Como ya casi es costumbre, de nuevo al zambullirnos y profundizar en la historia de un equipo, tocamos a otro. No hay mejor motivo que el enfrentarnos a ambos. En este caso, tanto monta, se trata de dos equipos checoslovacos, de hecho el primero nació siendo parte del Imperio Austrohúngaro. Allá por 1893 eclosiona el Athletic Club Královské Vinohrady. No se asusten, se trata del que tan solo un año después se comenzaría a denominar AC Sparta de Praga. Lo de Sparta creo que no hay que explicarlo, pero sí matizar que: uno, la sede del equipo cambió de la localidad de Vinohrady, que rehusó financiarles, a Praga; y dos, que el Sparta de Rotterdam tuvo esa greco-idea de naming un lustro antes que nuestros aún así originales checos. Más aún lo serían si hubieran mantenido su indumentaria original: negra y con una gran S en el pecho. A mí me acojonaría un poco tanta virilidad sin siquiera echar a rodar el balón (esta temporada la están usando de segunda, menos mal que el partido contra ellos son locales). Pero en 1906 cayeron en el tópico del viajecito a "las islas", la meca aún del foot-ball, y el presidente, como para decirle que no, se trajo de su periplo inglés unas camisetas rojo burdeos, que si el Arsenal (ese era entonces su color), que si los gunners molan y otro más que sucumbe a esa manida historia para identificarse cromáticamente. No obstante, la verdad sea dicha, los colores del Sparta también son el amarillo y el azul. El amarillo y el rojo son los colores reales de la ciudad, y el azul simboliza a Europa, o eso dicen. El fútbol pronto fue la sección dominante, porque no he encontrado más que la mención a una exhibición de patinaje en los albores de la organización. Y de repente, Ka-Boom!, la Primera Guerra Mundial paraliza todo, o casi, porque el campeonato de Bohemia (la Chequia actual tiene dos grandes regiones: Moravia y Bohemia, ésta última lugar de la capital y situada más al oeste), lo que decía, el campeonato de Bohemia se disputó de forma discontinua pero sin parecer directamente comprometido por el gran conflicto, y el Sparta ganó su primer título para comenzar a remontar la hegemonía inicial de su archirrival, el Slavia de Praga. Al acabar la guerra, ésta daría el testigo a dos hechos, cada cual más importante: la creación de Checoslovaquia, y el nacimiento en 1919 del otro club que nos atañe hoy, el Športový klub Slovan Bratislava futbal.
Los eslovacos no son el Slavia, pero casi, ambos hacen referencia a la esencia eslava de la zona. De todas maneras, en sus inicios se denominaron I. ČSŠK Bratislava (el I CzechoSlovak Sports Club Bratislava), abrazando al nuevo estado desde el principio, ¿eh? Ganaron su primer campeonato eslovaco en 1926. Porque nótese que a pesar de ser el mismo país, la región eslovaca no entraría en la Liga Checoslovaca (fundada en 1925) hasta 1934, de hecho Moravia lo hizo poco antes. Para esa época ya estaba acuñado el término Sparta de Hierro, Iron Sparta, para alabar las proezas de los de Praga, imbatidos en liga tres años y que amasaban campeonatos checos (y luego checoslovacos) cuando no estaban de gira por Estados Unidos (donde existió también el AC Sparta Chicago), y Barcelona entre otros. Por su parte, los de Bratislava, al parecer le endosaron un ocho a uno al Newcastle United en un amistoso a finales de los años veinte. El pujante fútbol centroeuropeo tuvo como máximo exponente en el mundial 34 a los checoslovacos, que subcampeonaron con una plantilla con mucha más representación del Sparta (7) que del Slovan (1). Entonces llegó la Segunda Guerra Mundial para deformar todo el entramado futbolístico que parecía estaba ya bien cristalizado. Se rompió Checoslovaquia, y por ende su sistema de ligas. Cada uno tiró por su lado, y a lo que es el Slovan le fue, como al célebre cómico checo y ex-portero del Sparta Vlasta Burian, de cine. Ellos ganaron varias ligas y los de Praga, por su parte, siguieron en el mainstream, batiéndose el cobre dignamente con el Slavia, que a primeros del pasado siglo era incluso más temible en balance. Los de Bratislava estrenaban además el que sigue siendo, tras varias remodelaciones, su estadio actual, el Tehelné pole, también llamado Estadio Nacional.
Tras la guerra ambos sufrieron la comunista imposición de un cambio de nombre: en el caso de los checos tardarían cuarenta y tres años en recuperar el original. Como curiosidad, los dos compartieron por un tiempo la palabra halcón (sokol) en su nombre. Aquí el que no corre vuela. Como nosotros, que tenemos que seguir con esto para no hacerlo más insufrible. Lo bueno es que ahora de nuevo hay liga checoslovaca y nuestros amigos unen sus caminos. De hecho, el Slovan gana tres seguidas tras la remodelación posterior a la guerra en 1949 (un poco antes anduvo por sus filas un joven Ladislao Kubala). Al igual que al gran jugador húngaro, la época socialista se le atragantó primero un poco más al Sparta y los eslovacos lo aprovecharon de la mano, por nombrar a algún capo, del gran goleador Emil Pazický. En los sesenta, la selección nacional hizo un gran papel nuevamente, y el Slovan proporcionó al portero Schrojf y al defensa Popluhár, titulares en la final junto con el capitán general de los espartanos en aquella época, el centrocampista ofensivo Andrej Kvašňák. Como ven, sacamos las grandes actuaciones en el plano de selecciones para calibrar el caché de ambas escuadras a cada momento. No obstante hay que sacar a la palestra una competición como la copa de un pino, la Copa Mitropa, una de las precursoras de la Copa de Europa, con la salvedad de que sólo participaban equipos centroeuropeos, balcánicos e italianos. El Sparta ya la había conseguido dos veces en 1927 y 1935, pero en 1964 tuvo un sabor distinto, porque la ganaron a doble partido contra... ¡el Slovan! Tienen que odiar los celestes esta competición, porque encima de no haberla ganado, sus máximos rivales eslovacos, el Sparta Trnava y el Inter Bratislava, sí lo hicieron por esa década. De todas formas, mientras el Sparta quedaba a las puertas de un par de finales de Copa de Europa poco antes, ya en 1969 el destino le tenía al Slovan algo más glorioso reservado en compensación, aunque los del Atleti sabemos que esa mierda no existe: ganaron al favoritísimo FC Barcelona la final de la Recopa de Europa en Basilea, dato que ha entrado entre vítores en mi memoria para información absurda de fútbol. A pesar de ser el único club checoslovaco, checo, eslovaco o eslovacheco en ganar un título reconocido por la UEFA, de lo que no tengo ninguna duda es que la joya de la corona de esta década es, sin embargo, el triunfo en el prestigioso Torneo de Caracas por parte del Sparta de Praga. Al parecer era un torneo veraniego intermitente que poco a poco fue perdiendo peso, pero que en su momento era lo más parecido al mundial de clubes que había. Los checos se lo ganaron al Deportivo de la Coruña, así que por mucho protosuperdépor que fuera, estaría ya la competición venida a menos, digo yo, aunque por mis huevos que esta excentricidad tenía que salir. Pero aquí no acaba esto. Me doy cuenta de otra morrocotuda sorpresa: el Slovan tiene nueve Intertotos. ¿Qué sentido tiene eso? Primero, ¿quién va a querer tantas? Y segundo, ¿cómo? si nunca me sonó siquiera ese dato. Hay trampa doble. Reducciéndolo al absurdo, antes de ser auspiciada por la UEFA, se fundó esta competición para que los suizos y demás siguieran apostando al fútbol en verano, y de paso dar algo de chicha a los clubes que no hubieran clasificado a Europa. El tema está en que al principio sí hubo ediciones con finales, e incluso la ganó doblemente otro equipo checoslovaco, de la parte eslovaca, el Slovnaft Bratislava, nombre raro por el que se conoció un tiempo al maltrecho y otrora gran club, Inter Bratislava. Pero ellos no se apuntan esas no, sino otras cuando el torneo eran varios grupos de equipos normalmente en las mismas coordenadas que los de la Copa Mitropa, pero con nórdicos y del sur también. Tan solo había un puñado de CHF como premio para todos los ganadores de grupo, que había bastantes cada edición, y solo por eso los eslovacos tienen la cara de adjudicarse las nueve que tienen, cuando no tenían ni trofeo físico. Si fuera así, entonces nuestros socios del Sparta tendrían cinco, pero ellos no hacen alarde. Hay que saber venderse, desde luego. Por cierto, el Atleti está en todos los fregaos, y participó en la única edición no UEFA que tuvo españoles, junto al Español de Barcelona. Caímos ante Ajax y Torino allá por 1968 y jamás se quiso volver a saber nada de aquello en la piel de toro. Y oootra vez nos hemos vuelto a rezagar contando anécdotas de mierda...
En los setenta el Slovan continuó rampante: los de Praga tocaron fondo bajando a segunda (dos añitos en el infierno) mientras los Králi Bratislavy (Reyes de Bratislava) ganaban la liga. Muestra de ello es que en la Euro 1976 el Slovan lleva a siete, por cero del Sparta. En los ochenta cambiaron las tornas, y los eslovacos se tiraron tres años en segunda. Por su parte los rojos se cargaron al Real Madrid en una UEFA e imitaron a la Quinta del Buitre ganando seis de las últimas siete ligas con el país unificado. Solo una leve revolución de terciopelo futbolística hizo al Slovan (cuarto en número de campeonatos checoslovacos tras Sparta, Slavia y el venido a menos Dukla Praga) quitarle la penúltima liga antes de que este país se partiera en dos, oficialmente en 1991 y balompédicamente en 1993. Entre medias llegó la segunda gran oportunidad para el Sparta de Praga de llegar a una final de Copa de Europa. En un formato feísimo, se quedaron a las puertas en su grupo, dejando al Barcelona, a pesar de ganarle en uno de los partidos de esta ronda grupal de semis, el honor de jugar y ganar la final contra la Sampdoria. Si llega a ser Sparta vs Samp hubiera estado a la altura de la Oporto vs Mónaco... Eso sí, se vengaron al ganarle a los catalanes el Trofeo de Ciudad de Cartagena de 1998. Pero lo cierto es que partir de la separación en dos países, todo es más monótono. Más allá de los jugadores más conocidos que han estado ligados al Sparta, como Siegl, Shkuravy, Novotny, Kouba, Rosicky o Nedved, básicamente ambos son los más laureados de sus respectivas ligas, si bien el Slovan tuvo un bajón que le volvió a costar la categoría a principios del siglo XXI. Pero los dos caminan con mucha más gloria que pena, aunque en Europa mejor no hablar... Tan solo unos cuartos de final de Europa League para el Sparta que llevarnos a la boca entre los dos. Los de Praga son seguidos bien de cerca por el Slavia, su acérrimo rival; en Eslovaquia se podría considerar al Sparta... Trnava el mayor oponente histórico del Slovan. Éste vive un momento de dominio mucho mayor que sus hoy compañeros de viaje checos, al mando de los Vladimir Weiss, entrenador y jugador respectivamente, porque no les tosen en el campeonato local desde 2018, mientras en Chequia anda todo más disputado. El Sparta vuelve a la Champions diecinueve años después, mientras que a unas unas tres horas largas de distancia, el Slovan debuta en fase de grupos. Definitivamente ha ayudado el aumento de participantes. Nos suelen salir bien putas las supuestas cenicientas, y tanto en el mítico y coqueto estadio Letná de Praga como en el Mertropolitano ante los eslovacos, la luna puede convertirse en "una daga manchada de alquitrán. Ay, Praga! Darling Praga..." (con voz cazallera de Sabina)
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