lunes, 17 de diciembre de 2018

¿Qué importa?

En toda competición se tiende a ensalzar la participación de los favoritos a ganarla, a ignorar supinamente a los rivales considerados más débiles, bautizados jocosamente como cenicientas o marías. La Champions, a pesar de tener en su haber año tras año a equipos con historia en mayúsculas, no es una excepción en cuanto a este machismo futbolístico. Y no queda ahí, no importa que en su momento hayas triunfado: solo importa el presente. El pasado para la mayoría es, como mucho, volver la vista atrás tres, cuatro, cinco años a lo sumo. Mas afortunadamente no deja de ocurrir, y de hecho va a más, la constatación de que los tiempos cambian, aunque sea ligeramente, y la fisonomía del plano competitivo muta de forma paulatina: la pujanza recurrente del Dortmund, la irrupción del Tottenham, sin olvidar algunos sorpredentes resultados como las victorias del CSKA Moscú ante el Madrid o la propia clasificación sin fisuras del Ajax tras no sé cuántos años. Los dominios de algunos van sucediéndose, incluso multinacionales con solera como el Manchester United o los dos milaneses sufren lo indecible para agarrarse a esta competición, o si quiera con tener opciones de disputarla. Pocos axiomas hay, solo Madrid, Barsa, Bayern y Juventus hacen cola los primeros en cada sorteo de octavos para evitar la hecatombe del planeta. Luego están los nuevos ricos habituales para completar el mainstream: PSG y Manchester City. No digo que no tengan historia, pero a cualquier chaval le preguntas por cuánto palmarés piensan que tienen y quedarían sorprendidos de la realidad... En la otra orilla, pero tratando de llegar al mismo mar, se encuentra el Atleti. Seguramente habrá otros, pero el protagonismo en cuanto a perseguir la gloria en esta competición desde el trabajo más esencial se lo dejo exclusivamente a mi equipo. En otras décadas fueron Valencia, Leeds o Stade de Reims. Y de eso va el tema, Don Luis dijo una vez que "del Subcampeón no se acuerda nadie". No estoy de acuerdo. Los primeros que se acuerdan, y más que de la propia victoria futura o pasada, son los que han terminado en esa cruel y loable posición. Con lo difícil que es llegar hasta ahí, y los que se acuerdan de ti suelen ser para usarte como ejemplo perdedor, afirmación objetiva no obstante. Probablemente el equivocado sea yo, aunque no quiero que suene a que me conformo, yo no soy Faemino y Cansado, y no pienso que "subcampeón sea mejor que campeón", de hecho creo que ni ellos lo suscriben más que para hacer humor. Lo que trato de expresar es la grandeza histórica que hay detrás de cada institución, y que este torneo, sin uno mira hacia otro lado para olvidar lacras arbitrales y financieras, es un patrimonio que crece año tras año. Batallas increíbles, jugadas y goles de ensueño por su factura o por su valor. Yo seguiré adoptando por unas horas estas historias, y les daré protagonismo a esos momentos siempre que intersecten con el Atleti, porque más tiempo no tengo, ya quisiera yo... Todo sea que comience la superliga europea esa y ahí a ver quién es el guapo que reniega de jugarla y prefiere al Steaua de Bucarest o al Celtic de Glasgow. Mientras tanto, no tenemos que irnos muy lejos para ver cómo los a priori considerados meras comparsas también impactan directamente en el devenir...

Porque estos dos partidos del cierre de la fase de grupos nos dejaron una inesperada alternancia en la primera plaza. Parecía que ni Borussia Dortmund ni Atleti la querían, y lo que también pasaba era que el Brujas sabía a lo que jugaba. Esos dos empates a cero tienen una parte de negligencia en ambos clasificados, yo soy el primero que pensaba que íbamos a ganarle a los belgas y que deberíamos haber ganado, pero el rival también merece respeto, si no que le pregunten al Mónaco, semifinalista hace dos ediciones y subcampeón en 2004 y que ahora saca unas alineaciones que recuerda a los niños del frente nazi pero en negro. Ni olieron la Europa League de la tercera plaza. El propio Brujas fue subcampeón en el 78 ante un Liverpool que vuelve a ser tenido en cuenta desde el año pasado para ganar la orejona tras casi una década en el olvido. Está bien asumir los ciclos y no estar todo el puto día recordando tiempos pasados, pero me parece al menos pecado venial no conocer un poco más de los clubes de fútbol históricos y qué coño, de los no históricos también, porque si para la mayoría es importante solo el presente, hablemos del Young Boys, hablemos del Hoffenheim, de la vuelta del Estrella Roja tras 26 años, y si no, al menos dejadlos participar en el futuro elitistas de mierda. De momento, en próximas entregas, y ya que en octavos vamos a Turín, hablemos del Torino FC, y si acaso un poquito de nuestro rival en octavos: una vieja señora que encima no es ni MILF. Puto Luis García... ya podías haber sacado al Oporto... 

Yo nunca tuve la ilusión de ganar la Copa de Europa, pero llegó Simeone para implantármela en lo más profundo de mi ser, permitiéndome vivir todos los escenarios habidos y por haber en el camino hacia el triunfo menos el triunfo en sí, y ahora año tras año es un deseo incontrolable... algo que creo que ni cuando vuelvan las vacas flacas algún día dejaré de anhelar. Por eso afirmo que soñar no es gratis, consume tu realidad. Ya queda menos para febrero, para resolver la incógnita, aunque al mismo tiempo doy gracias por tenerla aún sin resolver. 

1 comentario:

jairo F.Quindós dijo...

Que gran articulo, me siento como tu, Simeone nos ha dado un gen ganador o soñador, nos ha transformado de pasar a conformarnos con una clasificacion para la champions a darnos esas ganas de lavantar una orejona que por crueldades del destino se nos ha escapado en 3 ocasiones...
PD te animo a que leas esta entrada de mi blog y votes por nuestro mejor once
https://losmundosdejairo.blogspot.com/2018/12/ayudadme-elegir-el-mejor-once-del.html