile abrían fuego. No daba un duro por los chilenos, pero ellos sí que fueron duros complicándole la vida como nunca a los anfitriones. Una pena que La Roja siempre se tenga que enfrentar a los cariocas a las primeras de cambio, a Francia 98 y Sudáfrica 10 me remito. Eso por no contar el mundial que ellos organizaron en 1962, y en el que cayeron en semis contra Garrincha y compañia. Esta vez la historia se repitió, pero llegaron hasta la tanda de penaltys. Mal asunto el querer ganarle desde los once metros a los brasileros. Salió cruz, pero desde este blog le deseamos suerte a Chile en la próxima Copa América, que ellos organizan. Ese mismo día salía de nuevo Colombia, conociéndose ya el mordisco que daba a Uruguay la FIFA por culpa de Suárez (justo pero excesivo castigo). Pero pensé que el fútbol aguerrido y enrabiado de los celestes iba a acabar con los cafeteros, nanai. Quién les iba a decir que sin Falcao iban a llegar tan lejos... Ahora sabíamos que un duelo de cuartos iba a tener un claro color amarillo. El tiro de James, que no se pronuncia Yeims, fue para mí el gol del mundial hasta la fecha: soy un enamorado de los tiros que entran tras golpear el travesaño. En el otro lado de las llaves de octavos, teníamos un apasionante México Holanda sobre la sartén verde de Fortaleza. Cuando creíamos haberlo visto todo en cuanto a crueldad en esta copa, los tulipanes van y remontan a los entre cooling breaks a la tricolor: Van Persie, la vedette Robben y Sneijder son mucha tela, pero mis respetos para los mexicanos, que han hecho una gran competición... Ahora siento una suerte de afinidad por los Países Bajos, porque me recuerdan un poco al Atleti: tres finales de Mundial hasta la fecha y tres subcampeonatos... ¿les suena de algo? Por delante tendrán a Costa Rica, que en un duelo pintoresco y llamativo dejó en la cuneta a una Grecia que no solo vendió cara su derrota, sino que tuvo la eliminatoria en su poder varias veces. Un tal Keylor Navas que ojalá fiche por los nuestros les agotó la testosterona. No sé a quién halagar más, si a los equipos que están pasando de ronda o a los que se van, pero los costarricenses se llevan la palma... Sigamos. Francia y Alemania, en un paralelismo de europeos contra africanos vestidos de verde, ganaron llegando a manchar el calzoncillo, sobre todos los alemanes, que tuvieron que minimizar el tikitaka y correr al ritmo de Schürrle... Y qué cojones de la selección argelina, que ha sumado velocidad y verticalidad a aquel rocoso equipo que no anotó un solo gol hace cuatro años. Me han encantado los zorros del desierto, pero mi debilidad en África, al menos en su anterior época dorada, eran las Águilas Verdes nigerianas. Francia al final se hizo con el mando, y los de Keshi (me cae bien este tío), se quedaron con la tibia y peroné rotos de Onazi (se han sacado rojas de mierda y esto fue solo amarilla...) y la sensación de haber hecho un mundial muy pero que muy digno. A lo tonto al final África ha hecho un torneo muy apañado. Solo quedaban dos selecciones por conseguir boleto a cuartos. Argentina y Bélgica hicieron buena su condición de primeras de grupo, como el resto de cuartofinalistas, y vencieron a Suiza y EEUU respectivamente. Los argentinos merecieron esa suerte de la que tanto hablan. La condición física de Di María bastó para derrocar a unos helvéticos hipermotivados. Por mucho que uno no se imagine a un suizo con el cuchillo entre los dientes, los tíos le echaron igual o más huevos que los albicelestes. Para suerte, pero mala, la de Ottmar Hitzfeld, el técnico suizo que se enteró del fallecimiento de su hermano poco antes de su último partido en los banquillos. Banquillos que dejan imágenes para el recuerdo como la de Wilmots y Klinsmann, dos auténticos cazagoles noventeros... Por si fuera poco la estima que le tengo a Bélgica, su entrenador sí que ya me gana, porque es verlo y recordar el gol más infamemente anulado que recuerdo. Uno se lleva el pase de ronda, y el otro la sensación de haber dado otro empujón grande al soccer en USA. Otra vez será para los gringos, un equipo con personalidad y que a mí me cae bien: el fútbol humaniza a los estadounidenses de cara al mundo.
La igualdad es la tónica general de este mundial, y ese está siendo un aliciente más aparte del excelente nivel futbolístico que hay. Una pena que España se haya ido tan pronto, porque hasta la fecha es el campeonato con mayor calidad y el más apasionante que estoy presenciando. Como curiosidad, decir que aunque se hable de que es un mundial con predominancia americana, en Sudáfrica 2010 tuvieron el mismo número de representantes en cuartos que ahora (Brasil, Paraguay, Argentina y Uruguay), mientras que Europa solo tenía a esas alturas tres. Las apariencias engañan, y mientras lo bueno se acaba entre una ensalada de prórrogas, goles in extremis y fútbol en estado puro...
La igualdad es la tónica general de este mundial, y ese está siendo un aliciente más aparte del excelente nivel futbolístico que hay. Una pena que España se haya ido tan pronto, porque hasta la fecha es el campeonato con mayor calidad y el más apasionante que estoy presenciando. Como curiosidad, decir que aunque se hable de que es un mundial con predominancia americana, en Sudáfrica 2010 tuvieron el mismo número de representantes en cuartos que ahora (Brasil, Paraguay, Argentina y Uruguay), mientras que Europa solo tenía a esas alturas tres. Las apariencias engañan, y mientras lo bueno se acaba entre una ensalada de prórrogas, goles in extremis y fútbol en estado puro...
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