jueves, 30 de noviembre de 2017

Crónica tan larga como una eliminatoria de dieciseisavos de copa

Han pasado muchas cosas desde la última crónica. Ha desaparecido un submarino argentino y la ausencia de noticias son malas noticias, Grêmio ganó a Lanús la Libertadores, Italia no va al mundial, Perú vuelve a uno, nos han dejado Feliciano Rivilla y Su Majestad Chiquito de la Calzada. Mientras, yo sigo con mis mierdas, que en parte son las del Atleti. Sin duda la peor es que estamos prácticamente fuera de la Champions, nuestro sueño húmedo. Casi tan pocas opciones como que los pobres 44 tripulantes del ARA San Juan vuelvan con sus familias. No es que no crea que podemos ganar en Stamford Bridge, sino que pedirle al Qarabag más machadas de las que hicieron ante nosotros ya sería de "dame el número de tu camello". Duele y mucho, pero aparte del posible título europeo que también nos ha dado alegrías en el pasado, estaría la vía Champions directa. Al menos eso creía, aunque me han comentado que ya no hay previa de Champions en España (lo de quedar quintos no lo contemplo). Total: que la Europa League sería para ganarla, aunque fuera la mano que sustituye a la vagina, a mí no me disgustaría. Hay que pelearla dignamente y luego nos iremos emocionando, sobre todo si nos ponen los rivales... 

¿Y en liga? Tras el último partido en Levante, donde por fin el Cholo ganó, pudimos constatar un cambio físico, moral, anímico y de juego. Los nuestros salieron a morder fuera el marcador que fuese, y por eso un Levante que está instalado en la zona tranquila quedó caricaturizado cual farolillo rojo. Un gran peso de encima que cae tras ganar en ese estadio tras casi diez años joder. Encima se confirman mis presagios y los de muchos, y en cuanto Antoine se ha cambiado de peinado ha empezado a meter goles además de partirse el pecho, que eso nadie lo discute que lo hacía ya. Casi que mejor noticia aún es el retorno goleador de Gameiro, le necesitamos con o sin Costa. Del resto de no habituales, me da a mí que muchos se van a pirar y poca gente va a lamentarse por ello (por supuesto, más abajo hablaremos de Luciano Darío Vietto). Yo casi que dejaba a Giménez, Correa y Torres de recambios para todo y ya está. Invictos en liga con una impecable media inglesa, lástima que a años luz del título y virtualmente fuera de Champions. Pero aún en tres competiciones, porque si escribo hoy es para hablar de la vuelta de Copa, que a pesar de haberse prolongado más de un mes en el tiempo no he podido insertar nada en medio.

Giménez abrió la lata con un corner old school que siempre nos recordará a los años del plomo desde el balón parado. El charrúa estuvo omnipresente, como Lucas, como Rambo Savic (que casi marca)... Qué bien estamos en todas las líneas cuando todo el equipo presiona. Moyá, único damnificado (aparte de los canteranos que por el incierto marcador de la ida no tuvieron bola). El equipo no se andó con chiquitas, y al igual que los últimos encuentros no bajó el pistón tras adelantarse. Obviamente la entidad de los rivales no era para tirar petardos siquiera, pero qué os voy a contar yo, si todos vimos lo que pasó con un equipo azerbayano hace poco. Por cierto, ninguno de los goles los vi en la emisión en directo. ¿Gafe yo? Iros al peo. Me perdí los dos primeros volviendo a casa, y al ver el marcador tenía la esperanza de que Vietto hubiera marcado: me siento fatal por el chaval, que es que encima tiene una cara de niño que ni Solskjaer. Pero NO. No hubo más verle la cara en una de sus múltiples ocasiones antes del medio tiempo para saber que él no había sido el autor de algún gol. Después una sucesión de rutinas: que si prepara la ropa, el biberón del niño, pon lavadora... En esas me confío, dejo al niño en la cama, y aun teniéndolo a escaso metro de mí no puedo evitar que se caiga. Yo no tengo tantos reflejos como el portero del Elche. Me puse de mala hostia, me sentía fatal por ese descuido y me encojoné en hacer cosas del hogar en vez de ver el partido. Si es que ya me lo habían dado a entender ese día en el almuerzo: soy un gilipollas considerable. Volvamos al partido después de esta bonita excursión a mi psique.




Además de que Carrasco acabó un partido de una santa vez, una de las grandes noticias fue que Torres dio su enésima lección de cómo un jugador ha de defender la camiseta del Club Atlético de Madrid, y se curró un doblete más que merecido. Necesitamos a Fernando en nuestro equipo. Pero Vietto... lo de Luciano ya es para tomárselo a cachondeo si no fuera porque somos buena gente. Está total y absolutamente negado de cara a puerta. Se acordará de Guille Vallejo toda su vida, porque las tuvo de todos los colores para batirle y nanai. Me recuerda a mí en mi última temporada cuando jugaba: "hoy va a ser mi día", "hoy me salgo", y luego bluff. Entre que parece blandito por dentro y por fuera, que no es delantero centro, que no es mediapunta, que mala suerte, que buena suerte del rival... Ya es resignación más que rabia lo que se le ve. Dudo que haya más opciones para él de jugar en el Atleti, pero le deseo lo mejor. Seguro que se pira a otro sitio y las enchufa, ojalá eh, pero lo que está claro es que la camiseta del Atleti le está cuatro tallas más grande por muy ajustada que se la pida al utillero.




Vamos cerrando por aquí. Funcionarial triunfo, con muchas conclusiones de cara al mercado de invierno y con un valor añadido si vemos lo que le ocurrió a la Real Sociedad, nuestro próximo rival, a manos del Lleida que, valga la redundancia, quién sabe si será nuestro próximo rival en el torneo del KO. Vamos mejorando.