Hace siete semanas, que no siete meses, era imposible levantar una piedra y encontrar a alguien con algo de esperanza en pelear la liga y entrar en el preciado Top-8 de la Champions. Pero, en un giro paulatino y aperaltado, el equipo ha ido creciendo sobre porterías a cero y victorias casi sonrojantes para algunos de pobres, y ahora, con permiso siempre de las lesiones (larga vida a Luis Piñedo) ha surgido un once tipo, un esquema, un plan, y por tanto, una ilusión. Lo que en el Villamarín parecía el principio del final pasó a ser el final del principio, y de qué manera. La primera parada fue un zozobrante triunfo en Vic, mientras los demás primeras ya goleaban a los veinte minutos. Se ganó a un Las Palmas que aún no sabíamos lo que iba a hacer en Montjuïc. Triunfo milagroso y repudiado por muchos, en París. Mallorca casi más de lo mismo. Con el Alavés hubo que picar piedra. Pero Pragadolid confirmó la mejoría del equipo a falta de rivales de más caché, sin embargo el Cacereño nos los puso de bandana, pero la tendencia ha era ascendente y las victorias ante Sevilla (partido para la década) y Getafe, por mucho que no sean Hors Categorie, no hacen más que construir sobre los cimientos de esos triunfos feos y vergonzantes a ratos que tan bien nos vienen ahora para mirar de soslayo a un Barcelona que de tan perfecto que era ya no lo es tanto. Todo esto viene a cuento de que vamos allí sin el gancho, y aunque no queremos ni oír hablar de nada que no sea el partido a partido, uno ve por fin el atacante que es Julián, la garra de Giuliano, el poderío de Llorente, ve involucrado a soyuntruhánsoyundepaul, a Sørloth sin una puñetera mala cara resolviendo desde el banquillo, a Koke siendo útil en las segundas partes, y no puede más que disimular la ilusión, máxime cuando pintaba esto tan putamente mal hace nada y ahora estamos ahí, molestando. Queda un partido para acabar el año donde lo más normal es perder, pero lo que no es normal es no sorprenderse, por no decir asustarse, de cómo vamos a llegar y del porvenir: el Antequera es líder, el Atleti colíder, y encima el año próximo puede empezar viendo en directo a mi Atleti en mi querida Rosaleda con el Mundial de clubes de propina. Ilusión es poca, como una vela a Santa Tecla, que por fin nos socorrió Cholo y fichajes mediante.