lunes, 29 de enero de 2024

Un hueso

En un partido de la primera era Cholo, la de la intensidad y el 442, dijo el magnífico Michael Robinson: "El Atleti ha sido como un perro y el <tal equipo> un hueso". Pues ayer me vino a la cabeza esa frase. No es igual, pero cuando el equipo fluye y le pone ganas, recupera ese semblante, en el que también él mismo es un hueso atrás. De esa osamenta me enamora Reinildo, que ha vuelto con ritmazo, mejorando lo presente con Mario Hermoso, cuya transformación para bien hizo que finalmente el jugador se comiera al personaje. Mejor no compararles, sino sacar lo mejor de ambos hasta el final. Todos correctos, pero esa exhuberancia de De Paul (sin ese peinado también vuela) y esa pericia para resolver unos contra uno de feLino, son para remarcar. Griezmann sigue cansado, pero en plan perfumista, siempre suelta algún pase clave. Koke, si dice Juanfran que hizo un partidazo, porque yo soy un cegato a la hora de analizar, me lo creo a pies juntillas. Hasta Molina, incluso Savic, estuvieron correctos. No hago ningún tipo de mofa con Stefan, uno di noi siempre, eh. Pero ahora que me viene a la cabeza, quizá lo más inesperado y mejor noticia es la pegada y mejoría de Memphis. Le piqué varias veces dándole cera aquí y me está respondiendo el neerlandés, fijo en mis Fantasy de selecciones, con goles y jugadas de delantero caro. Ojalá no se lesione, como el gran Reinildo, que por suerte o por desgracia no pudo llegar más lejos con su Mozambique en la Copa África. Me está dando la vida poder verla gracias a un senegalés que me topé en el Bauhaus. La de Asia ya la tenía por youtube. Este finde presencié la machada de Tayikistán o la fortaleza de Nigeria: se llama felicidad. Pero el Atleti es lo primero, y por eso solo vi la prórroga (se me cayó en los penaltis) del Egipto - R.D. Congo. Siempre con los negros en estas lides. Bastantes ganaron ya los faraones... Volviendo a los nuestros, ya llueve menos en la lucha por la Champions. Yo miro solamente al Bilbao en todos los sentidos, y por ende al Rayo. Este derbi aplazado es el que hay que ganar a día de hoy, para tener un cálido colchón antes de ver si la gitana de las cartas tenía razón o, como nosotros, estaba loca de verdad. Todo a su tiempo.

viernes, 26 de enero de 2024

Intensa calma

¿O era agarrotamiento? Tan cerca y tan lejos de las semis. Este equipo se supera haciendo dramáticas ensaladas de emociones, que te tironean las pulsaciones como un cani con su Jog trucada. Al menos siguen terminando con final feliz en Copa. La víspera parecía como si se hablara más de los rivales en la próxima ronda, y más aún de grato que era que no estuviera ya el Parka, que de que enfrente había un rival reincidente, correoso, copero, y sobre todo dispuesto a llegar a toda costa a los penaltis, donde eran superiores. Hablando de los once metros, ahí fue donde por radio le empecé a tomar el pulso al partido, tras casi perder el mío propio en mi cirugía de "corte de grifo". A buen entendedor... Se falló, había que seguir remando, zapando, sobrevolando... Y así transcurrían los minutos, conmigo ya en primera fila con mi móvil sin moverme apenas, varado entre la parsimonia sevillana. No sé si eran los rescoldos de la sedación, o el manido miedo a que se escape el sueño en un escenario favorable, pero yo estaba lento, letárgico, como sin estar allí, con Marcao juez y parte de todo. Esto era un callejón con la salida cada vez más estrecha y oscura. Entró la moranca de Rakitic, mientras Ramos y el "Webo" Acuña me producían náuseas e incomodidad a partes iguales. Pero los más morrocotudos fueron los cambios del Cholo. Quitar de una tacada a Antoine y Morata para meter a Memphis y Correa me descorazonó tanto que ahí sí que me desperté, pero fue para peor. No daba mucho crédito, la verdad sea dicha. Seguían los goles anulados, los "son malísimos, pero éstos nos llevan a penaltis", y al final llegó lo soñado por Simeone y todos los que estábamos más tensos que en quirófano. Gol de Depay a pase de Angelito de Arabia. Digno de una novela barata y previsible, para cualquiera menos para nosotros, que no sabemos más que sufrir y nunca vemos venir los quiebros del destino de nuestro Atleti. Para más inri, ese último segundo truculento, que dentro de mi apatía de ayer, me hizo murmurar suplicando que no se concediera un penalty (me cago en tu calavera, Barrios) que nos habría sumergido en la mierda más absoluta de haber entrado. La Titoneta sigue colgando talismanes en su timón, Mario Suárez comentando en ESPN es uno de ellos, porque lo digo yo que soy el capitán. Pronto habrá que entrar en Nervión, pero no donde los palanganas afloran, sino el de la ría de Bilbao. Una batalla parricida donde en negro nos ganan ellos y en color nosotros entre los quince enfrentamientos coperos a lo largo de la historia, que ya lo he mirado. Hay que cargar víveres para llegar vivos a tan hostil terreno, aunque ya sepamos lo que es pasar una eliminatoria allí. Que al pasar por su lado, esa Gabarra atracada desde hace cuarenta años no nos inspire pena alguna, porque ellos no la tendrán de nosotros.

"La Copa que trajo nuestro Antic, 

que yo la sueño y deseo tanto,

y que Miranda también nos dio,

contra el Real Madrid (BIS) "

viernes, 19 de enero de 2024

Humildad como reliquia

Desde nuestro prisma, la narrativa de los derbis está llena de puntos de inflexión, afines las muchas veces al abismo de la amargura, siempre tangenciales a la locura. En Copa nos sabemos aún más iguales que en Europa, pero tras el drama saudí, había una sensación similar a la de Milán: si se cae, la brecha será inolvidable a pesar del buen balance global; el fútbol tiene memoria, pero pivota y se retroalimenta solo de la épica del ganador. Y basta de florituras, que estoy más exhausto que Carlos Sainz de tanta piedra en el camino. Lo cierto es que esta vez, a lo Rocky, a lo ensayo-error, a lo final del 2013, a lo qué se yo, aguantamos, aprovechamos, fuimos retráctiles, y alcanzamos una merecida catarsis en la prórroga, justo cuando el partido ya sale de órbita y los conceptos tácticos se desprenden como tejido muerto, fagocitados por el instinto de supervivencia. Ahí, esta vez, la moneda cayó por el lado de la sencillez y el no agachar la cabeza ante patéticos monigotes. Antoine se administró como nadie, quizá demasiado, pero todo se justificó cuando bajó del altar de la hagiografía colchonera, se dejó de gilipolleces y nos subió adonde él duerme, con moraleja además para el más tonto de la clase... Aún quedaba ordalía, lo sabíamos de sobra, porque nuestro rival es el adversario por antonomasia y por los precedentes recientes. Eso sólo era volver a postrar a la bestia, pero fue Riquelme, a pase de un correcto Memphis (pélate ya!!!) quien le cortó la cabeza: sangre blanco merdellón y linfa violácea. Me recordó a mi paroxismo en Tallinn. Esta vez en silencio, con la Titoneta zozobrante a mi lado, cayendo finalmente de rodillas, rodeado con la manta noruega y un pijama de navidad. Esta vez con el extra de cobertura wasapera con el Bati, porque lo veía por la tele. Hablando de la retransmisión, no se entienda esto como falta de respeto, pero el gran Mario Suárez me gustó más como comentarista que como jugador. Un indio contra dos madridistas: pocos son. Lo malo es que en estas ocasiones de alegría, siempre echo el freno de mano, como si no fuera merecedor. Siempre busco atenuantes para sosegarme, fruto de mi espíritu pusilánime. Sobre todo, trato de actuar en actos cotidianos como si hubiera ocurrido lo contrario, para no olvidar de dónde yo vengo y de cómo fallo en el resto de obligaciones. Nunca es tarde para cambiar, pero es que no es fácil ser yo, ni decir tiene ser del Atleti, porque yo soy el Atleti. Y por eso sostengo que es el equipo del que más difícil es ser, por quién tenemos al lado, no hay problema en reconocerlo, pero sobre todo por la inefable manera de subir y bajar de las nubes. Hoy salió cara, mañana a ver qué sale en el sorteo. Aquí el "partido a partido" me la suda, yo quiero la Copa y si no moriré ahogado y sin abandonar a mi tripulación.


"A mi manera, ilusionado, en un velero que me lleva a todos lados;
con el Batiato, muy motivado, y con el Tito con el que otra Copa ya viví;
yo que te animo y que te quiero tanto, 
Simeone puso mi corazón latiendo por ti, latiendo por ti..."

jueves, 4 de enero de 2024

Quemar las naves. Soltar amarras

La liga se quema. Hablo de jugar la Champions, se comprende. Aunque para los muchos ultraoptimistas, que no por ello son más atléticos que yo, había que llegar a un desenlace así para corroborar que ganarla era un chiste bien contado. Así que en ese frente, a mirar al norte toca. Al País Vasco en concreto. 

No vi la primera parte, con mi ajetreo familiar, esta vez en Córdoba, donde me crucé algún rojiblanco, pero el Bati me hizo percatarme de la máscara de hierro inicial mediante un demoledor «q asco». Él se refería a la mano. De esas manos idiotas que le das palante y patrás y según el cambio o el ciclo menstrual del árbitro se pitan o no. Como buen gilipollas que soy, saqué pecho de que «esto lo sabía yo», renegué de ver a mi equipo y por poco no llega el empate mientras chateaba, sabiendo que me engañaba a mí mismo y que quedaba poco para ponerme el partido. Solo faltaba ser el último despierto, como les diría el Cholo en el descanso o a mitad de la primera parte, pero como digo, no la vi. Así que mejor me callo, como cuando mi niño ayer rompió un imán de nevera de un escaparate de calle Deanes y solo pagué otro sin romper. El karma no existe, pero los remordimientos sí, como los malos recuerdos de este partidazo y de la pobre elefanta Flavia. Va por ti esta crónica, guapa.

Me costó tanto asimilarlo que anoche mi mente volvía al empate como mal menor hasta que la pobre se daba cuenta de que habíamos perdido... Porque De Paul jugó una segunda parte imperial, como si se enfrentase a Paraguay en la final de la Copa América. Y que lo hicimos muy a pesar de la inolvidable exhibición de Morata. Nunca una mala palabra de mí de este chico, y para variar éste me ha salido bueno, porque en mi debe también estuvo proteger a Jackson Martínez y muchos de cuyo dorsal no quiero acordarme. El chaval siempre está ahí, ni una mala palabra, muy protestón y apariencia de blando sí, pero ahí sigue. Más bueno que una sopaipa Alvarito. Porque si fuera por Memphis... Vaya decepción la que llevo con el rastaman... Y con esos cambios del Cholo. Si bien el Girona estaba entero, habíamos hecho una gran segunda parte, de equipo de fuste y capitel, pero esos cambios (sin desmerecer al gran Azpi)... ¿Pa qué fragmentar en taifas el buen entramado que había? Si ya quedaban menos de diez minutos... Sin sentido. No voy a echar más gasolina al fuego porque la pago yo, pero esas sustituciones me succionaron el ánimo hasta a mí. Además, tampoco creo que fuera ese el motivo de la derrota. El Girona juego muy bien pero está bendito. Solo hay que ver el cuarto gol, casi sin mirar, de los que yo meto cuando me aturrullo de cuando en vez, en legítima defensa, sin saber ni porqué hice eso.

Total, crudelísimo final incluso para mi curtido lomo. Para levantarme de este mazazo, que por desgracia esperaba, aunque animaba al equipo como los del guapísimo bufandeo del córner. Digo, para sobreponerme, solo queda una cuerda que se cortará para soltar amarras el seis de enero, en Anxo Carro, desde el río Miño rumbo a La Cartuja vía el Guadalquivir, cuyo curso soslaya antes a su derecha el casco Histórico califal, que tengo el poder de tener tan cerca, y al que seguro vuelvo pronto. Si no ¿de qué escribo yo tan gongorianamente y tengo este cacho de nariz?

Hemos quemado todas las naves en liga tras darlo todo en Girona, dimos la del pupas, por mucho que me duela decirlo, pero en la Copa vamos haciendo guantes por el túnel de vestuarios que ya toca salir a noquear en Lugo. Embreando la Titoneta me hallo, no tengo ni pura idea de navegar, y los que vienen conmigo menos, pero el Atleti me lleva. «No hase falta disir nada más». Con voz de Schuster, el que metió el chicharrazo de la del 92. Si está todo conectado joder. 

"Hay quien dice que...
Ganar la copa el rey es complicado,
No voy a perder, 
yo no quiero ser un indio maltratado..."